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Era un día nuevo en el vecindario. TaeHyun había estado bebiendo café toda la mañana, tratando de procesar lo que vió la noche anterior. Por la actitud y el misterio de ese chico al salir de casa del coreano, podría apostar que era el tal señor Choi SooBin.

— ¡Buenos días! — gritó alguién por fuera de la puerta.

El rubio confundido de quién podía ser, caminó hasta la puerta.

— Soy BeomGyu — se escuchó de nuevo del otro lado.

TaeHyun abrió de inmediato, recibiendolo con una sonrisa.

— Beom, buenos días. ¿Qué se le ofrece? —se recargó en le marco de la puerta.

— Bueno... Me gustaría darle personalmente este pastel de disculpas por mi comportamiento esa vez.

TaeHyun lo pensó un poco.

— Ah, ya recuerdo. BeomGyu, no te preocupes, no hace falta hacerme un pastel. Yo acepto tus disculpas — le dió una de sus más sinceras sonrisas. Haciendo que el corazón del menor latiera de una manera inexplicable.

—Por favor, acéptalo — formó un puchero y lo vió con ternura.

El mayor no logró evitar que su sonrojo apareciera. Bajó su rostro y tomó el pastel. Hubo un pequeño roce entre sus manos, a lo que BeomGyu se sobresalto.

TaeHyun carraspeó su garganta y volvió a hablar.

— ¿Qué harás más tarde?

Aquella pregunta hizo que TaeHyun se quedara paralizado en su lugar. Hoy no tenía nada agendado con SooBin, pero tenía miedo que llegara de repente a su casa.

— R-realmente no tengo nada pre-visto hasta el momento, ¿qué le gustaría hacer? —preguntó ahora él con una encantadora sonrisa.

— ¿Pasó por tí más tarde ¿sí? — BeomGyu en respuesta asintió, no lograba hablar. Se despidieron y caminó hasta su casa, su corazón latía. A este punto no tomaba importancia de lo que pasara con SooBin

— ¿Y qué pasó? — preguntaba el hawaiano menor, relajado mientras tomaba una taza de café.

— ¿Qué haces aquí?

— Pues tu llave de respaldo no tiene un buen escondite. Te ví allá afuera con el vecino y entré, ¿Qué te dijo? — habló. Tomó un sorbo de la taza y volteó a verlo, con las cejas alzadas esperando por una respuesta.

— Sólo le llevé un pastel de disculpas, no había tenido tiempo de hacerlo. Y... — BeomGyu paró. No sabía si era buena idea decirle. Conociéndola, sus planes andarían por todo el vecindario y llegarían hasta oídos de SooBin.

—¿... Y?

BeomGyu suspiró.

— Me invitó a salir — mordió su la labio inferior por los nervios.

HueningKai soltó un chillido y se levantó del asiento corriendo en dirección a su mayor.

— Tienes que salir, hazlo. Prometo no decir nada —balzó su meñique y vió a BeomGyu con un puchero.

El mayor con los ojos entrecerrados la miraba mientras entrelazaba sus meñiques. — Que infantil eres.

El timbre de su casa sonaba y hacía eco en la habitación

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El timbre de su casa sonaba y hacía eco en la habitación. TaeHyun había llegado.

BeomGyu exhaló y suspiró tranquilamente, yendo hacia la puerta.

— B-Beomgyu — habló el mayor, algo ruborizado. BeomGyu vestía una hermosa falda.

— ¿Tan mal me veo?

— ¡No! — se apresuró a excusarse —No, te ves... Lindo — estiró su mano esperando por la de BeomGyu.

— Gracias — contestó de una forma sutil —. Bien, ¿qué haremos?

— Estaba pensando invitarte a comer algo... Por cierto, cocinas muy bien. Tu pastel de carne y el pastel que me llevaste hoy eran deliciosos, muchas gracias.

BeomGyu estaba avergonzado. Pasó un mechón de su cabello por detrás de su oreja y volvió a hablar. —Oh, no es nada. Para eso estamos los vecinos.

— Y amigos, ¿no? — BeomGyu se sorprendió al escuchar eso. Casi no habían cruzado palabra desde que se vieron por primera vez. Para no ser ruda, solo asintió suavemente con la cabeza.

— Sí.

— ¡¿Te besó?! — el mayor reviró los ojos

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— ¡¿Te besó?! — el mayor reviró los ojos.

— ¿Qué? No. Solo fuimos a comer, después al parque y estuvimos hablando, es todo —respondió algo avergonzada.

— Ay, BeomGyu — negó mientras suspiraba — ¿Y de qué hablaron?

BeomGyu frunció el ceño e hizo una mueca, tratando de acordarse. Solo habían pasado dos días desde la salida, pero su memoria siempre ha sido nula.

Cuando al fin recordó algo, se sonrojo enseguida y sonrió.

— ¿Tienes pareja?... Digo, todos los chicos del vecindario tienen pareja, pero nunca he visto a nadie en tu casa — habló el mayor mientras comía de su helado.

BeomGyu dejó de sonreír, no sabía cómo explicar su relación.

— Bueno, digamos que no. No tengo pareja — ella misma se sorprendió de sus palabras. ¿Había dicho eso en realidad?

— Oh, vaya. Ya somos dos solteros en el vecindario — rió.

—No me acuerdo muy bien — se excusó él.

— Diablos, Beom. ¿Has estado tomando tu pastilla de la memoria?

— Basta.

୨ৎ The Other Men ︙TaeGyu⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora