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El rubio abrió los ojos lentamente, apenas y podía parpadear de lo pesados que se sentían.

Lo que había pasado... ¿había sido un sueño? ¿había sido real?

Estaba acurrucado en algo suave y tibio, casi reconfortante, rodeado de un aroma familiar que aún no podía diferenciar en sus memorias más profundas, lo intentaba, pero fallaba.

No recordaba haberse ido a dormir, él no dormía en su cama, solía dormir siempre debajo de ella para evitar cualquier cosa mala, pero justo ahora estaba despertando muy aletargado.

Estaba incluso a punto de volver a dormir de no ser por la caricia suave en su cabeza.

Se tensó.

En un segundo abrió los ojos y el pánico lo invadió...

—Buenos días dormilón ¿descansaste?

La respiración se le cortó, sus ojos se llenaron de lágrimas al instante, no... no podía ser cierto, no podía ser...él.

Alzó la vista con los labios temblándole-notando que había dormido encima de él-, un sollozo se le escapó sin poder evitarlo ¿así que al final si había terminado en el infierno?

—¿Por qué lloras príncipe? —preguntó el pelinegro, limpiando las lágrimas que corrían por las mejillas del menor, el toque fue tan suave y cálido como lo recordaba.

—Jinnie...—sollozó más fuerte y se lanzó a abrazarlo.

El pelinegro sonrió, apresando fuerte el pequeño cuerpo de su chico entre sus abrazos, apretándolo sin lastimarlo para que sintiera lo mucho que lo había extrañado.

Hyunjin.

Su Hyunjin estaba ahí, con él, abrazándolo de nuevo y llamándolo "príncipe" como solía hacerlo siempre que estaban solos y tenían la oportunidad.

—Shhh...Shhh... tranquilo pequeño, ya estas a salvo, estás conmigo...—murmuró contra su cuello, apretando su cuerpo contra el suyo y llevando una de sus manos arriba para acariciar su cabello.

—T-Te e-extrañe tan-tan-tanto—sollozó más fuerte aferrándose fuerte a la ropa ligera que el pelinegro traía, hasta ahora se daba cuenta que ambos estaban en pijama, en una mullida cama -que evidentemente no era la suya-, despertando apenas en la mañana en un lugar que evidentemente no era su casa—Tanto...—se restregó más fuerte contra su cuerpo—¿Por qué Jinnie? ¿P-Porque estas allá? ¿Por qué tu?

—Lixie... me suicide—murmuró contra el suave cabello dorado de su chico—Según la religión solo hay un lugar al que tengo que ir cuando me quito la vida.

—Tuve que ir contigo...cuando me dijiste que lo hiciéramos juntos tuve que decir que si...

—No, no, pequeño no digas eso—lo separó para poder verlo y empezar a besar su rostro, Felix suspiró de alivio al sentir tan cálido y familiar acto, estaba prácticamente en su regazo, temblando y llorando, pero a pesar de eso, tranquilo porque Hyunjin estaba abrazándolo con tanto amor en un cómodo lugar, sin ningún solo mal que los aquejara—No creo que podríamos estar juntos si lo hubieras hecho, eres muy fuerte mi pequeño príncipe, estoy orgulloso de ti.

Y entonces lo besó.

De forma dulce, suave y tranquila.

Los labios suaves de Hyunjin contra los suyos en un masaje suave que solo le hizo recordar el pasado, cuando se daban besos a escondidas en el parque ocultándose en los arbustos o en los baños de las plazas.

Las manos grandes, cálidas y familiares acariciando su espalda, bajando lentamente y volviendo a subir en una gentil caricia que le estaba provocando escalofríos. Todo se sentía tan bien y correcto que estuvo a punto de dejarse llevar pues sus brazos ya se habían abrazado al cuello del mayor, apegándose lo más que se pudiera a él.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora