PROLOGO

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"desde hace eones en todo el multiverso un mito a incitado a todo padre a amar verdaderamente a sus hijos por miedo a perderlos, dicho mito trata de un ángel que merodea por todos los universos en busca de almas inocentes desamparadas, un ser de piel tan azul como los claros cielos, cabello blanco como las esponjosas nubes y ojos morados como las más claras amatistas, se dice que la muerte sigue sus pasos acompañado de la tragedia, padres y madres cuidado con maltratar a sus hijos por que aquel ser de justicia tocará sus puertas, cuidado con aquel sirviente eficiente, cuidado con aquel niñero protector, cuidado con aquel desconocido de elegantes ropas y amable hablar, cuidado con ese rey de origen desconocido y cuidado con aquel huésped de brillante sonrisa..... CUIDADO CON EL ÁNGEL GUARDIÁN."

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los dos antiguos reyes del todo caminaban por los pasillos de su palacio bastante animados mientras cargaban a un niño de más o menos un año de edad, los dos estaban tranquilos y felices con ese niño como si fuese algo único que estuvieron esperando por mucho tiempo, uno de los reyes del todo movió su báculo con sutileza para después detener su andar y hacerle una caricia en la mejilla al bebe que cargaba su compañero, aquel pequeño niño rió por tal caricia disfrutando mientras se movía en los brazos del otro rey del todo el cual solo sonreía de una forma bastante extraña pues no parecía demostrar ninguna emoción como si su alma no estuviera presente

-esta cosita hermosa pronto será el inicio de una jerarquía en los ángeles -sonrió muy emocionado y complacido con el fruto de su trabajo- pronto tendremos nuestro reino perfecto como lo planeamos desde niños-miró a su compañero sin borrar su dulce sonrisa que adornaba su rostro- quisiera que Zeno estuviera aquí para que también disfrute esto -hablo con un tono nostálgico recordando al rey de la muerte

-Zentai, no pienses en Zeno y no te apresures -rio bajando al niño para ponerlo en el suelo- si, el niño es perfecto y estoy complacido pero... -su mirada se ensombreció mientras ponía sus manos tras su espalda cerrando sus puños con una sutileza aterradora

Zentai sama miró a su compañero muy confundido pues para él, tal seriedad no era característica de ese individuo que había estado a su lado desde el comienzo de los tiempos junto a Zeno sama

-¿sucede algo Zalama? -pregunto mas que confundido pero trato de no demostrarlo

- no nada, solo que... -se acercó a Zentai haciendo que este retroceda haciendo que la sonrisa del rey del tiempo se borra volviendo a una postura orgullosa y una mirada fría- no tiene lo necesario para controlar el tiempo como tu -lo acorralo contra una pared dibujando una sonrisa maliciosa en su rostro

-¿de qué hablas Zalama? -se puso algo nervioso pero no lo demostró, no le gustaba nada lo que estaba pasando ni el cómo se estaba comportando su compañero mucho menos que tratara de intimidar- el niño puede controlar el tiempo hasta el punto adecuado, no es necesario que lo controle en su totalidad como yo -soltó un suspiro fastidiado y confundido

-no solo es eso -la sonrisa se desvaneció de su rostro

Zentai iba a volver a hablar cuando sintió como algo atravesaba su pecho, luego de eso solo comenzó a perder la conciencia, bajo la mirada viendo como el brazo de su amigo atravesaba su pecho, levantó la mirada con mucho esfuerzo para mirar a su compañero en busca de una explicación, su báculo cayó al suelo y el niño comenzó a llorar opacando la fría voz del rey de la vida

"el niño no es más que un ángel cualquiera "

fueron las únicas palabras que pudo escuchar antes de perder por completo el conocimiento y volverse polvo frente a Zalama.

el ahora único rey del todo sostenía entre sus manos una luz que luchaba por salir de su agarre mostrándose furiosa por estar aprisionada y haber sido arrancada de su cuerpo físico, el dios de la vida no le dio importancia a que el alma de su "amigo" luchará solo la aprisionó en una esfera de ki asegurándose de que no pudiera salir, cargo al bebe y se marchó para devolver a aquel ángel a sus padres que seguramente estarían esperando el regreso de su hijo. Durante el trayecto sonreía triunfante pensando en lo que haría siendo el único rey sin que Zentai o Zeno se metieran en su camino.

POBRES ÁNGELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora