¿Qué Podría Fallar?

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Recordar todo lo que había pasado hace unas semanas era entrar en un colapso mental. Las palabras de Marcela, Nil preocupado, Pedro diciendo que conoce mis sentimientos, Nil preocupado, Nil, Nil y más Nil.

Realmente ese chico está en mis pensamientos todos los días.

El haber encontrado un trabajo estable que ocupa la mayor parte de mi tiempo era agotador, apenas y tenía tiempo para ir a la universidad, pero he logrado ayudar a mi papá en muchos gastos, e incluso ha dejado de pedir turnos extras y puede descansar tranquilamente.

Me dejé caer en el sillón y encendí la televisión, no tenía ánimos de ver ninguna película, y lo único que tenía en mente era Nil, no tuve mejor idea que poner las canciones de Taylor Swift.

Como si el pensar en l y escuchar a Taylor fuera un acto de invocación, me llegó un mensaje de cierto personaje. Mordí mi labio inferior, dudando si contestar o no, finalmente lo hice.

Nil: ¿Estás en casa?

Yo: sí, ¿por?

Nil: Abre, estoy afuera

Abrí los ojos asustada, ¿Por qué siempre avisa cuando está afuera?

Me paré rápidamente y me dirigí a la puerta, sabía que verlo sería aún más confuso para mí, pero su presencia me hacía falta estos últimos días. Aunque hemos estado hablando como normalmente lo hacíamos, siento que algo se perdió, y creo que todos se dieron cuenta de eso.

—Hola —saludé cuando abrí la puerta

—Hola —murmuró apenas pasó

—¿Estás sola? —Preguntó

—Sip, papá llegará en un rato. Mi única compañía es la televisión —me encogí de hombros mientras cerraba la puerta

—Ahora llegó la mejor persona para tiempos difíciles —sonrió

—No son tiempos difíciles —fruncí el ceño mientras me sentaba en el sillón individual de papá

Ese sillón era su trono, hasta que yo lo desterré.

—Marcela me dijo que estás por pegarte un tiro gracias al trabajo —explicó

—Sí, bueno. Trabajar en un supermercado no es tan fácil como creí —hice una mueca

—Ningún trabajo es fácil —dio la razón

—¿Has trabajado? —Pregunté

—Un poco

—¿En qué? —Lo miré atentamente

Vale, si lo había extrañado.

La conexión que tenemos es increíble, cuesta explicarlo, pero el como nos comunicamos y entendemos es algo extraordinario. Es como si compartiéramos la misma neurona, pero no solo de una manera estúpida, sino de una manera en que nos complementamos.

—Cortador de césped, paseador de perros, en supermercados y pequeños negocios, di clases de matemática, también enseñé a tocar instrumentos y como olvidar cuando ayudé a mamá con su mini proyecto de postres, cocinaba y era el repartidor —respondió mientras enumeraba con sus dedos y su sonrisa aumentaba

—Eso es mucho —respondí impresionada

—Mamá me enseñó a no ser perezoso, que si quería comprar cosas que me gustaran que fuera con mi dinero —respondió con indiferencia

—Siento que ya no debo quejarme del trabajo —arrugué la nariz

—Hazlo si quieres, no todos tenemos la misma experiencia