~ "ℌ𝔬𝔯𝔯𝔬𝔯𝔥𝔬𝔲𝔰𝔢" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 2.0] ~

Cₕₐₚₜₑᵣ ₁₂

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FREYA GRINDELWALD

La puta madre.

Era desaparecer después de disparar la puta bala, nada más.

No quedarme como pendeja parada frente a él y pedirle q me quite la jodida máscara.

Mi mente reacciona de inmediato cuando entro al jeep y el hechizo que traigo sobre el cabello cubriendo el color blanco se desata automáticamente.

Suelto un suspiro brusco pensando si mi acción fue la correcta, la máscara de los Mortífagos esta sobre el capó del auto y mi pie aplasta a más no poder el acelerador después de prender el auto.

Solo yo me meto en estos conflictos.

Mi corazón tiembla al razonar la presencia.

Mis manos están oscuras rogándome a que regrese hacia él, y yo solo ruego internamente mi calma.

Mi cuerpo suda, mis mejillas están rojas y cierro las piernas presionándolas en un impulso.

Dios, no puedo ser más ridícula y su mera presencia no me puede poner de esta manera.

Llego a la mansión estacionado como el carajo y bajo a paso rápido queriendo llegar a la ducha.

Abro la puerta gigante de madera, las luces están apagadas, sin conflicto camino hasta la mesa de centro que se encuentra entre la sala y el lobby, dejo la máscara ensangrentada sobre esta y cuando me dispongo a continuar con el camino.

Las luces se prenden haciéndome ver a Bernie más enfadado que el carajo.

Su mirada ya es un grito de horror, y sólo enaltece cuando nota como escondo mis manos detrás de mi espalda y bajo la mirada.

No ante él, porque yo nunca bajo la mirada, solo lo hago esta vez para esconder el claro hecho de que estuve muy cerca de cierta presencia que todos en esta casa detestan.

—¿Qué mierda es lo que has hecho? — Camina hacia mi escandalizado queriendo tocarme para levantar mi rostro y fijarse en mis ojos, pero yo solo lo ignora tratando de subir las escaleras hacia mi habitación.

— ¡Freya! — Grita mi nombre tomando mi mano para devolverme a mi sitio.

— ¡No me alces la puta voz! — Reclamo enardecida porque es lo más odio en el puto mundo.

ríe con sequedad cuando lo miro a los ojos por impulso.

— No me digas, has dejado que te folle. —.

Bueno seria, ese uniforme le quedaba tan....

—No, si eso es lo único que te importa, no soy de acostarme con otros cuando se supone que estoy en una relación.

Ha tomado la indirecta y es que él sabe lo que significa.

Somos tres, no dos, no es una relación simple y nunca lo será por mucho que lo queramos, no lo será. Es por eso por lo que comenzó de cierto modo, y al principio sólo eran Laurent y Bernie.

Tras meses de ruegos, lograron meterme un día al juego y no he logrado salir hasta el día hoy.

Y hay una razón por la cual no quise entrar al conflicto, y esa es que Snead, no sabe mantener la polla en un solo agujero.

Alza las cejas malhumorado y sé que le han quedado las ganas de pelear desde que me he ido.

Subo las escaleras pensando que ya me ha dejado en paz.

— Te va a hacer mierda. —No sé si es una amenaza o una advertencia, pero logra detenerme.

— Ni siquiera le he visto. — Ríe al no creerme.

— Te va a destrozar, y te juro Evanora que esta vez, no me vas a tener a mí. — Me quedo en silencio destilando superioridad haciendo saber que ya no me interesa. —Ni a mí, ni a Lau.

— Bien. — No pienso decir más. — ¡Se folla como a veinte semanal, está casado, tiene una puta familia, se nota que ya no le importas, no sabe que estas viva, y sigues tras el! — Esta exasperado. — ¡¿Qué mierda sucede contigo!?

— ¡Un carajo, sucede un carajo conmigo! — Estallo. — ¡No tengo una mierda que ver con el maldito de Draco, me vale tres carajos lo que haga o deje de hacer, pero si sigues agarrándolo como punto de ataque, voy a terminar de vuelta en sus jodidos brazos y eso es lo que no vez!

Odio tanto todo lo que solo verle puede causar en mí.

— ¡No controlo lo que siento por él, no toda la que vez soy yo, hay una maldita parte que aún le anhela y yo no puedo controlarlo y no es mi puta culpa! —.

Escucho un sonido tras de mí.

— Pues si todavía quieres a uno, no deberías haber comenzado otra relación y no solo con un tío, si no que con dos. - Es Laurent y para acompañar su frase se señala a ambos.

Bernie frunce las cejas mirándole. — No es eso a lo que nos ref-...-.

El pelirrojo le cayó hablando él.

— Si aun le quieres a él, dime porque mierdas estas con nosotros —.

Está presionando y presionando.

— Dime porque mierda sigues aquí fingiendo que somos más importantes que él. —Esta peor que Bernie y es más impactante de ver porque esto tan común no es. — Dime que mierda haces aquí.

— Estas sacando conclusiones que no tienen un carajo que ver. — Estoy cansada y con ganas de desfallecer, pero ya.

— Deberías cortarnos si aún le sigues anhelando de una forma tan pendeja como la acabas de explicar.

Mi cabeza se levanta mirándole.

— Laurent. —La voz de Bernie se alza temiendo lo que va a pasar.

— ¿Seguro? — Subo un escalón más confrontándole.

— Muy seguro.

El silencio reina en toda la mansión, y solo las respiraciones son el sonido de fondo que necesito para acabar con esto.

— Pues hasta aquí esta mierda, Laurent. — Saco el estúpido brazalete de mi muñeca arrojándoselo contra el pecho. — Hasta aquí toda tu desconfianza estúpida hacia mí, hasta aquí tus constantes cuestionamientos y tu miedo interno por no ser mejor que, Malfoy.

— Eva, Eva... — Bernie trata de arreglarlo sujetando mi mano. —

— ¡Suéltame que tu comenzaste metiéndole las putas ideas estas a la cabeza! — Lo miro directamente a los ojos y sé que pensaba que solo sería una pelea más, y es por eso por lo que la ha comenzado. —Tu comenzaste con los chismes ridículos y las mierdas que ahora el piensa de mí, es por tu puta culpa.

Laurent niega mirando a otro lado y entro en crisis cuando noto que ha encontrado en el fondo.

Baja corriendo por la máscara sobre la mesa y no trato de detenerlo, solo me quedo quieta sabiendo lo que tiene que pasar.

— ¿Qué hiciste...?

No respondo quedándome quieta.

—¡¿EVANORA QUE MIERDA HAS HECHO?! — Esta desesperado y de regalo, justo en este momento, Bernie recibe la llamada.

Toma el teléfono y su expresión se derrumba.

— Repítelo. — Pide antes de poner el teléfono en altavoz.

La voz entrecortada y agitada habla de forma turbia. —El ministerio sabe que los Mortífagos han vuelto. 

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