Capítulo 2: Nuevos Rumbos.
Mi teléfono sonó. Fruncí el ceño al ver que decía desconocido.
-¿Diga? -dije con vos cautelosa.
-Espero que ya tengas todo listo -dijo la voz de Betiana del otro lado.
Rodé los ojos.
-Para mi desgracia sí...
- ¡Oh, vamos, será divertido! -dijo contenta-. Como en los viejos tiempos. Hace tres años que no te veo. -eso último me puso mal. Ya que noté tristeza en su voz.
Suspiré mientras sonreí.
-Lo se Beth. Y tengo muchas ganas de verte -dije.
-Nos vemos mañana Ari -se despidió.
Corté la llamada, decidí darme un baño. Busqué mis cosas y me encaminé a una larga y deliciosa ducha. El agua caliente golpeó mi cuerpo. Un gemido salió de mis labios por el placer que me daba. Repasé todo mi cuerpo con jabón y luego lo aclaré. Limpié mi larga cabellera y luego salí. Me sequé. Cubrí mi cuerpo con el pijama, el cual consistía en una remera de tirantes rosa con besitos rojos y un pantalón corto haciendo juego.
Me metí en la cama, y traté de dormir.
Eran las tres de la mañana y no podía dormirme. Suspiré mientras me levantaba e iba a la cocina. Miré en la heladera a ver que había decidí por un vaso de leche. Lo puse a calentar un poco en el microondas. Estaba tan nerviosa, que había vuelto a comerme las uñas habito que había logrado dejar hace unos meses. De solo pensar en el entrenamiento mi estómago se revolvía.
La manada Dark Moon, era una manada que se destacaba por su combate, eran todos estupendos. Hasta el más débil de ellos era en verdad muy fuerte. Una frustración se apoderó de mí. ¡Maldito Alfa King! ¡¿Por qué tenía que obligarme a ir?!
Tomé tranquila mi vaso, sentada en la isla a oscuras, solamente la luz de la luna entraba y dejaba ver las figuras de las cosas. Cerré mis ojos y otra vez su imagen volvió a mí. La aparté enseguida de mi mente.
Una vez que termine mi vaso, me volvía a la cama, mañana a las seis de la mañana me tendría que ir. Así que traté de dormir lo poco que me quedaba.
Me enfundé en unos pantalones negros ajustados. Unas botas marrones y un top de tirantes azul marino. Estaba sin dormir. Y las ojeras bajo mis ojos verdes eran prueba de ello, me miré en el espejo, era un desastre. El blanco de mis ojos estaba irritado de un color rojizo. Suspiré al ver la maraña de rizos que era mi cabello rubio. Lo peiné y mojé un poco para hacerme una cola de caballo. No me gustó y terminé por hacerme un rodete flojo. Al menos no daba un aire tan miserable con este.
Bajé las escaleras, tía Susan me estaba esperando. Las cajas ya estaban en el auto, así que no tenía muchas más para hacer. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se acercaba a mí. Su abrazo cálido me llenó por completo, haciendo que lágrimas cayeran por mis mejillas.
-Prométeme que cualquier cosa me llamarás -dijo separándose de mí y enjugando mis lágrimas con sus pulgares.
-Claro que sí, no te preocupes -le dije sonriendo tratando de dejar de gimotear.
Me volvió a abrazar, y sus labios suaves dejaron un beso en mi frente.
Tomé mi bolso y me dirigí al auto. Saqué los lentes de sol. El día estaba hermoso, pero con lo irritados que estaban me molestaba horrores. Recosté mi cabeza en el asiento y largué el aire contenido. Me enderecé y puse a rugir el motor. Tenía dos horas de viaje por delante.
Puse música mientras conducía, para hacer más ameno el viaje. El viento entraba por la ventana y golpeaba mi rostro refrescándome. Estaba contenta manejando por la carretera. Me puse a pensar en todo lo que tenía que hacer hoy. Desde entrar a esa manada impenetrable, encontrarme con Beth y limpiar mi antiguo hogar. Sí, volvería a la casa donde vivía con mis padres.
ESTÁS LEYENDO
Atrapada Por El Alfa. Crónicas 2
Roman d'amourEnvolví mis piernas en su cintura. Mis brazos se aferraron a su cuello. -Buena chica -me felicitó mientras daba unos pasos más y me depositaba en la cubierta de un coche. Se inclinó sobre mí y me contempló. Mis ojos se perdieron en esos ojos violeta...