Salí del hospital un lunes por la noche, aún me sentía mareado, no tenía fuerzas para sostenerme por mucho tiempo.
Abracé a todos los que me esperaban afuera y lloré. Salí sin saber porque estaba vivo si ese no era mi objetivo. Yo esperaba que mi único recuerdo fuese antes de tomar el medicamento y ahí partir.
Muchos creen qué hay otra vida en otro lugar, otros creen en la reencarnación. Yo simplemente quería ser tierra y estar bajo un árbol. Porque yo pienso que no hay más después de la muerte. Simplemente dejas de existir y como millones de especies que te extinguen y no vuelven a regresar.
Recuerdo llegar a mi casa, hablar con mi familia (lo poco que podía articular mi mandíbula) y decidí regresar a mi lugar, mi recámara.
Así que me acosté y dormí...
(Días pasados)
La casa se volvió un caos, turnos para cuidarme, mi familia sin descansar, yo llorando y fumando, sin querer comer. Prácticamente esa decisión no solo me cambió a mi, cambió a todos los de mi familia, la tranquilidad dejó de existir por un par de meses.
Todo se tenía que hacer con precaución y cada movimiento que yo hacía era vigilado.
Debo admitir que mi familia soportó mucho, me cuidaron, pero me dieron mi espacio. Sin quitarme la vista de encima, pero jamás rebasaron mis decisiones. Y es algo tan hermoso, podemos estar cayendo a pedazos, pero siempre respetar la vida de los demás y no soltar, eso me enseñó mi familia esos meses.
