Prólogo.

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Prólogo: Encontrando A Mi Mate.

Mis ojos se abrieron con los rayos del sol. Parpadeé un par de veces ajustando mi vista. Mi mente comenzó a recordar donde estaba y por qué. 

Miré la silueta femenina a mi lado. Los rayos de luz bañaban su piel bronceada. Sus cabellos negros como la noche se derramaba en la tela blanca de la almohada.

Pasé un dedo por la curva de su cintura. Su cuerpo tembló mientras se apegaba al mío. Mordí mi labio inferior. Hace unos meses que estoy saliendo con esta chica. Y creo que puede ser mi compañera de vida. Sonreí internamente por eso. 

Volví a delinear su suave piel. Su cuerpo se movió girándose. Sus ojos negros me miraron. Los mechones de plata en su frente estaban un poco despeinados.

Alexia era una loba encantadora. Era tranquila, extraordinaria en el combate y se llevaba bien con todos. Me había atraído, desde que la conocí.

No soy un tipo muy social. Todos me tildaban de ser frío, serio y apático. No me importaba, era algo que estaba en mis genes.

Una sonrisa se posó en sus labios. Sus manos se enroscaron en mi cuello atrayéndome. Sus labios rozaron los míos, eran un poco finos pero suaves. Tomé su cintura mientras la acercaba a mí. El beso se hizo más apremiante, mi lengua delineo su arco de cupido mientras que la iba posicionando debajo de mí.

-Tú sí que sabes despertar a alguien -dijo con voz dormida.

Mi boca volvió a buscar la suya. Sus piernas envolvieron mi cintura mientras que nuestros cuerpos entraban en un contacto placentero.

***

Tamborilee mi boca mientras me acercaba a mi hermana. Ella se encontraba con unas amigas. Su cabello rubio platinado brillaba a la luz de la luna. Sus ojos celestes como el cristal me miraron con alegría. Salió corriendo a mis brazos para estamparse en mi torso cuál koala.

-Te extrañé -dijo escondiendo su rostro en mi cuello.

-Solo pasé la noche afuera, cachorrita...

-Tendrías que esperar a tu mate, hermano. No estar con otra chica -dijo la niña de ocho años. 

Fruncí el ceño "Su mente es muy madura para su edad" pensé.

-Solo es una amiga -mentí.

Su rostro se alejó de mi cuello mientras sus hermosos ojos me miraban.

-Sé que ella es tu novia -dijo con un puchero-. Todos lo sabemos.

Mordí mi labio, esta mocosa me traería problemas de grande.

Una niña de su misma edad se acercó. Ella me miró y sus mejillas se pusieron rojas. En verdad parecía una muñeca. Sus ojos verdes me estaban detallando detenidamente. Su cabello rubio como el trigo caía  ensortijado hasta su cintura. Llevaba un vestido blanco inmaculado.

-¡No me dejes sola! -chilló  de repente.

Okay. La niña angelical tenía temperamento. Mi hermana se descolgó de mí y la abrazó, ambas se fueron a jugar con la otra niña. Ella tenía la piel como el chocolate, sus cabellos era estilo afro y sus ojos verdes me miraron por un segundo para apartar la mirada avergonzada después. También llevaba un vestido blanco.

Era tradición  que cuando llegaba el cumpleaños número dieciséis todos vayan de blanco. No entendía por qué. Pero bueno, tradición era tradición.

Me fui a sentar en una de las sillas. Había mucha gente y eso me ponía un poco ansioso.

Mi cuerpo estaba ansioso, al igual que mi mente. Tenía muchos nervios. Hoy por fin conocería a mi lobo. Y rogaba a la Diosa que encontrara a mi mate. Y en lo posible que sea Alexia.

Atrapada Por El Alfa. Crónicas 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora