Parte 7

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Era evidente que todo lo que le había pasado a su amiga le indignaba enormemente. La dejó que se desahogara cuanto quiso, hasta que terminó dormida en el sofá; sólo la cubrió con una manta y se fue a su recamara a descansar. Desde su lugar ve el resplandor de la luna la cual está pronto a ser llena.

Recuerda las noches en que su madre le contaba historias antes de irse a dormir, un beso en la frente y decirle << "Mi pequeña, tú eres la mejor, tienes todo lo que necesitas para conseguir lo que quieres ¡Ser una diosa! La jefa">> y como efecto de un hechizo, soñó con su madre toda la noche.

Al día siguiente cuando se levanta para desayunar se encuentra que Hanna ya está despierta revisando su teléfono.

-Hola, bueno días

-Hola Dulce

-¿Qué haces?

-Mira esto, acabo de encontrar varias clínicas donde pueden reconstruirme el himen... dime ¿Qué te parece?


Le pregunta mostrándole el aparato. Dulce se sorprende y se disgusta instantáneamente.



-¿Todavía estás con eso Hanna? Pasa de él... Laurus es un hombre que no vale la pena. No caigas en su juego. No supo valorarte, y eso no está ligado a si eres o no virgen. Déjate de tonterías y vamos a desayunar, sino llegaremos tarde al trabajo.

La joven lo piensa un segundo y luego acepta de mala gana lo que le dice su amiga y hace lo que le pide. Cuando finalmente llegaron al trabajo, desde un coche estacionado al otro lado de la acera se encuentra Benoit Laurus observando a las chicas, cierra su puño y da un golpe en la guantera debido al disgusto.

Se había acercado a Hanna Brighton por error, se precipitó al acecho para conquistarla debido a que no era el único que estaba rondando a la joven. En más de una ocasión estuvo a punto de conseguirlo, pero siempre era interrumpido por sus enemigos. Pero no era lo peor, Hanna era gran amiga de su verdadero objetivo y es muy seguro que ahora es conocedora de lo que sucedió la noche anterior, eso dificultaría algún tipo de cortejo.

Benoit había sido un completo idiota, se subestimó a sí mismo y a su rival, y ahora tenía muy pocas cartas a su favor para poder acercarse a Dulce... salvo... salvo que lo haga de otra manera, muy poco convencional y muy arriesgado.





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Los días pasaron y parecía que todo volvía a la normalidad: el trabajo, comer con las compañeras de trabajo y quedar los fines de semana para ir al cine o compras con Hanna, Mary Jane y Flammy Hamilton; quienes poco a poco se han ido acercado a la rubia por su simpatía y carisma.

Aunque lo que a veces sentía que necesitaba era un poco de soledad, pronto se cumplirían seis meses de la muerte de su madre y casualmente había visto una oferta; el alquiler de una cabaña por cuatro días casi gratis. Estaba tentada en coger la ganga pues sentía que necesitaba un poco de aire de las montañas, su vida en la ciudad a veces la agobia.

Flammy se enteró de las intenciones de Dulce y audazmente le propuso ir con ella, para que no sufriese ni un inconveniente como la última vez que estuvo por esos lugares, por lo que la joven terminó por aceptar.


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Finalmente se encontraba en las montañas, Dulce sentía que se revitalizaba a cada momento que pasa entre los árboles, el aire limpia sus pulmones y la briza acaricia sus pensamientos; parecía que sería una salida placentera. Es noche de viernes y la rubia va al pueblo a comprar provisiones a pedido de su amiga, que necesitaba ciertos ingredientes para preparar la comida.

&quot;LEALTAD, El Secreto de las Sombras.&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora