No era momento para tener una niña, eso decía la señora Collins.
Su esposo las había abandonado al querer estar oficialmente con su amante.
—Mami, ¿Dónde es que iremos?—Decía la pequeña castaña.
La madre la veía sin piedad alguna, no le importaba lo que hicieran con aquella chiquilla.
—Es una sorpresa, sólo procura no hablar en el camino—Decía la madre mirándola con odio.
La pequeña asintió feliz, ¿Irían a ver a papi?
Al llegar la pequeña vio una enorme empresa, se preguntaba que es lo que había dentro.
—Ven conmigo, no pienso cargarte como si fueras una bebé. ¿O qué, Acaso eres una bebé?—Dijo la mamá.
La pequeña negó rápidamente.
—Tengo cinco años, soy una niña muy grande—Decía mostrando sus dientecitos.
La madre rodó los ojos fastidio, es por ella que había dejado todo, por ella su marido la abandonó.
—Entonces camina y procura no hablar—Dijo la madre.
La pequeña asintió felizmente, ¿Acaso allí estaba su papi?
Salió del auto con sumo cuidado.
Entraron siendo bienvenidas por un señor de cabello blanco.
—Ella se quedará aquí, no se preocupe. Concentrará todo en la telepatía y aquello que ella posee—Dijo el señor mirándola.
La pequeña fruncia el ceño. ¿Quien era aquel señor?
—Mami, ¿Vamos a pasar allí?—Dijo la pequeña mirando atónita el lugar.
Su madre no respondía, si instinto de madre le decía que no la dejara, que iba a progresar junto a su pequeña. Pero ella y sus otros pensamientos le decían que dejara a ese pedazo de carne viva.
—¡Mami!—Dijo la pequeña dando un leve chillido al ver cómo su madre se marchaba.
—¡Mami no me dejes aquí!—Decía la pequeña, intentó seguirla pero sintió un pinchazo en su cuello.
Todo se volvió borroso, todo se volvió tal como lo imaginaba.
¿A dónde fue mi mami?
Quiero a mi papi.
Quiero a mi mami.
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¿Quien era?
¿Que hice de malo?
¿Dónde estaban mami y papi?
Quiero a mi papi de vuelta.
¡Mami!
—¡No me dejes, mami!—Esa voz.
Levántate, 007.
007, Levántate.
Rápidamente abrí mis ojos.
Allí vi a Peter, le di una leve sonrisa.
—¿Como es que puedes dormir como un tronco, pequeña?—Decía pellizcando levemente mis mejillas.
—No lo se, es un estilo de vida—Dije dándole una leve sonrisa.
El acariciaba mi mejilla con cariño, aquel tacto es el que necesitaría siempre conmigo.
—Vístete, papá te requiere a ti y a tus hermanos. Te doy cinco minutos, vé—Dijo saliendo de la habitación así dándome privacidad.
Habían pasado ocho años de lo sucedido, actualmente no recuerdo muy bien como es que llegue aquí.
Solo recuerdo a una pequeña que gritaba que quería de vuelta a su mami y a su papi.
¿Como soy físicamente?
Había veces que papá me hacía romper el espejo con mi mente, eso me hacía sentir poderosa.
Apenas una adolescente delgada, pero no tenía cabello.
Algunas palabras no las comprendo, no se como está el día de hoy actualmente y no me importa saberlo.
Sentí el toque de la puerta.
—¿Ya estas lista?—Decía entrando con una sonrisa.
Yo asentí.
Sentia un gran gusto hacia Peter, con el es el único con quien hablo. Aunque sea a escondidas.
El decía amarme y yo a él, nunca había tenido una relación amorosa como el lo suele decir.
El es primer chico al que estoy amando, aunque sea a escondidas.
El cerró la puerta a su detrás así haciéndome sentir nerviosa.
El se acercó lentamente hacia mí con una leve sonrisa. Toqueteo mis mejillas con cariño, mi cuello..
—No sabes lo maravillosa que eres, mi cariño—Dijo besando mi frente.
—Te quiero mucho, 007—Decia ahora besando mi mejilla, algo cerca de mis labios.
Mi respiración se hacía rápida, mi corazón se aceleraba rápidamente.
—Mi chica, te deseo—Dijo besando mis labios tan cariñosamente.
Aquella muestra de amor me gustaba, el decía que solo el daría esta muestra de amor, que el sería el único por siempre.
El me decía que no podía ver a nadie más que a él, solo a él.
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—Por favor papi, no te vayas—Decía arrodillandome ante el.
El me miraba con desprecio.
—No deseo a tu madre, tu y ella me dan un gran asco—Decía escupiendo mi rostro.
Yo solloce más fuerte.
Rápidamente subí a mi habitación, ya no quería escuchar de nuevo a mis padres pelear.
Negaba rápidamente, mi cabeza dolía mucho.
Pero todo se volvió silencio, estaba todo de color negro.
Solo había un gran silencio junto a mi.
Rápidamente abrí mis ojos, pero todo estaba apagado.
Al bajar vi a papá en el suelo, mamá sollozando viéndolo.
Ella al verme su odio incrementó.
—¿¡Que leje hiciste a tu padre!?—Dijo acercándose a mi con furia.
Ella iba a propinarme una abofetada, pero ella fue lanzada a la pared.
Mi mente hablaba por si sola, mi cuerpo reaccionaba a lo que él cerebro mandaba.
La sangre de hilera caía de mi nariz, mi madre me veía con terror, como si yo fuera la enemiga.
Y por alguna extraña razón me gustaba sentirme de esa forma.
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Ya al percatarme que yacía en el patio de juegos, dibujando una persona ensangrentada y a una niña a su lado.
Alcé mi mirada así chocando con la de Peter, sonreí levemente ante el.
El miró a todos lados y me dedico una sonrisa simple.
Ante esos detalles yo moría de felicidad.
Pero no todo iba a ser así, ¿O si?
