Una ronda no es suficiente.

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"¡Shidi! ¿Ya estás holgazaneando? ¿Qué haces ahí de pie parado sin hacer nada?" Fue Bian Yanmei quien gritó mientras cruzaba el patio hacia donde estaba él.

Yu Shengyan: "Yo, no, yo... es- estaba, yo... no e-e-estaba aquí-quí, yo..."

Bian Yanmei: "¡Ah! ¡Te castigó el karma! Te volviste tartamudo por andar molestando cada día al pobre shidi de Shen-zhangjiao."

Yu Shengyan: "¡No es cierto! Yo sólo traía el desayuno y cuando llegué a la puerta escuché cosas... ya sabes, ellos estaban.... Había gritos, golpes y no estaban peleando, si no otra cosa, ya sabes, ya sabes, ya sabes... y ahora no me atrevo a entrar. Seguro que shizun me castigará entrenando para siempre en el Pico Banbu".

Bian Yanmei: "..."

Finalmente, Yu Shengyan hizo acopio de valor y llamó a la puerta. Seguido, Yan Wushi le dio permiso para entrar. Accedió a la habitación sin casi levantar la cabeza. La cama estaba separada del resto por un pequeño biombo de papel, y a través de él, se adivinaban unas sábanas revueltas y la figura de Shen Qiao poniéndose sus ropas y colocando su cabello con las manos. Yan Wushi estaba ya sentado a la mesa con una prenda exterior mal abrochada, que dejaba ver todo su pecho y parte de su abdomen, con todo su cabello aún alborotado. No se había molestado en absoluto en recomponerse un poco. La cara de Yu Shengyan volvió a ponerse roja. Al menos no parecía que fuera a ser regañado. Dio los buenos días a ambos y sin atreverse a nada más, salió corriendo de la habitación.

Shen Qiao acudió a sentarse con Yan Wushi y conversaban mientras comían.

Shen Qiao: "Ahora acudiré con mis discípulos, se ha hecho demasiado tarde, pero aun así iré a ver si necesitan alguna cosa...".

Yan Wushi: "Los discípulos de Shen-zhangjiao ya no son niños, mucho menos Duan Ying, ¿qué necesidad tienen de que su shizun esté todos los días encima de ellos? Si a estas alturas aun necesitan la guía de su shizun ¿cuándo van a aprender a valerse por sí mismos? A-Qiao, los mimas demasiado, se volverán tan blandos de corazón como tú".

Shen Qiao hizo un pequeño mohín: "No veo qué hay de malo en que tengan a su shizun cerca por si necesitan algo."

Yan Wushi se burló: "Siwu, a pesar de los años que tiene, sigue siendo un mocoso malcriado y llorón ¿y de quién es la culpa? ¿Qué hay de Duan Ying? Siempre he pensado, y así se lo he hecho saber a Shen-zhangjiao en todas las ocasiones, que tuvo muy mal ojo eligiendo discípulos, pero con Duan Ying, mi querido A-Qiao, te equivocaste de verdad. Ese discípulo tuyo, nunca ha tenido nada de talento."

Shen Qiao: "Eso no es cierto, Yan-zhongzu lo sabe tan bien como yo, ya que me siempre me acompaña a enseñarlos. Duan Ying está superando todas las expectativas. Con su esfuerzo y su actitud, no ha tardado nada en superar a Yuwen Song. Siempre pensé que la aptitud de Yuwen Song era extraordinaria, pero parece que Duan Ying es superior."

Yan Wushi: "¿Entonces le harás digno de las enseñanzas del Zhuyang Ce?".

Shen Qiao: "Por supuesto, si sigue en esta progresión y con su..." Paró de hablar, puso los ojos en blanco y preguntó: "¿Qué estás haciendo?"

Yan Wushi: "Alimentarte"

Yan Wushi había tomado sus palillos y le intentaba meter un trozo de comida en la boca a Shen Qiao. Éste le apartó la mano, pero Yan Wushi seguía insistiendo. Al final, acabaron intercambiando unos cuantos movimientos. Sin embargo, Shen Qiao finalmente perdió. Nunca, en todos aquellos años había conseguido librarse. Si Yan Wushi se empeñaba en alimentarlo, acabaría alimentándolo como fuera. Se sintió enojado. Masticó y tragó con dificultad, mientras miraba a Yan Wushi con enojo.

Yan Wushi se levantó de su silla y se arrodilló entre las piernas de Shen Qiao.

Shen Qiao: "¿Qué estás haciendo ahora?" Volvió a poner los ojos en blanco.

Yan Wushi: "Como A-Qiao no me deja alimentarle, ahora voy a dejar que mi A-Qiao me alimente a mí."

Shen Qiao: "..."

Tras decir esto, abrió el pantalón de Shen Qiao y agarró su pene con una mano. Comenzó a lamerlo con la punta de su lengua. Suave, despacio, de abajo hacia arriba, sin descanso. Shen Qiao tenía la cara roja de enfado por la anterior pelea, pero cuando Yan Wushi comenzó a hacer esto, todo el enojo fue desapareciendo al tiempo que su pene se iba poniendo cada vez más duro.

Yan Wushi siguió lamiendo, chupando y mordiendo entre los muslos de Shen Qiao. Mañana tendría las piernas llenas de marcas moradas. Yan Wushi miró hacia arriba y su cara se llenó de satisfacción al ver la expresión de su amante, con los ojos algo humedecidos, la vista perdida y todo su cuerpo estremeciéndose. Sabía que aquello era una de las cosas que más placer le proporcionaba a Shen Qiao, y no dudaba en hacérselo siempre que tenía ocasión. Lo mejor de todo, era la felicidad que le embargaba al ver cómo aquel hombre se derretía y se retorcía de placer. Así, su boca envolvió todo el miembro palpitante de Shen Qiao y comenzó a chupar y succionar. Al poco, notó como los dedos de Shen Qiao se enredaban entre su pelo, para después agarrarlo con fuerza y empujar su cabeza para entrar más profundo en su garganta. Lo oyó gemir y respirar agitadamente, y con un "Yan-lang" que escapó de sus labios con voz entrecortada, se corrió dentro de la boca de Yan Wushi.

Yan Wushi se retiró y tragó sin apartar ni un momento su mirada del rostro de su amado. Agarró a Shen Qiao del brazo y se sentó en su silla, sentándolo a su vez encima de él. La penetración en esa posición fue tan profunda, que Shen Qiao no pudo evitar gritar, no se sabe si de placer o de dolor. Sus ojos cruzaron una mirada. Los de Shen Qiao seguían húmedos. Los de Yan Wushi, llenos de deseo.

Shen Qiao bajó la cabeza y besó a Yan Wushi. Sus lenguas jugaron a buscarse, enredarse y recorrer cada rincón de la boca del otro, hasta que ambos casi quedaron sin respiración. Sus cuerpos unidos en un abrazo y cubiertos por sus largos cabellos desordenados por todas partes, comenzaron a moverse.

Shen Qiao: "No puedo, ¡aaah! Es demasiado profundo, no puedo mmnggg."

Yan Wushi: Shen-lang ¿deseas que pare ahora?"

Shen Qiao: "..."

A pesar de esto, su cuerpo parecía no querer parar, amaba tanto la sensación de tener a Yan Wushi dentro de él, que ignoró cualquier otra cosa y se dejó llevar. Apoyó sus pies en el suelo y cogió más impulso, para seguir moviéndose. Ambos seguían fundidos en un intenso abrazo. Ya no había vuelta atrás, todo se había vuelto a descontrolar. Los besos se sucedían uno tras otro entre jadeos y respiraciones entrecortadas. Las ardientes manos de Yan Wushi no daban tregua y ya habían recorrido cada centímetro del cuerpo de Shen Qiao. Al final, sobre aquella silla, y sin haber desayunado aun, llegaron al clímax, sin poder, ni querer, desenredarse de su abrazo.

Continuará...


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Historia de Mil Otoños. De lo que pasó después de que me besaste en el callejón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora