Capítulo 2

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Siete meses pasaron desde que Sicheng decidió abandonarlos, Yuta intentó buscarlo, intentó saber que pasó de él pero nadie sabía nada de él, sus bebés al fin tuvieron que ir a una guardería donde su amiga Sana era la encargada, estaba agradecido de que como amiga a la japonesa, ambos fueron amigos desde niños y ambos ganaron la beca para poder estudiar en China pero se tuvieron que eljar gracias a los celos de Sicheng, pero una noche mientras Yuta se encontraba de trabajando de noche noche él restaurante la volvió a encontrar y le contó toda su historia y desde ese día ella venía a visitarlos y a cuidar de los niños, ella había sugerido lo de la guardería cosa que el japonés no estaba tan de acuerdo ya que quería estar con sus bebés todo el tiempo, pero se dió cuenta que no era bueno el llevarlos a ellos en su trabajo, ya que podría afectarlos, así que acepto la propuesta, al principio los niños lloraron ya que no querían separarse de su papá pero este les prometió por el meñique (era lo más sagrado para los gemelos) que volvería por ellos y que mientras la tía Sana los cuidaría, estos asintieron con lágrimas aún pero lo dejaron ir, Yuta no aguantó y lloro todo el camino ya que era el primer día de sus bebés y verlos llorar los destrozaba, él amaba a sus bebés.

Eran las 1 am. Cuando escuchó como el timbre era tocado, el Japonés se sorprendió por la hora, pero aún así se dirigió a la puerta ya que debía de ser alguien pidiendo ayuda o algo.

-¡Ya voy! Decía el japonés intentando no gritar ya que sus bebés estaban durmiendo, abrió la puerta y pudo notar que no había nadie

-¿Hola?, decía mirando por todos lados, un llanto lo hizo sobresaltar notando al fin el pequeño canasto con sábanas, él estaba aún medio dormido así que froto bien sus ojos por si era un sueño pero no, el canasto estaba ahí y el llanto aumentaba, él se agacho para ver que era lo que había ahí abriendo grande sus ojos al notar que un pequeño bebé se encontraba envuelto en unas lamentables sábanas y al ver el cordón umbilical supo que el bebé era un recien nacido, rápidamente fue a su habitación tomando una de las acogedoras manta el cual tenía la imagen de un oso el cual era de Hendery, volvió junto al bebé y lo envolvio en este, estaba en épocas de otoño y hacía mucho frío, al cargarlo notó una pequeña nota en el canasto lo alzo alzó leer, y si no fuera porque tenia al bebé se desmayada ahí mismo, la carta era de Winwin.

Querido Yuta, este es el último error que cometo, te presento a tu hijo, cuando me liberé de ustedes me di cuenta que estaba embarazado de dos meses, fue una desagradable sorpresa, pero decidí tenerlo por ti amor mío y ya que amas tanto a tus crías, te los dejo, con amor tu Winwinie.

Arrugó con sus puños la nota y lo lanzó lejos de la entrada, luego ingresó con el bebé dentro de la casa este seguia llorando, pudo ver sus pequeñas manitas aún en un puño y su narices estaba roja de tanto llorar, el Japonés lo acercó a él y lo acurrucó intentando calmarlo, y al parecer funcionaba ya que el bebé poco a poco se calmaba, rápidamente tomó su teléfono y marcó al único número que sabía que lo ayudaría.

-¿Hola?, decía una voz somnolienta

-Necesito que vengas urgente , diciendo eso colgó.

Pasaron unos 20 minutos cuando una despeinada rubia golpeaba su puerta ingresando al pequeño apartamento notando la pequeña bola de manta que llevaba el japonés entre sus brazos, apunto hacia donde estaba la manga pero rápidamente el japonés habló.

-Necesito que cuides de mis bebés un rato, luego juro explicar...

-No te preocupes Yu, sabes que puedes contar conmigo, ahora vete y luego me explicas, el Japonés la abrazo rápido y luego fue rápido hacia su auto.

Todo Por Mis Hijos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora