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Ya había pasado un par de semanas desde que el pelirrojo había salvado a aquel chico de la manada de lobos, recordaba como después de esa noche tenía totalmente prohibido el acercarse al territorio de esa manada, igual ni que lo necesitará.

Sus heridas seguían doliendo y su madre estaba al pendiente de ellas, estaba  agradecido pero aveces la rubia se volvía un poco... Irritante.

Ese día su madre había salido muy temprano, lo había castigado y por eso el estaba aburrido viendo desde la ventana de su cuarto hacia el bosque.

—¡¡Hay por favoooor!! Esto es muy aburrido...

Sip, estar como tres horas solo, encerrado y sin nada que hacer era definitivamente MUY aburrido para el pelirrojo. Bajo a la cocina para ver si se distraía con algo, fue cuando sintió el dulce olor a menta y se le vino una idea a la cabeza. Saco las hojas de menta de la alacena y puso un poco de agua a calentar.

—Bien Raptor, solo calientas el agua y le hechas las hojas de menta para que cuando tú madre llegue la recibas con un dulce agua de menta, así te quitará el castigo y podrás ir con ella la próxima ma vez ¡Perfecto!— estaba muy seguro de si mismo aunque nunca había hecho un agua de menta ¿Que tan difícil puede ser? Ya había visto a la oji-gris hacerla miles de veces, no podía ser complicado.

(...)

—¡¡Raptor!! ¡Ya llegue!— anuncio su llegada la mujer entrando a su casa —¿Raptor?

Al entrar inmediatamente sintió un olor a quemado, alarmada corrió a la cocina donde la detuvo el pelirrojo antes de que entrara.

—¡Mamá! ¿Cuando llegaste?— pregunto intentando ocultar su nerviosismo —Debes de estar agotada, por qué no vas a la sala y te sientas un rato mientras...

—Raptor, a un lado.

—Si señora.

El pelirrojo dejo pasar a la rubia y está pudo ver una olla llena de agua con muchas hojas de menta dañadas dento de esta.

—Qui-quise hacer un agua de menta para cuando llegarás —se excuso el bicolor —pero heche muchas hojas y- y se calentó mucho el agua...

—¿Cuantas hojas usaste?— pregunto con tono frío, el pelirrojo solo guardo silencio —Raptor... ¿Cuantas hojas usaste?

—Bu-bueno... Casi todas— dijo en un susurro.

Amara tomo aire y lo soltó lentamente mientras se acariciaba la sien tratando de calmarse.

—Esta bien... No tienes la culpa, fue lindo que lo intentarás— revolvió un poco el cabello de su hijo —Tranquilo no me enojare, pero si necesito más de esas hojas para el invierno que ya está cerca, así que tengo que volver a salir.

—¡Yo puedo ir por ellas!— se ofreció el bicolor —Se donde estaban y puedo volver más rápido.

—Yo también se dónde las encontramos Raptor— le recordó la mayor tomando una canasta —Iré yo, además tú estas castigado.

El pelirrojo suspiro y asintió.

—Bien, ahora debo salir si quiero volver antes del anochecer, nos vemos.

La mujer se despidió del bicolor, volvió a quedarse solo y aburrido en su cabaña. Sin nada más que hacer decidió recompensar el desastre que causó así que se puso a a limpiar toda la cabaña, asegurándose de que todo quedará reluciente. Cuando terminó subió a su cuarto agotado y miró por su ventana, se veía una vista hermosa del atardecer.

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2022 ⏰

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