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Desgraciadamente amanecí de nuevo.

Sola.

Se me despojó de todo lo que me quedaba.

Ya no iré al colegio.

Ya no quiero ver a mis familiares, el sentimiento el mutuo.

Algo me hace sentir inútil.

Pero él, él sigue aquí. Vino a limpiar este desastre de persona.

-¿Qué ha pasado aquí?

-Nunca llegaste. Te necesitaba.

Uno de los mejores sueños de mi vida.

-Todo va a estar bien. - Me abrazó.- Estaré siempre aquí, para ti.

Mentiras, desgraciadamente. Esta mañana él llegó a mi casa con dos panes de la pastelería más cercana, excusándose con que el día anterior estuvo muy pesado.

¿Qué pasó el día anterior? Ah, mi madre me abandonó. Si, no es la gran cosa. Yo creo que el día de él estuvo más pesado, obviamente, haciendo las tareas y los trabajos de la escuela a la que me gustaría asistir. Pero sinceramente no es la gran cosa.

-De verdad lo siento. -Estrujo unos papeles que tenía en la mano entre sus brazos y cerró los ojos.

-¿Por qué te disculpas?

Estábamos acojonados en mi habitación, él en mi cama, y yo sentada frente al piano. Le había contado lo de mi madre, era mi único amigo.

-Puedes vivir con nosotros...-Extendió unos papeles a mi espalda, llamando mi atención y haciéndome voltear.-Hice que todos los de la clase lo firmaran para cuando estés de vuelta. Y también...-Sacó unos sobres dentro de los papeles. -Tengo unas cartas personales para ti.

Tomé las cartas y las firmas y las sostuve en mis manos unos segundos antes de que él siguiera hablando.

-Entonces, ¿Si quieres vivir con nosotros?

-Por supuesto que no. No puedo ir a vivir con ustedes. Seguramente me están pagando la casa unos familiares y cuando necesite dinero me lo darán.

-No hablo de eso, m-me refiero a la compañía. ¿Estarás bien aquí sola?

-Estaré bien

Dejé caer las cartas a un costado del piano y posé mis manos en sus teclas empolvadas, que comenzaron a tocar Nocturne de Chopin involuntariamente, comenzando por Si menor.

-Haré esto.

-¿Eh?

-Tocaré Chopin todo el tiempo que sea necesario para curar este corazón roto. Incluso podría hacerlo hasta la muerte, sólo tendría que hacerlo 576 horas. Aunque creo que no serían suficientes. Tú, en cambio, tienes al rededor de 525, 600 horas para vivir. Te sugiero que las uses. - Continué tocando, mi vista se volvió borrosa y el no pretendía decir nada con respecto a lo que dije.

Mis notas se volvieron más agresivas, los latidos de mi corazón aumentaban y las lágrimas desenfrenadas comenzaban a correr por mi rostro rápidamente. Hasta el momento no me puedo perdonar el haber tocado esa canción con odio.

-¿E-estás bien? - Claramente lo estaba asustando.

Inmediatamente me tomó de los brazos y me apartó del piano, haciendo que me relajara. Limpié mi rostro con la manga de mi pijama y me senté de nuevo frente al piano, con una pesadez en la cabeza que no me dejaba en paz, y para que al final quedara inconsciente segundos después.

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2015 ⏰

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Treinta días antes de morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora