Carta 1

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¿Alguna vez te has sentido tan triste al punto de faltar por una semana a clases?

Papá me había regalado un pequeño conejito marrón con una mancha negra en cada una de las orejas. Lo llamé Botones, porque siempre masticaba los de mi uniforme. Los conejos son hermosos, su cola parece un gran y abultado dulce de azúcar, aunque te aclaro que de dulce no tiene nada. No preguntes cómo lo averigué.

Botones dormía todo el tiempo a un lado mío y cuando llovía, nos escondíamos bajo las sábanas mientras nos contábamos historias de miedo. No te asustes, las historias de Botones eran muy aburridas.

Hace unos días llegó un nuevo vecino. Era muy gordo y su nombre era muy largo. Papá salió a saludarlo y me llevó con él. Me dio mucho miedo y se lo conté a Botones, pero no me dijo nada, creo que estaba muy enfermo porque huyó.

Le dije a mamá. Salimos a buscarlo. Le preguntamos al vecino, pero dijo no saber nada. Lo sé, los hombres grandes no son tan inteligentes. Mamá dijo que regresaría, pero se que no será así. No quise ir a la escuela. No tenía amigos. Botones era el único.

¿Quieres que te cuente algo extraño que pasó en la noche?

Mientras dormía sentí un gran destello, como si la luna hubiese tocado la ventana. Pero no había nada. Y Botones, Botones no estaba aquí. Así que volví hacia mis almohadas.

Los conejos se suicidan en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora