Capitulo 3

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Había llegado el día de la fiesta, y aun estaba acostada sin ganas de nada. Me lance al sillón y prendí la televisión, para ver que daban de interesante. Antes de que pudiera cambiar al canal, sonó el timbre. Maldecí y fui abrir la jodida puerta. Me lleve una sorpresa gigantesca al ver a tremendo chico parado fuera de mi casa, ¿acaso se había perdido?

—¿Hola? —pregunte, con el ceño fruncido. Lo escanee con mi mirada de pies a cabeza y él sonrió. Llevaba una maleta de mano y una más grande. Arquee una ceja y me cruce de brazos— ¿Te comieron la lengua los ratones? —dije después de unos segundos en el que él no respondió.

—Hola, Kass. Al parecer no, porque estoy hablando —dijo con burla. Mi entrecejo se frunció y lo mire con los ojos entrecerrados. Yo a este chico lo conocía, pero ¿de donde? Lo recordaría. Está bien, no lo recordaría. Mi memoria no es la mejor que digamos.

—¿Te conozco?

—¿Tu que crees? —dijo, ¿coqueteándome? No, eso no era. Él se estaba burlando de mí— Mira, no tengo mucho tiempo, mi novio esta en la habitación y se preocupara cuando no suba —iba a cerrar la puerta, pero él puso su pie y lo apreté. Hizo una mueca, a lo que yo sonreí.

—¿Novio? Mi tía no me dijo que tenías novio, Kassandra

¿Tía? Pero que mier... ah, ya lo recuerdo.

—¿George? —pregunte sorprendida, bastante sorprendida, a decir verdad. Asintió, con una sonrisa muy ancha y estiro sus brazos hacia los lados. Lo tome entre mis brazos y apreté muy fuerte, como un abrazo de oso. Su perfume llego a mis fosas nasales y supe que era él, nunca cambiaba su maldito perfume.

—Hola pequeña. Te extrañe —dijo, levantándome del sueño. Reí y me separe de él. Lo inspeccione con la mirada. Estaba bastante cambiado... y guapo. Debo admitir que en estos cuatro años se hizo muy guapo.

—¿Pequeña? Lo dice George de la selva —me burle. Su sonrisa se borro y frunció el ceño. Siempre le decía así para molestarlo, terminaba muy mal, pero era genial ver su rostro enfurecido. Tal como el que tiene ahora. Sonreí y él hizo lo mismo.

—Yo, George. Tu, Kassandra —hablo como estúpido. Solté una carcajada. Él no cambiaba, ni yo.

—¿Vienes a quedarte? —pregunte, con un poquito de esperanza. Con él pase toda mi infancia, hasta que su padre tuvo que irse del país por asuntos de trabajo. George era mi mejor amigo, y lo sigue siendo. A pesar de que nunca nos vimos por cam o algo así, siempre estuvimos en contacto. Una llamada, un mensaje o simplemente facebook, pero siempre nos comunicábamos.

—Sip. Solo por un par de semanas —me guiño y metió las maletas a la casa. Cerré la puerta y lo jale de la mano, para que se sentara en el sillón, a mi lado— ¿Tu novio?

—Era mentira. Solo lo decía para venir a acostarme al sillón.

—Oh, ya entiendo. Yo ya iba a ir a partirle el culo a ese cabron.

—George, por favor —revolee los ojos. Fue como mi hermano mayor por un tiempo. Un chico se me acercaba, y él lo golpeaba. Era genial, a veces. Una vez le rompió la nariz a un chico y no dejaba de sangrar. Fue un momento épico.

—¿Hay algún chico? —movió sus cejas de arriba abajo. Felipe vino a mi mente y... oh Dios, ¿he dicho Felipe? ¡Oh Dios! Lo he dicho. No quise, bueno, si. Pero yo... agh. Sí, pensé en Felipe y creo que lo mas conveniente es que le cuente a George, ¿no?

—Hay... alguien. —dije nerviosa. Asintió y seguí hablando. Seria una larga tarde.

Pasamos muchas horas hablando de cosas sin sentido, como siempre. Me contó que dejo una chica, la cual le traía loco —o eso dijo él— solo por venir a verme. Algo difícil de creer, lo sé. Generalmente, George era el que traía loco a las chicas, era bastante difícil que alguien lo trajera loco a él.

Solo amigos (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora