guardaespaldas 🛡️ cuento

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Narrador Omníciente:

Katsuki Bakugou odiaba ser el heredero al trono, porque carajos todos tenían que tratarlo como si fuera cristal?, Claramente no lo era, toda su vida lo habían entrenado como a cualquier soldado del gobierno, para que pudiera defenderse solo en una emergencia y también para que cuando tuviera la corona supiera ordenar.

Ya no faltaba tanto para su coronación, aunque seguían siendo algunos años, sabía que en cuanto cumpliera la edad necesaria su madre le daría el trono, ella ya solo quería un descanso, cosa que al rubio no le agradaba, el apreciaba su libertad y en cuanto fuera el rey ya no la tendría en lo más mínimo.

Su madre lo había llamado al salón mientras estaba tranquilamente leyendo, odiaba que lo interrumpieras así que no estaba de buen humor, pero en realidad el cenizo nunca estaba de buen humor.

Al entrar encontró a Mitzuki, o bruja como el le llamaba, sonriendo mientras veía a un montón de chicos probablemente de su edad, todos vestidos con armaduras y con espadas en sus caderas, caballeros, más precisamente los entrenados para ser guardaespaldas, eso lo sabía por sus escudos.

_No quiero y no necesito un maldito guardaespaldas vieja bruja!, Exijo que los saques a todos de aquí ahora mismo!_ reclamo en cólera mientras trataba de irse, sin embargo su madre lo tomo de la muñeca y le jalo la oreja para llevarlo frente a los chicos que lo miraban serios.

Hizo una mueca al verlos y su madre le dijo que mínimo le iba a dar la opción de elegir a cual quería como guardaespaldas, el de inmediato menciono que no eleguia a ninguno pero su madre le dió un zape detrás de la cabeza, uno de los chicos, que tenía unos cuánto mechones morados, soltó una pequeña risa ante el acto pero no tardó en volver a tener la compostura correcta.

_No se como los vallas a eleguir pero mínimo uno se tiene que quedar_ hablo la mujer rubia, miro a los chicos y se disculpo con ellos volviendo a hacer que el pelinegro sonriera, este fue el único que le respondió haciendo una reverencia y diciendo que era su trabajo, la mayor le devolvió la sonrisa y comenzó a caminar hacia la salida.

_Pasaras esta semana con todos ellos y el domingo espero la respuesta de cuál será tu guardaespaldas_ fue lo último que dijo para desaparecer entre la puerta, el ojirojo simplemente se fue de la habitación para ver qué era lo que tenía que hacer después aunque claramente todos los demás chicos lo siguieron de demasiado cerca en su opinión.

Si iban a estar ahí al rededor de el como mosquitos mínimo pensaba utilizarlos para algo, les narro todo lo que tenía que hacer durante el día para que le recordarán y para desgracia de varios solo la mitad fueron capaces de recordarlo.

Un guardaespaldas debía ser algo más que solo el tipo que estuviera siempre a su lado cuidando lo, el resto de la semana paso haciéndoles pruebas para ver quién era el menos inútil de ellos, terminando con dos candidatos, aunque el que más le intrigaba Jomei Takuma, el chico que se había reído de que su madre lo golpeó, era alto y fornido claramente.

Era muchísimo menos serio que Ida Tenya el otro candidato, se tomaba las cosas en serio pero cuando tenía libertad era claro que la aprovechaba, el chico que venía de un pueblo algo pobre le agrada mas que el otro que prácticamente venía de una familia militar con muchísimo dinero, pero necesitaba una razón más válida para sacarlo.

Pelear con el era la última prueba, tenían que derribarlo y tenerlo a su merced, si no podían con el porque los tendría cuidando lo, el peliazul lo miró confundido cuando les dijo lo que tendrían que hacer en cambio el ojimorado sonrió divertido y empuño su espada, se notaba cuanto quería el puesto.

La pelea entre ambos comenzó teniendo los bastante a la par, se trataban de dar con las espadas y el más alto se protegia con su escudo, cuando ambos atacaron al mismo tiempo quedaron frente a frente empujando su espada para que el otro no avanzará más, ambos se miraron a los ojos y Katsuki se quedó embobado en ese momento.

Miraba a los ojos del contrario y podía ver en aquellas amatistas el entusiasmo que el chico tenía en ese momento, como sonreía divertido ante el buen desafío que el otro le daba, lo había investigado, era el mejor de su clase y vencía a sus compañeros en menos de dos golpes, así que era la primera vez aur alguien le daba lucha.

Jo noto la distracción del contrario y ya que el también estaba luchando por no perderse en los rubíes del contrario, decidió terminar con el combate y con el pie lo tiró al suelo, coloco la espada en el cuello del principe y este sorprendido sonrió, el mayor quitó la espada y ayudo al otro a pararse.

Iida se fue bastante molesto ya que cuando rechazo luchar Katsuki de inmediato le dijo que entonces el Takuma sería su guardaespaldas, dos segundos después dejo de sentir el piso en sus pies, cuando volteo el de mechones morados lo tenía entre en sus brazos dando vueltas y riendo mientras agradecía la oportunidad.

_Gracias en serio!, Gracias Katsuki, no tienes ni la mínima idea de cuan feliz me haces!, En serio agradezco la oportunidad!_ el chico seguía feliz mientras continuaba abrazando al contrario y este no sabía realmente que hacer, solo se quedaba quitó viendo la alegría del otro.

El ahora nuevo guardaespaldas se dió cuenta de lo que estaba haciendo y soltó al heredero y comenzó a disculparse, le acomodo la ropa y continuo con las reverencias, rápidamente a Bakugou le cansaron las disculpas y lo mando a callar, para su sorpresa el cenizo dijo que su muestra de agradecimiento no le había disgustado.

Es difícil no volverte cercano con alguien que prácticamente pasa todos los días contigo, ambos solían hablar constantemente mientras estaban aburridos e incluso Jomei se dedicaba a hacer al contrario reir cuando estaban en eventos importantes y se notaba que el ojirubi estaba comenzando a molestarse, en toda su vida el ojimorado era la persona que estaba más cercano en su vida.

Aunque tal vez se abierto demasiado con el, Bakugou estaba molesto encerrado en su cuarto, su madre había anunciado que al día siguiente con su cumpleaños iban a anunciar su coronación unos meses después, ella le había prometido que iba a esperar otros dos años, su furia a la mitad de la noche fue interrumpida por un toque en su puerta, grito que se fueran pero claramente fue ignorado.

Vio a Jomei entrar con su ropa normal lo más callado que podía, se paró de su cama y lo miró confundido a lo que resivio su típica sonrisa, le extendió la mano preguntando en un susurro si es que quería un poco de libertad antes de que todo pasara, el ojirubi no dudo en aceptar y después de vestirse se escabullo por el palacio con el otro.

Cuando salieron y montaron un caballo Katsuki no paraba de preguntar hacia donde iban, el otro solo respondía que le iba a gustar y al llegar a una cueva creyó entender, siempre había hablado de su admiración hacia los dragones y como nunca lo habían dejado ver uno.

El le había contado que en su pueblo había uno y que de hecho solía llevarse con el, el cenizo miraba con admiración a la enorme criatura mientras el ojimorado solo se acercaba y la acariciaba con cuidado, ofreció su mano para que cuando Baku la tomo le ayudará a tocar al dragón, Kirishima como el lo llamaba.

_Quisiera que tuvieras está libertad siempre, te ves mucho más feliz aquí que en el palacio, pero no creo poder dártela_ afirmó Jomei mientras veía al príncipe reir por como el dragón parecía abrazarlo con su ala.

_Aun así gracias por esto, la libertad no sería lo mismo si no estuvieras aquí conmigo_ contesto sin pensar para después dejarle un abrazo al contrario que no dudo en devolver la acción, ambos se miraron sonriendo pero cuando los primeros rayos de sol atravesaron la entrada de la cueva fue su señal para irse.

Mientras se terminaba de preparar para la tonta ceremonia que le harían suspiro al ver al pelinegro detrás de el serio, le pregunto si no podían volver a irse y el otro negó, afirmando que lo matarían si alguien más se enterará de que lo ayudo a escapar, tendría que limitarse a su vida aburrida como rey a menos de que se le ocurriera otra cosa.

La pareja de BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora