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Querido diario, hoy falté al colegio, no, no estoy enferma, ni deprimida; no fui a la escuela porque me levanté tarde, sólo eso. No me corto, pero si lo he echo, en muchas ocasiones y no me arrepiento, creo que ya no lo hago porque maduré un poco, aunque no les digo inmaduras a las personas que se cortan, porque yo igual lo he echo, sé que es muy difícil y no les voy a decir que todo esta bien porque eso no lo sabemos, sólo les diré que encontré algo más satisfactorio que el dolor al pasar la chuchilla del sacapuntas sobre mi muñeca, y se le llama indiferencia. La que me mantiene vida.

Me senté frente al piano que había hablado por mi la noche anterior, no dijo absolutamente nada en ese momento, no expulsó sonidos variados y aleatorios, escupiendo odio, o tristeza que al salir de mi corazón eran absorbidas por sus teclas. No pude tocar nada, así que decidí ponerme a escribir, empecé a escribir un libro hace un tiempo, pero como no tengo dinero para comprar una computadora lo he estado haciendo a mano, por eso no he adelantado mucho, voy poco a poco. El libro es sobre una chica que se enamora de un fantasma, sin saber que era una persona que sufría de esquizofrenia, algo así iba, creo que olvidé comentarte, yo uso lentes, pero sólo uso de contacto, luego ocupo gafas pero de vez en cuando, por ejemplo, hoy usé mis viejas gafas, y salí a caminar, después de que me di cuenta de que la inspiración precisamente hoy no saldría por mis dedos, tal vez simplemente necesito relajarme. Empecé a caminar por las pequeñas calles que adornaban mi mundo, algunas bonitas y otras, pues no. Me di cuenta de que traía los lentes puestos, me los quité por un momento y volteé a ver al árbol que posaba sobre mi, esa vista borrosa de aquél árbol en plena primavera, me hizo ver más cosas de lo que esperaba, respiré profundamente y me fui volando en mi interior, sentí unas cosquillas, me di cuenta de muchas cosas que en la vida cotidiana no son valoradas como se lo merecen, el quedarse parada en medio de la multitud, estando en pijama ignorando los murmurios de la gente sólo viendo un árbol borroso, sintiendo la brisa, bajando el volumen a todo, viendo como las personas se molestan y a que pesar de eso, el cautivador cielo color azul y las nubes blancas tal algodón, te hipnoticen sin piedad perdiendo todos tus sentidos. A estos síntomas se les llama "amor" pero yo pienso que un ser que no puede apreciar este sentir en todas las cosas más que en las demás personas, no tiene derecho de usar la palabra amor, más bien aún, yo pienso que lo que sentí cuando vi el cielo así, lo que sentí, se le puede llamar; pasión.

Después de mi recorrido, regresé a casa, aún cautivada, no podía dejar de observar todos los detalles de todo lo que estaba a mi alrededor, como el jarrón que la vecina coloca en su balcón todos los días, de un color verde que hacía juego con los árboles, y con los hermosos alcatraces.

Yo siempre he necesitado lentes, y eso no me limita, los he necesitado tanto psicológicamente como médicamente, lo que quiero decir es que necesité experiencia para darme cuenta en quien poder confiar y en quien, lamentablemente, no.

Estoy más que feliz que ayer, a pesar de haber sido rechazada, lo deje todo en el piano, hasta mis sentimientos por él.

Cuando llegué a mi casa y entré a la sala principal, supe que había algo que estaba mal, olía a comida, y mi madre nunca hacía comida, ni mucho menos haría si mi padre estuviera de visita.

-¿Qué cocinas?- Le pregunté con curiosidad, realmente me quedé muy sorprendida.

-Alguien vino a verte, dice que es tu amigo. - Como esperaba, la comida no era para mí, pero de todas maneras me hace feliz que mi madre cocine, la verdad, desde que me enteré de mi enfermedad, los días pasan muy lento, y estoy feliz de eso, estoy feliz de que el destino alenté mi tiempo ahora, justo cuando quiero hacerlo todo sin tener el tiempo suficiente.

-Gracias.-Tengo que decirlo.-Te amo-Voy a morir de todas maneras.

La olla que mi madre estaba moviendo hace un momento dejo que moverse, supuse que era normal, no recibí respuesta, sólo empecé a subir las escaleras, gran error, antes de terminar de subir aquellas escaleras tapizadas con una alfombra cutre, escuché un ruido, cómo si algo se callera, y empecé a escuchar susurros que venían indiscretamente de la cocina. "Perdóname", decían, sin poder hacer nada me quedé escuchando a mi madre llorando por una hija que iba a morir. Sin poder haber salido de país, sin poder haber ido a ese concierto que tanto deseaba a principios del mes pasado, sin poder haber tenido a una persona a quién amar realmente, pero no pasa nada.

De repente escuché que alguien se acercaba a las escaleras por la parte trasera del pasillo que le proseguía a las escaleras y me levanté rápidamente, mis pupilas se dilataron y mi respiración se tranquilizó, y pensé. ¿Qué hacía el aquí?

-¿Qué hacer aquí?- Le pregunté mirándolo fijamente, con los ojos entreabiertos y sin vida, el apretaba mucho su pantalón, no creo que allá querido disimularlo, era obvio, después acachó la cabeza.

-Me rechazó- Empezó a llorar.-Hoy en la escuela le hablé en el almuerzo, le di unas rosas y un paquete de chocolates finos, me dijo que yo insinuaba que quería que engordara, y me los aventó en la cara. -Eso explicó las manchas en su camisa. - No se que hacer creo que hice algo ma-

Lo interrumpí, le di un abrazo fuertemente, recargando su cabeza en mi hombro. -Ella es así- Le empecé a acariciar la cabeza, consolándolo, mientras que el, agachado debido a mi altura, se aferró a mi playera de pijama, apretando fuertemente, mientras que se notaba que intentaba retener las lágrimas, pero no lo consiguió, ¿Realmente la amaba tanto? Es la primera vez que veo a un chico llorar así por alguien, realmente tiene un corazón puro, a pesar de que apenas estamos empezando primero de preparatoria.-Todo va a estar bien- No estoy diciendo nada irresponsable, porque se que así será. Él se incoó frente a mi aún sin soltar mi playera.-Voy a estar siempre para ti, mientras pueda. - Al terminar estas palabras se levantó y se puso frente a mi, haciendo que yo subiera la mirada y mirara su rostro, rojo, con los ojos hinchados de tanto llorar, y bañados en inocencia.

-Perdón, gracias por esto, pero sólo venía a darte las gracias por haberme animado a declarármele a la chica que me gustaba, te debo mucho, enserio, ahora, prometo ayudarte en todo.-Se reincorporó-por cierto, tu cumpleaños es dentro de unos meses ¿no? Te prometo que te haré una fiesta que va a estar de poca, ¿si? - Exteriorizó una falsa sonrisa aún derramando una que otra lágrima. ¿Mi cumpleaños? Ah, lo había olvidado, yo cumplo en agosto, que lástima, pero aún así, haré algo irresponsable, y lo ilusionaré, no le diré, será un secreto que planeo llevarme a la tumba.

-Vale- ¿Sonreí?

-Bueno, me tengo que ir, nos vemos mañana, y gracias nuevamente- se despidió agitando la mano izquierda y sonriendo. ¿Cuánto habrá pasado? ¿20 minutos? ¿10? No lo sé, sólo le devolví el saludo y me dirigí a mi habitación paso lento, cuando entré, había una nota en mi escritorio, escrita con una letra apenas legible, y con marcas de que habían navegado gotas sobre sus versos.

"Hola.

Perdona por haber venido sin avisar, primero, ¿Cómo estas? Espero que bien, me surgió algo así que me tengo que ir. Me gusta mucho tu habitación, lo que más me gusta es el piano que esta a un costado de la ventana, es un piano triste, ¿No lo crees? Bueno, no te quiero quitar más tiempo, llámame, necesito hablar contigo. Siento que si no hablo con alguien pronto no podré soportar más.... "

-Un piano triste ¿no? Este chico es muy interesante, más de lo que pensaba- no pude contener la pequeña risita que venía acompañada con lágrimas, no de tristeza, lágrimas de ganas de hablar, pero sentir que la realidad, lentamente te corta las cuerdas vocales.

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Espero que les allá gustado este cap, lo hice muy inspirada, espero que pueda subir de la otra novela pronto, pero no he podido por los examens, :c

Treinta días antes de morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora