~ "ℌ𝔬𝔯𝔯𝔬𝔯𝔥𝔬𝔲𝔰𝔢" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 2.0] ~

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DRACO MALFOY

— A las ocho y cuarenta tiene la reunión del día con los coroneles, tenientes y capitanes. —Pasa de hoja en la agenda que tiene pegada a la mano como si fuera una parte más de su cuerpo. — La reunión durara un promedio de dos horas para aprobar los próximos operativos en Afganistán, y revisar las ubicaciones de los pelotones. — Asiento tomando el ultimo sorbo de mi taza de café. — A las doce en punto tiene planeado el almuerzo en el "Prudens" con el presidente del consejo. Y por último a las tres y cuarenta tiene la sesión de fotos con su esposa para la portada del periódico militar.

— ¿Que? — Alce la voz, la rubia esa ya me había jodido el día.

Harper asintió dejando una carpeta en mi escritorio — Si, la señora Malfoy me pidió que agendara la cita.

—No, no la vuelvas a llamar de esa forma, o es la señorita Durant, o Adeline. Pero con mi apellido no. — Mi secretaria volvió a asentir disculpándose.

— Lo lamento General, no volverá a pasar. Cancelare la cita. — Realizo el acto por suposición y acertó porque yo no iba a asistir a las mierdas de, Adeline.

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— Necesitamos estar centrados, los cambios tienen que realizarse solo cuando sean de máxima necesidad. Mientras tanto quiero todos los planes en mi mesa en menos de dos horas, no quiero que me vengan con sandeces, ni imprevistos. — Advierto. — Esto es el maldito ejército, la vida de muchos está en nuestras manos y por cada segundo que estemos planeando, perdemos soldados. — Señale el grafico que se proyectaba en la mesa. — Les voy a ser sincero, y aunque suene muy poco empático considerando mi puesto, a mi lo único que me importan es mi gente acompañada de la victoria, y si logramos salvar unos cuantos miles de civiles en el proceso, pues de puta madre.

Eran las cuatro y media de la tarde, tenía la segunda reunión del día con las personas correspondientes.

Un grito furioso se escuchó por fuera de la puerta.

— ¡Señorita Adeline, usted no puede ingresar sin un pase o un permiso asegurado!

—¡Soy la señora, Malfoy! — Grita caprichosamente. — ¡Y puedo entrar a la oficina de mi esposo las veces que yo quiera! — La puerta de mi despacho se abrio revelando a la rubia que traía puesto un vestido azul claro y el cabello dorado atado en una cola baja.

Todos los tenientes y coroneles que se encontraban en mi oficina comenzaron a salir educadamente de la oficina.

— En veinte minutos le entregamos lo pedido, General. —Asentí mirando con mala cara a, Adeline. Con los demás podía comportarse como una leona hambrienta, pero conmigo no era más que una gatita que rogaba por mi atención.

— Estamos tarde por cuarenta minutos, toma tus cosas y vámonos ya. El auto nos espera abajo. — Sonreí al ver lo incrédula que era, saque un cigarrillo del bolsillo de mi pantalón y lo prendí con magia no verbal, de hecho, no debería hacer ese tipo de cosas estando en un lugar tan vulnerable a la atención Muggle, pero eran ciertos "Gustos" que podía permitirme.

— Draco, estoy hablando enserio. Quiero que el fotógrafo irlandés sea que el nos tome las fotos, he visto su trabajo y es hermoso, sé que te encantara, pero para eso debemos irnos ya porque por muy general que seas, él tiene que hacer más cosas. — Y la tipa no se callaba.

— ¿Adeline, te queda, aunque sea un gramo de dignidad? Porque si es así te recomiendo tragarte todas tus palabras, darte media vuelta y largarte de mi oficina ahora mismo. Estas haciendo el ridículo y no te estas dando cuenta. —Se quedo callada abriendo más los ojos con mi última frase.

— Lo prometiste. — Me respondió cuando sus ojos se comenzaron a humedecer. — Prometiste que tratarías.

La mire con desinterés pasando las manos por mi cabello. — Pues adivina que. Iba a tratar, pero antes de empezar ya me has aburrido. — Sonreí saliendo de la oficina con Cerbero siguiéndome.

No sé en que maldito momento acepte casarme con ella.

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Tres años atrás

— Estamos en decadencia. — Mi padre me saludo con esa frase al llegar a mi hogar después de casi un año.

— Yo no fui el que se unió al ejército del señor oscuro ni al que todo su plan le salio mal. — Recordé dulcemente. — No sé porque me debería interesar a mi esa información. Eres el hombre de la casa, tu soluciona ese problema, padre. — Me quite la chaqueta colgándola en el respaldar del asiento. — Bien me lo dijiste antes de que me fuera. "Si es que escapas de tus problemas, dejas de ser un hombre"

— Lo sé, pero ahora veo mi error. — Su tono de voz cambia. — Draco, ahora ya has madurado. Tienes veinte años y toda una vida por delante, y la vida que te toque también va a depender por gran parte de tu apellido, es tu marca y va en tu sangre. Los Malfoy hemos sido una de las razas más importantes en el mundo mágico por años, cuando comenzaste a salir con Evanora, tuve en claro que tendrías un gran recorrido, acepté el compromiso, pero te metiste en más problemas y...

— No, tú te acostaste con su madre y fue uno de los hechos que llevo mi relación en empicada.

— Y tú te acostastecon su mejor amiga. Los dos cometimos errores, y no estamos aquí para sacarloen cara.

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