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Las sorpresas no cesaban en el evento. Después de dar la pista de la forma más incómoda posible, Aurora y Anubis regresaron a su mesa, la líder de Vantag dio unos cuantos anuncios más y después fue una gala libre, dejándolos bailar, comer y hablar a su antojo.

La música era recreaciones de música popular de la Tierra en versiones acústicas con violín y sin cantantes. Todo tenía una vibra bastante elegante en general, y los habitantes se esforzaban en entablar conversaciones con los Jugadores. Más de uno se había acercado ya a la pelirroja mientras estaba de pie a un lado de una de las mesas y de la pista, invitándola a bailar. Cada vez, ella había declinado, no sabía muy bien bailar y no quería hacer el ridículo en un evento televisado tan popular como este.

Además de eso, varios se quedaban y se presentaban con ella. Dos personas incluso le habían pedido que les firmara unas tarjetitas con su rostro, eso era nuevo.

En ese momento, sin embargo, el invitado quizá más aburrido de toda la gala. Llevaba hablando de química del planeta desde hace mucho tiempo, o al menos así le pareció a ella. No le había preguntado una sola vez nada sobre ella, pero le había contado todos y cada uno de sus logros, todos relacionados con el agua del planeta.

--Y así fue como descubrí que el agua Vantagniana podía rendirnos el doble y convertirse toda en agua útil usando solamente semillas-- concluyó el chico frente a ella. Habían estado hablando por un buen rato ya, pero su mente se había escurrido a media conversación y le había dejado de poner atención.

Entonces, hizo lo que la mayoría de hombres esperan en la Tierra cuando hablan con una mujer; asintió y sonrió.

--Pero bueno, es suficiente sobre mi. Cuéntame, Phoenix,-- le dijo él. --¿Cómo fue estar en el lago espiritual en Iknemihr?

--Eh...-- la pregunta la había tomado por sorpresa, al parecer aquella persona sabía de lo que estaba hablando, lo había llamado con otro nombre. --¿El qué?

--No me digas que nadaste en uno de los cuerpos de líquido más importantes del universo y ni siquiera sabes qué es-- le dijo él. Vaya, este tipo estaba realmente obsesionado con los líquidos. Era útil para ella en este momento.

--No, lo siento.

--Deberías buscarlo. Muy pocas personas han estado en él, de hecho me sorprendió mucho que no desataran una guerra con el planeta o se los comiera el Iknhe. Tuvieron mucha suerte, a mi me gustaría poder tener una experiencia así.

--¿El Iknhe?

A este punto, al fin el haber hablado unas dos horas con extraños rendía frutos.

--Es un monstruo mítico que se supone que habita sus profundidades, nadie lo ha visto y ha salido con vida, pero se dice que es lo que le da sus propiedades. El rumor es que las aguas pueden revelarte verdades o versiones alternativas a tu camino, lo que sea que eso signifique.

Sus palabras la dejaron aún más confundida, ¿verdades? Entonces, ¿lo del estadio sí había sido con su número de acceso? ¿sí dudaban de ella? ¿Elizabeth tenía un centro de interrogatorio secreto bajo las escaleras? La cabeza comenzaba a dolerle, tenía que hablar con Anubis cuanto antes.

Buscó entre la gente con la mirada mientras el invitado, cuyo nombre había olvidado, seguía enumerando sus logros relacionados con fosas de agua en el planeta. Lo encontró del otro lado del salón, hablando con una muchacha de cabello muy negro y piel muy pálida.

--Lo siento muchísimo, pero acabo de recordar que tengo que ponerme de acuerdo con mi compañero, ya sabes, para el torneo...-- le dijo al chico a su lado, y sonrió antes de encaminarse hacia Anubis, no esperó respuesta. La gente y las cámaras se le acercaban, pero utilizó su tamaño para moverse entre ellos con sonrisas fingidas lo más convincentes que podía crear.

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