AWANO

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Un joven Daishinkan fue llevado al universo uno por entrenamiento, siendo aún muy joven su tío pensó que un buen entrenamiento era comenzar a portarse como un sirviente y no como el príncipe que se supone que es. El entrenamiento que previamente se le explico no lo convencía del todo, pasaría cuatro años atendiendo un mortal que no conocía en absoluto solo sabía que era de una familia muy prestigiosa de ese universo, se mantuvo callado el resto del camino pensando en sus hermanos y lo que se perdería durante esos largos 8 años de entrenamiento, no se le permitió despedirse de nadie solo se fue con el corazón roto y un remordimiento. Onotenshi trataba de llegar lo más rápido posible al universo uno pues debía regresar rápido al reino de los ángeles, los dos llegaron a su destino frente a la mansión Bellwether donde los esperaba una mujer de elegante porte

-buenos días condesa -saludo Onotenshi cortésmente

-buenos días gran sacerdote -fijo su mirada en el niño dedicándole un gesto de desagrado- ¿él es el sirviente del que me hablo para mi hijo? -pregunto tratando de ser cortés

Onotenshi asintió para después obligar a Dai a que se presentará con la condesa, al pequeño preadolescente no le agradaba la mirada de esa mujer pero debía hacerlo, no quería ser descortés

-un gusto conocerla condesa Bellwether -hizo una pequeña reverencia- soy Daiyamondo Whis Tenshin a sus ordenes -mostró una sonrisa aunque no tuviera los ánimos para ello

-también es un gusto -no disimuló su descontento- ya puede retirarse gran sacerdote -miró al sacerdote

-claro -miró al niño- no te equivoques Dai -le ordenó con su cínica sonrisa

el sacerdote se fue dejando solo al niño con la condesa que seguía viéndolo con desagrado, ella se acercó un poco más al niño de mala gana

-aclaremos unas cosas niños -llamó la atención del niño con un chasquido de sus dedos- te dirigirás a mí como condesa Bellwether y a mis hijos como príncipes Bellwether, ¿quedo claro? -pregunto con fastidio

-como usted ordene condesa Bellwether -se limitó a aceptar llamarla así a ella y sus hijos

la condesa comenzó a explicarle otras cosas las cuales Dai entendió perfectamente, no era muy diferente a lo que le dijeron que debía hacer para completar el entrenamiento, después de toda explicación a la cual no puso mucha atención la mujer llegó a un punto muy importante

-y hay algo que tienes que saber sobre mi hijo -puso sus manos en sus caderas- es invalido y necesita sus medicamentos cada cierto tiempo

el asintió, no esperaba que le serviría a un discapacitado, después de un rato aquella mujer lo llevo a la mansión, era una mansión bastante grande y lujosa pero no era apta para un discapacitado por todas las escaleras que esta poseía solo esperaba que el cuarto de su nuevo amo estuviera en el ultimo piso así le facilitaría mucho trabajo, mientras observaba todo a su alrededor la condesa mando a llamar a uno de sus sirvientes, un sirviente de traje negro llego rápido haciendo una reverencia mostrando sus respetos a la condesa

-¿para qué me necesita la condesa Bellwether? -preguntó con una sonrisa

-Vincet, te presento a Daiyamondo el nuevo sirviente de Awano -señalo al niño aun con disgusto- llévalo a la habitación restante y llévalo con Awano

-sí señora -se puso recto y miró al niño confundido por sus vestimentas, y apariencia- mi señora perdone por la pregunta pero ¿está segura de que es un niño? siendo sincero parece una niña

Dai rodó los ojos, solo habían pasado unos meses desde que los ángeles dejaron de confundirlo con una mujer, su largo, rizado y esponjado cabello era propio de una señorita, por su baja estatura su túnica le había quedado un poco grande dando la impresión de que era un vestido y sus facciones no ayudaban pues aunque lo negara su rostro era más parecido al de sus hermanas que al de sus hermanos. La condesa también rodó los ojos con fastidio, ella no solo sabía que era un niño estaba totalmente segura de ese hecho pues con solo escuchar la voz del preadolescente pudo sacar la duda de su cabeza

POBRES ÁNGELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora