Una persona que podía sonreír en todo momento y elevar el ánimo a las demás, se convirtió en uno más en el mundo con depresión.
Solamente iba cayendo, iba quebrando cada parte de mi cuerpo. La gente piensa que nadie cambia, que somos iguales. Pero ese día yo cambié, algo dentro de mi cambio y todo lo que antes era de mí, desapareció, todo se quemo en aquel crematorio, cuando vi salir una urna de cenizas, parecía más las cenizas de lo que había sido mi vida pasada.
Y es que ella me cuido, me procuro, me enseño ser amable, ser inteligente en la vida. Pero nunca me enseño a estar sin ella.A partir de ese día, no recuerdo una noche que no estuviera sentado, llorando por no haber sido yo quien estuviera en el universo. Mis manos temblaban, mis ojos dolían, mis labios retenían las lagrimas que caían. Mi sonrisa desapareció y mi rostro cambió, la mirada era tal cual la de un adulto infeliz, un adulto sin experiencia, un adulto solitario.
Tenía silencios eternos donde me preguntaba que había hecho mal para sentirme así de insuficiente.Me daba igual lo que pensaran los demás, solamente era yo y nadie más, me volví egoísta, cerrado, depresivo, callado, ausente. Era una etapa que yo no había tocado, nunca entendí porque las personas se quitaban la vida. Hasta que me llegó a la mente...