•.¸♡ 𝐭𝐡𝐞 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭... ♡¸.•

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Quackity lograba lo que se proponía, a veces las cosas no tomaban su curso adecuado... pero él solía tomar el timón y asegurarse de que lo hicieran. Sin embargo, cuando tomó aquel vuelo para poder conocer finalmente al chico con el que compartía tan buenos momentos.

Se propuso algo.

Y era que haría lo posible para que su corazón se mantuviese frío, y que no importaría que sucediera; no significaría nada para él.

Pero, se había dado cuenta que no podía cubrir el sol con un dedo. Que el mar no dejaría de crear oleaje solo porque a él se le dificultaba atravesar el desafío de la marea.

Su corazón sabía que estaba mal sentir aquel calor, ese sentimiento acogedor cuando Rubén parecía preocuparse de más por él. Pero no podía ignorarlo. Y se sentía mal, porque él había sido tan amable con él.

Sin saber lo que sentía.

Era como estar pagándole con incomodidad, más cuando... él sabía que el corazón de Rubén estaba en otras manos. No le pertenecía a él.

Y por mucho que lo deseara, que supiera que en sus manos estaría mejor. Rubén hace un tiempo atrás, había entregado su amor a alguien más. Y Quackity estaba seguro que ese alguien más, no iba a entregárselo.

Su expresión se volvió agridulce, porque sinceramente, ¿qué podía ofrecer que no le diera ya Irina? ¿Estabilidad? Por dios, que sabía de sobra que desde que ella llegó a su vida todo había mejorado.

Su salud, sus horas de sueño, su alimentación, pero cuando ella se iba... ¿es allí donde él pertenecía? ¿Ser un reemplazo?

Negó, ni en los mejores eventos de MInecraft se había permitido ser un reemplazo, menos lo haría... por él.

-¿Por qué serás tan imbécil, Alex? -murmuró para sí mismo. Reteniendo sus sentimientos, no se iba a permitir llorar.

Aunque... cuando tocó sus mejillas se dio cuenta de que ya lo hacía.

-¿Quackity?

Verga.

Se limpió los rastros de lágrimas que tenia de los ojos y se giró, sonriéndole a Rubius -Tardaste un chingo, eh. ¿a dónde fuiste, a Narnia?

Aunque su comentario tuvo éxito, ya que una sonrisa pequeña se formó en los labios de Rubén, se dio cuenta que no había servido del todo como distractor. Rubén se dio cuenta casi al instante de las lágrimas de Quackity.

-¿Qué ha pasado? -cuestionó suavemente, dejando los artículos de limpieza en la isla, rodeándola para tomar delicadamente del brazo al chico menor- ¿Quackity, qué ha pasado? ¿Estás bien, quieres que te ayude con algo?

Cosas, cosas habían pasado y estaban pasando en su corazón. Y para la desgracia del chico, la cercanía de Rubén lo hacía todo mucho peor. Tuvo que alzar la cabeza para poder mirar a los ojos al castaño.

Maldita diferencia de altura.

Quackity negó, mirando a Rubén con una pequeña sonrisa -No es nada, Rubius. Me acordé de algo, y me puse a llorar... -rió, pero su risa no pudo engañar al más alto- estoy bien...

"Estar bien" con lágrimas en los ojos no era una de las mejores cosas que se podían decir para convencer a alguien. Porque, al menos en esta generación, el "estar bien" es un grito de auxilio.

Rubén chasqueó la lengua, negando -¿Cómo vas a estar bien, gilipollas?

Y, Quackity asegura que estuvo cerca de sufrir algún tipo de ataque al corazón. De un momento a otro, las manos de Rubén recorrieron sus brazos hasta que aquellas dos grandes manos acunaron su rostro.

Abrió sus ojos un poco más, observa atónito como sus rostros parecían estar cada vez más cerca.

Y desde esa cercanía, él fue capaz de admirar aquellos ojos verdes, que parecían cambiar de color. Y brillaban cada vez más, con alegría, con creatividad cada que algo nuevo se le ocurría.

Unos ojos que millones han visto, o anhelan ver de cerca, y él, un chico cualquiera que no esperaba volverse especial para lo que creía inalcanzable, no es consciente que ha logrado robarse el corazón de Rubén también.

-Puedes decírmelo, Quackity, ¿lo sabes, no? No tienes que guardártelo, tío. Puedes contarme.

Hum, puedo, es verdad, pero no quiero que me dejes.

Quackity sonrió, posando una de sus manos sobre la que Rubius mantenía en su mejilla -¿Tanto así te preocupo? -bromeó- ¿Cuánto quieres, un bitcoin?

La sonrisa cariñosa de Rubén quemo en él y en su consciencia.

No. Se dijo. No puedo hacerle caso a mi corazón.













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𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐒 𝐀 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄 × ʳᵘᵇᶜᵏⁱᵗʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora