Hace exactamente siete meses, estaba a punto de dejar de existir.
Un suspiro solo bastó para tomar un frasco sin esperanza y una caja con 30 cápsulas de bienvenida a la muerte.
Mientras lloraba en una mecedora, fumando un cigarrillo y con el miedo hasta el cuello, decidí dejar pasar mi vida en segundos. Sin despedirme de nadie ni abrazar nada. Solamente mis ojos comenzaron a girar, se nubló la vista y me desplomé...1 año atrás...
Mi vida tuvo muchos cambios, unos días estaba aquí y otros allá, siempre alguien que podía encajar en cualquier lado, pero recuerdo aquel 2020, un año que jamás olvidaré, porque ahí, en ese año, dejé de ser adolescente, me convertí en adulto.
No solo cambié yo físicamente, mi vida cambió en un septiembre cualquiera dentro de una burbuja de pausa llamado "pandemia"
El año donde todo se paralizó, a excepción de la tierra. La gente moría cada día, a cada hora, a cada segundo. Y el 10 de septiembre comenzó en mi familia, un día normal, se convertiría en el inicio de la dolorosa pérdida.Yo perdí cuatro familiares a causa del covid, a causa de nuestro descuido. Para el 23 de septiembre, yo ya estaba roto.
Me dejó sin palabras, me dejó sin lagrimas, me dejó en soledad, una tía que era como mi madre solamente empezaba a ser cenizas.
Tardar dos horas para esperar que su cuerpo estaba siendo procesado como un tabaco, poco a poco desapareciendo hasta quedar cenizas.
Fue ahí donde entendí que solamente somos polvo en este universo tan inmenso...