𝓢𝔀𝓮𝓮𝓽 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓼 - 𝓔𝓶𝓶𝓮𝓽𝓽 𝓒𝓾𝓵𝓵𝓮𝓷

•𝕭𝖊𝖆𝖙𝖗𝖎𝖟•

|CAPÍTULO 6|ACTO TRES|

Lo único que se escuchaba en el jeep era la radio la cual estaba en un volumen bajo pero audible para ambos y mi respiración. Ninguno de los dos tenía intenciones de hablar, yo porque realmente no me sentía de ánimos para entablar una conversación con el musculoso y Emmett porque al parecer no se atrevía a hablarme.

La noche en la casa de los Cullen fue una verdadera tortura para mi, no paraba de rodar en la cama una y otra vez tratando de conquistar el sueño pero fue en vano, no pude cerrar los ojos ni siquiera por 5 minutos.

A pesar de que habíamos hablado la noche anterior y que yo había decidido perdonar a Emmett aún habia una pequeña tensión entre ambos y yo sabía el porqué pero no estaba segura de que el castaño lo supiera.

Tome mi mochila y baje del jeep cuando el musculoso aparco el auto en un estacionamiento vacío. Tan pronto baje del auto pude localizar a Bella junto a su camioneta, esta abrió sus ojos sorprendida o asustada al verme nuevamente junto a los Cullen.

-Espero que se encarguen de ella- les dice entre dientes Rosalie la cual se detuvo a mi lado para fulminar con la mirada a la Swan.

-Iré a mi clase- murmuro alejándome de los Cullen los cuales me miraron un poco afectado por mi nueva actitud con ello, pero ninguno se atrevió a reclamarme o detenerme ya que sabían que yo necesitaba tiempo y espacio. Todos estaban al tanto que yo estaba junto a ellos por la imprimación y no por gusto.

-Char- me detengo en la mitad del estacionamiento ante el llamado de Nicolás el cual tomaba apresurado sus cosas de su auto.

-¿Estas bien?- le pregunto al ver como su rostro se veía cansado. El pelinegro suelta un suspiro antes de comenzar a caminar a mi lado.

-Yo si, pero Beatriz no- mi frente se frunce y le doy una corta mirada

-¿Le ocurrió algo?- le preguntó preocupada, sabía que la chica no actuaba por su propia voluntad por lo que no estaba molesta con ella.

-Los doctores no saben que le ocurre- dice con la mirada baja- estaba en su cuarto cuando comenzó a gritar y a quejarse por un fuerte dolor de cabeza, sus gritos eran aterradores- levanta la mirada y noto como sus ojos estaban cristalizados- al parecer su cuerpo no aguantó el dolor por lo que se desmayó y aún no despierta- rodeo a Nicolás con mis brazos y acaricio su espalda en forma de apoyo.

-Todo estará bien- me separo un poco y noto como unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas- Según lo que me contaron ustedes Beatriz es fuerte y lo ha demostrado en muchas ocasiones- le digo al recordar como estos me contaban las innumerables veces que la pelinegra estuvo en el hospital- así que esta ves no será la excepción- le digo mientras limpio sus lágrimas con mi suéter. Nicolás asiente con la cabeza con una pequeña sonrisa- Bien, tengo que irme a mi clase de historia ¿Te veo en el almuerzo?