Capítulo veintinueve

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29 | PINTURA.

♪ I've heard of a love that comes once in a lifetime, and i'm pretty sure that you are that love of mine
(He oído hablar de un amor que llega una vez en la vida, y estoy bastante segura de que tú eres ese amor mío) -Dandelions. Ruth B.

El cuadro de mi habitación sigue incompleto.

Ya no pasó mis noches en vela de pie frente al lienzo, pero, ahora, cada mañana antes de ir al estudio de Henry, lo veo con pena y culpa porque por alguna razón no logró terminarlo.

Este último mes me di cuenta de que no se trata de mi capacidad para pintar, simplemente es algo con ese cuadro.

Hoy, sin embargo, no me importa nada de eso.

Hace mucho tiempo que no siento este tipo de inspiración. Ni siquiera me había molestado en sacar las pinturas. Muevo mi lápiz sobre mi cuaderno, mientras tarareo una canción.

—Deberías intentar con hiperrealismo —Doy un ligero salto cuando escucho su voz. Me giro hacia Henry que está recargado detrás de mí observando mi dibujo, ni siquiera lo sentí llegar.

—Pensé que no vendrías hoy —Tomo mi teléfono y bajo la música.

Se encoge de hombros tomando mi cuaderno. —No pensaba hacerlo, pero recordé que hoy le había prometido al departamento de escultura una visita. Iba a cancelarlo, pero Mary me dijo que estaban muy ilusionados.

—No puedo creer que la gente se emocione por verte —Bromeo, porque si puedo creerlo, yo fui una de esas. Aún me cuesta creer que lo tengo como amigo.

Abre la boca indignado mientras su teléfono suena. —Lo dice la que casi llora cuando me vio por primera vez —murmura sacando su celular.

Suelto una risa lanzándole el lápiz, él lo toma en el aire y aprovecho eso para quitarle mi cuaderno. Esta vez no pienso dejar que rompa lo que hice. Aunque no esté perfecto, lo quiero para mí.

—Vaya —responde Henry a su teléfono—, ¿A qué debo el honor de escuchar tu voz? —Se endereza con el ceño fruncido— Justamente estoy con ella —Alzo la mirada al escucharlo—, bien, les pediré que te traigan aquí.

—¿Todo bien? —pregunto confundida.

—Sí, solo una visita —responde como si nada, entonces se me acerca nuevamente quitándome el cuaderno, lo abre dejando ver mi dibujo—, debes añadir color, el iris de un ojo es diferente al otro, ¿Lo notas? —dice mientras aleja un poco el cuaderno.

Sonrío y asiento. —Lo sé —murmuro extendiendo mi mano para que me lo entregue—, así me gusta, con el color distinto.

La puerta del estudio se abre dejando entrar a una mujer que a simple vista parece un torbellino de entusiasmo. Ana, la esposa de Brandon.

—Hola, ¿Puedo pasar? Claro que puedo, ya estoy dentro.

Henry gira y sonríe al verla. Los ojos de Ana se van directo al cuaderno en las manos de él. Sus ojos brillaron y abre la boca emocionada.

Ay, no, qué vergüenza.

Le arrebató a Henry mi libreta y la cierro sintiendo mis mejillas ardiendo. Quizás Henry ni siquiera lo notó, pero a Ana solo le bastó un segundo saber quién era mi inspiración.

Henry ni siquiera la deja hablar cuando la envuelve en un abrazo.

—Ana, ¿Cómo estás? —pregunto detrás mientras guardo mi cuaderno en mi bolsa.

Perfecto Caos ✔ (En librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora