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Lo único que se podía escuchar en un principio eran los pasos en las escaleras como si solo existiera el infinito eco, pero de a poco Felix pudo ser testigo de otras cosas.

Cosas que ojalá no hubiera tenido que ver.

Estando completamente callado por el miedo continúo bajando las escaleras, se le hacían infinitas, pero tampoco dijo nada al respecto, simplemente continúo bajando mientras frente a sus ojos podía ver cómo la gente era torturada de diferentes maneras, no entendía muy bien que estaba pasando, pero parecía que todo estaba dividido por secciones, honestamente, si le llegaban a preguntar que tantas escaleras bajó no sabría que responder.

Se sintió eterno, pero no tenía dolor, simplemente comenzaba a cansarse.

Para cuando sintió que el aliento no le daba para más, el demonio que tomaba su mano por fin se detuvo y comenzaron a caminar derecho, por una plataforma de piedra volcánica, no estaba caliente, pero era difícil caminar por ahí más aun por el cansancio.

—¿Ya llegamos? —preguntó tímido, pues ahora que ponía más atención a su entorno, se veía demasiado lúgubre, como si fueran calabozos de las películas medievales solo que más fríos, tétricos y desolados, lo que obligó al pequeño rubio a pegarse un poquito más al demonio.

—Ya casi—respondió simple parándose frente a la enorme puerta que al abrirse dejó ver a un minotauro con una gran hacha, al verlos bufó, el aire caliente saliendo de su nariz chocó contra ellos, si bien Felix se escondió detrás del demonio, este no se inmutó —Déjanos pasar.

El minotauro bufó de nuevo, a vista de Felix parecía que estaba comunicándose, pero él no podía entenderlo.

—Vamos a la sección dos, déjanos pasar.

Y al fin el minotauro se movió cediéndoles el paso y señalando el camino con su enorme hacha.

—¿En dónde estamos? —preguntó de nuevo, sintiéndose curioso y a la vez aterrado pues apenas empezaron a avanzar de nuevo fueron testigos de cómo un montón de criaturas torturaban muchas personas de formas que simplemente no podía describir con palabras de lo grotescas que eran, lo que si podía decir, es que había demasiada sangre, demasiados gritos, el dolor y la desesperación palpables en el aire.

—Estamos en Violencia, el séptimo circulo del infierno... aquí vienen aquellos pecadores reales y enteros, no solo aquellos que hicieron mal sin intención, sino los que lo llevaron a cabo con saña.

—¡¿Jinnie está aquí?! —preguntó asustado, sintiendo el pánico recorrerle el cuerpo ¿Cómo podía estar una persona tan buena como Hyunjin en un lugar tan horrible? ¿Qué había hecho en vida que él no sabía cómo para terminar ahí?

—Algo así—empezó a explicar—Violencia se divide en tres secciones, en la primera—dijo señalando a su alrededor—están los homicidas, tiranos, violadores y bandidos, ahogándose en su propia sangre para que no se les olvide toda la que ellos derramaron en vida.

Y con eso dicho Felix terminó aferrándose a su brazo, temblando por el pánico que le generaba estar rodeado de tanta gente mala, sin duda, ese no era un sitio para un niño como él, el demonio solo sonrió sintiendo algo parecido a la ternura por sus actitudes.

—Entonces... ¿Dónde está Jinnie?

—Aquí—dijo deteniéndose frente a otra gran puerta—esta es la sección dos, la de los suicidas—abrió la puerta con un toque, un ave con cara de mujer ya estaba ahí esperándolo—por haberse arrebatado la vida, violentándose a sí mismos, son condenados aquí a sufrir la tortura de las arpías—y con eso señalo a la que estaba volando justo frente a ellos—llévanos con el 20032000—ordenó y la arpía asintió, volando rápidamente por el bosque lleno de árboles con caras que eran torturados arrancándoles sus hojas y generando gritos y llantos que a Felix le provocaban escalofríos y pena.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora