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Para su suerte los dos días de hospitalización pasaron casi sin problemas; lo único destacable, aparte del agradable descubrimiento de haber congeniado bien con Iida y Midoriya, fueron los dolores abdominales. Con el tiempo, las dosis habían aumentado, su cuerpo se estaba acostumbrando y era más difícil mantener bajo control sus calores y ocultar su aroma, eso tuvo consecuencias desagradables, nada que no pudiera sobrellevar, por supuesto, pero eso no quitaba la molestia de los síntomas.

Sus días de descanso luego de las pasantías y hospitalización no ayudaron a la supuesta recuperación que en teoría tendría en casa. Su padre estaba enojado, lo sabía al ver su expresión luego de dejarlo en el hospital, pero tontamente creyó que estaría de mejor humor en los días de su ausencia. Ahora, caminaba a su primera clase con quemaduras y moretones en el torso, combinados con cortes, no tan pequeños, sobre los brazos y varias partes del cuerpo. Ese día su viejo se entusiasmó con las armas blancas, por suerte esquivó varios gracias a sus reflejos, por desgracia aún es demasiado lento comparado con Enji.

Se dio cuenta que era uno de los últimos en llegar, para su suerte no muchos le prestaron atención más allá de radiantes buenos días y uno que otro asentimiento de cabeza. Sin prisa, viajó directamente a su escritorio, recibiendo la suave sonrisa de Yaoyorozu.

—Buenos días, Todoroki-san.

—Buen día.

—¿Cómo estuvo tu pasantía? —giró ligeramente el torso, dando su completa atención a Todoroki.

—Bien —dijo, sintiéndose estúpido por la falta de conversación.

Todos parecían más dispuestos a acercarse a él luego del festival deportivo, fue abrumador la primera vez, aún seguía siendo incómodo y la mayoría del tiempo no hablaba a menos que le preguntaran algo o fuera necesario.

Lo habían intentado y Shoto estaba agradecido, fue... agradable.

Yaoyorozu en ese momento le daba su total atención junto a esa mirada paciente que antes ya había visto en Midoriya. Era momento de corresponder a la simpatía de sus compañeros y ¿quien mejor que la amable Yaoyorozu?

—Fue... duro, mi padre es un hombre estricto —le respondió con cuidado, dando una respuesta vaga, pero lo suficiente satisfactoria, agregando antes de que preguntara por Stain — ¿Tu pasantía?

Un suspiro salió de los labios de la alfa, prosiguió a contarle del comercial, las patrullas y de varios consejos de parte de la heroína profesional, por su parte, Shoto la escuchó atento, sin contar el comercial, sonó como una buena experiencia.

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—¡¿Quieres comer con nosotros?! —el alfa preguntó demasiado alto para su gusto, atrayendo la atención de sus pocos compañeros aún presentes. Miró a Uraraka golpear su frente, Iida parecía extrañamente indulgente ante una clara falta a las normas de comportamiento, las risitas de Mina y Hagakure lo confundieron más.

Un escenario extraño, las veces que comía con el Deku Squad, Uraraka lo invitaba, Izuku e Iida esperaban atrás, Midoriya siempre tenía aspecto nervioso, mientras Tenya le daba palmaditas en la espalda, muy extraño.

—¡Maldita sea, nerd! —Bakugo gruño en su dirección, interrumpiendo las divagaciones de Todoroki —¡Controla tus putas feromonas!

La cara de Midoriya adquirió un color rojizo intenso, redirigiendo su atención al otro alfa pidiendo disculpas, mientras Kirishima trataba de calmar al rubio. El aroma de Izuku aumentó con cada intento de disculpa fallida, perforando su nariz y por un segundo quiso abrazar a Midoriya para impregnarse del olor.

No, no, no.

¡Estúpido omega!

Apartó la mirada, cubriendo su nariz. Esto pareció captar la atención de los demás, porque Bakugo dejó de gritar, Kirishima parecía preocupado al igual que Uraraka e Iida, Mina y Hagakure cubrieron sus bocas mientras lo miraban.

—Los alcanzaré en un momento.

Sin dar tiempo a responder, tomó sus cosas saliendo del salón casi trotando.

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Shoto revisó los baños asegurándose de estar solo, se metió al cubículo más alejado de la puerta, dejando salir el aire contenido en sus pulmones. Con manos temblorosas sacó una cápsula, tomándola sin pensar.

Casi flaqueo ante sus instintos hace un momento, rascó sus brazos ante la sensación fantasma de hormigas, su omega interno se sentía triste. Su corazón comenzó a latir ante la imagen de Midoriya correspondiendo su abrazo y su omega ronroneo aceptando esa imagen mental.

No, no, no.

Solo eran instintos omegas, trato de ignorarlos como siempre lo había hecho.

¿Por qué ahora era tan difícil?

Sin pensarlo demasiado, tomó otra cápsula.

Imperfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora