Capítulo cuarenta.

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40| TRAICION.

♪ We were too close to the stars, i never knew somebody like you ♪
(Estábamos demasiado cerca de las estrellas, nunca conocí a alguien como tu) -Reflections. The Neighbourhood.

—No me pienso mover de aquí.

—Señorita Bennet, las instrucciones fueron precisas —habla el chico de seguridad que me tiene atrapada entre la pared del estacionamiento y la camioneta a la que se supone que debo subir.

En cuanto llegamos al hospital, el equipo de seguridad ya lo había hecho. Uno de ellos estaba esperando en la entrada, Brandon le pidió que me llevara a mi departamento e ignorando mis gritos, se adentró rápidamente al hospital.

El lugar está acordonado, la policía había tenido que llegar para controlar a la gente y mantenerla fuera de la zona, no sé cómo se había corrido tan rápido la noticia, pero el lugar ya está rodeado de medios, fans, y más gente alrededor.

Egan Copper, el director de la discografía de MITAM, llegó casi un minuto después que nosotros. Ni siquiera pude verlo, estaba rodeado de seguridad. Si antes era difícil entrar, ahora, con el director en el edificio, es imposible.

Por eso no puedo irme, no hay manera de pasar la cinta de seguridad del estacionamiento. Debo aprovechar que ya estoy dentro.

—¿Al menos tú sabes sí...?

—No estoy autorizado a dar información.

—Hijo de... —A lo lejos reconozco a Nate con un grupo de seguridad entrando al hospital—. Bien —murmuro entrando a la camioneta. El chico suspira con alivio y rodea la camioneta. Cuando abre la puerta del piloto me bajo de un salto y corro hacia la entrada.

El chico con un bufido corre detrás de mí alcanzándome al instante. —Estás haciendo un espectáculo.

—Nate —grito sin importarme—, Nathaniel.

Me lleno de alivio cuando lo veo girar a verme. Le dice algo a sus compañeros y de inmediato trota hacia donde nosotros. —Cálmense, la prensa puede verlos—Nos regaña y me sostiene por los brazos.

—Ella no quiere subir al auto, el señor Brandon me pidió que la llevara, pero no coopera.

—Suéltala. Yo me encargo.

—Pero... —Se queja. Nate levanta una ceja y el chico me suelta levantando las manos al aire—. Bien, pero si tiene que haber un despedido, serás tú.

El chico con fastidio se gira y se va.

—Por favor, Nate, no pude ver a Mason, y supe que estuvo en el accidente, solo quiero saber si está bien.

Él se quita el saco y me lo pasa para que me lo coloque.

—No deberías estar aquí.

—Por favor, solo necesito eso y me voy...

Presiona sus labios y suelta un hondo suspiro. —Están rodeados de seguridad... Podemos intentar acércanos, pero no te puedo asegurar nada —susurra—, en caso de que, nuestro intento no salga bien, de igual modo permitirás que te lleve a tu departamento, sin lucha, ni trucos.

Asiento mientras me coloco su saco.

Sigo a Nate en silencio al elevador, el lugar está en completo silencio. Solo hay seguridad, no hay pacientes, ni médicos, simplemente nadie.

Cuando llegamos al quinto piso, las náuseas golpean mi estómago sin previo aviso. Las letras "UCI" (Unidad de cuidados intensivos) nos dan la bienvenida.

Perfecto Caos ✔ (En librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora