Extra cinco: Tatuaje.

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JUDITH.

—Alexander —La voz de Paxton suena a través de los altavoces del auto y juzgando por la mención de su segundo nombre, no parece muy feliz—, ¿Por qué llegó el pediatra?

—Por seguridad —responde Mason con la vista fija en la calle. Suelto una risa y niego.

Esta es la primera vez que dejamos a Oliver solo, al menos sin alguno de los dos presentes. Sophia se ofreció a cuidarlo y ni siquiera habíamos dejado el estacionamiento cuando ya nos estaba llamando porque, en sus palabras: Oliver la odiaba y no dejaba de llorar.

Paxton era el único que estaba cerca, así que él se ofreció a ayudarla. Yo confío en ellos y sé que Mason también lo hace, pero no puede evitar estar nervioso. Quiere tenerlo cien por ciento cuidado. Así que le habló a su equipo médico.

¿Un poco sobre protector? Si, pero cuando se trata de la seguridad de nuestro hijo, no hay forma de lograr persuadirlo.

—A ver idiota, ¿Puedes confiar en nosotros? —Se vuelve a escuchar la voz de Paxton de fondo seguido de un quejido—. Sophia, ¿qué mierda?, ¿por qué me golpeas? —Gruñe. La risa de Oliver suena de fondo enterneciéndome al instante.

—No digas malas palabras frente a Oliver —farfulla Sophia provocando otra risa de mi bebé.

—Les pediré que se vayan, confía en nosotros. Sophia y yo hacemos un buen equipo.

Mason suelta un suspiro profundo cuando la llamada se corta.

—Todo estará bien —digo tratando de tranquilizarlo—, y Levi y Aiden ya van en camino.

—Lo siento —responde Mason entrelazando nuestros dedos, eleva nuestras manos hacia su boca y deja un beso sobre el dorso de la mía—, no es que no confié en ellos —Aclara—, solo que, a veces son un tanto...

Suelto una risa al ver que no sabe qué palabra usar.

—Paxton y Sophia podrán ser muy... Paxton y Sophia, pero ambos aman a Oliver, nunca permitirían que algo malo le pasará.

—Lo sé —murmura mientras se estaciona afuera del departamento de mi hermano—, ¿Quieres que baje contigo? —pregunta mientras desabrocho mi cinturón. Niego, lo tomo del cuello de su camisa y lo jalo hacia mí para unir nuestros labios en un fugaz beso.

—No tardo, solo firmaré.

Él asiente y yo, sin esperar más, bajo del auto. Jace me había pedido que pasará a firmar unas hojas sobre la venta de unos cuadros de mi nueva exhibición. Y aunque debería venir a firmar hasta mañana, justo como lo planeamos, decidí adelantarme aprovechando que hemos salido.

Golpeo la puerta de su departamento y después de menos de un minuto esta se abre y Jace aparece del otro lado sin camisa.

—¿Jude?, ¿Qué haces aquí?

—Hola a ti también —digo empujando la puerta, su brazo está interfiriendo, pero él es más alto que yo, así que ni siquiera debo agacharme para pasar por debajo y entrar directamente a su departamento—, vine a firmar las hojas que necesitabas.

Jace se gira, pero no borra para nada el desconcierto de sus gestos, sonrío al notar su confusión. Rápidamente se repone y asiente caminando hacia un portafolio.

—Sí, perdón es solo que dijimos que hasta mañana.

—Lo sé, pero Mason y yo salimos a hacer algo y decidí pasar de una vez, ¿Estabas ocupado? —pregunto observando las fotografías en su pared. Sonrío enternecida al ver la imagen de nosotros y Oliver.

Perfecto Caos ✔ (En librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora