Steve: *cuando Dustin le decía a Steve que su prima extranjera era genial y la tenía en un pedestal por todas las cosas que lograba, el heladero pensaba que la chica era igual de inexistente que Suzie. Pero entonces la conoció*
Steve frunció sus labios en una mueca de dolor al sentir un ardor en su frente.
—Auch...—
—¿estás despierto? Bien.—
El chico finalmente abrió los ojos, encontrándose una figura casi angelical frente a él.
—¿eres... un ángel?—
—Seh.—siguió limpiando las heridas de su rostro—. Me dijo Dustin que los rusos te drogaron ¿sabes dónde estás? ¿lo que pasó?—
—... ¿tú de dónde saliste?—
—Venía por Dustin.—la chica le puso unas curitas sobre los cortes—. Lo último que esperaba es que me encargara cuidar a un marinero.—
—Ahoy...—
—Soy ____, por cierto.—
Steve tuvo finalmente un poco de lucidez, notando la sonrisa que la chica le brindaba.
—¿y Dustin?—
—Fueron a buscar una radio o algo así, hasta entonces me quedaré contigo.—
La chica se sentó en el suelo de aquel local de comida, no sin antes limpiar con otra gasa un poquito de sangre seca en el labio de Steve.
—¿eres tan hermosa como pareces o estoy alucinando por la droga?—
____ rió bajito, ofreciéndole el hombro al chico, quien no tardó en recostar su mejilla sobre el.
—No sé... Pero cada vez que hablaba con Dustin por teléfono, solía decir que eras un galán ¿lo eres bajo todos esos golpes?—
—Oh sí. Un galanazo.—
Steve se sintió cansado de nuevo, quería volver a dormir. El dulce aroma a frutas que la chica emanaba lo relajaban aún más, por lo que no tardó en ceder ante el cansancio.
—Descansa, marinero... Lo hiciste bien.—
Una sonrisa leve se instaló en sus labios.
Sí, Dustin... Ella es genial.
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Jonathan: *cuando aquella chica de pecas le ofreció a Jonathan fundar un club de fotografía juntos, el mayor de los Byers no tardó en aceptar*
