( O7 ) - jeune amour

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Ya era completamente tarde para cuando la camioneta rentada se estaba estacionando frente al hotel.

Jean Pierre bajó de esta, y se dirigió hacia la puerta del copiloto. Al abrirla, se quedó mirando por unos segundos a Josephine, quien había estado dormida por un poco menos de la mitad del camino.

 
Mon amour...— pasó el mechón de cabello que cubría su cara por detrás de su oreja —Ya estamos aquí, despierta.—

 
—Mhh?— fue lo único que logró conseguir por parte de la menor

 
—Anda, vamos.— tomó la mano de Josephine y la acariciaba con su pulgar —Necesitas descansar bien.—

 
—Cárgame.— dijo apenas abriendo los ojos ligeramente.

 
—Jo...

 
—Por favoooor, que de algo te sirva tener músculos en los músculos.

Con una risa ligera, Polnareff aceptó. Entró al hotel cargando a Josephine, pero también teniendo que cargar la hielera (que ahora contenía las frituras que sobraron), un par de toallas y los trajes de baño de ambos que estaba en una bolsa de plástico para no mojar el resto de las cosas.

 
—Mi héroe.— bromeó ella adormilada, y con media sonrisa.

 
Polnareff la llevó hasta su habitación, mientras ella se ponía cómoda para dormir, él se encargó de acomodar en su lugar todas las cosas que habían traído de su pequeño viaje.

Cuando este había terminado, la castaña ya se encontraba metida bajo las cobijas, cómoda y dispuesta a dormir. El francés se sentó junto a ella, acariciaba su cabello mientras ella solo sonreía.

 
—¿Te divertiste?— dijo él

 
—Muchísimo.

 
—Me alegra...— se quedaron mirándose por unos segundos. —Bonne nuit, mon cœur.

 
El mayor depositó un suave y pequeño beso en los labios de su chica, para luego levantarse de la cama, pero ella tomó su brazo de modo que no podía irse.

 
—Pol...

—¿Qué pasa?

—Quédate conmigo, ¿sí?

El mayor no pudo negarse, tras quitarse la ropa quedando tan solo en ropa interior, se acomodó en el espacio que Josephine había hecho para él.

Tan pronto como Polnareff se había metido a la cama, la chica lo abrazó y lo mantuvo cerca de ella.

 
—Te amo...— le dijo adormilada, con un pequeño beso en la mejilla.


—Yo también te amo.— contestó él con una sonrisa, y ambos se quedaron dormidos unos segundos después.

[...]

Al siguiente día, Josephine se levantó "temprano". Al abrir los ojos se encontró con Jean Pierre, que aún dormía, y se veía tan tranquilo.

Se levantó de la cama, tratando de no hacer ningún ruido. Se dirigió al baño y cerró la puerta. Llamó a la recepción y pidió para ambos un buen desayuno a la habitación (así se ahorraba el bajar a arreglarse).

Entonces, regresó a la cama dispuesta a estar de nuevo en brazos de su amado. Cerró los ojos y, antes de que se diera cuenta, se había quedado dormida de nuevo.

Unos minutos después, un golpe en la puerta hizo que la chica se despertara de golpe. Trató de levantarse de la cama, pero las manos de Polnareff alrededor de su cintura la detenían.

—Quédate conmigo...— dijo, apenas pudiendo abrir los ojos.


—Jean, la puerta.— contestó la castaña, dando pequeños besos en las mejillas de él.

—Que no nos molesten.— dijo, con un agarre firme pero delicado


Otros tres golpes en la puerta, seguidos de la voz de un empleado interrumpieron la escena una vez más. "Servicio a la habitación." dijo la persona detrás de la puerta, en un tono un tanto irritado.

La única respuesta por parte del francés fue un pequeño quejido. Al mismo tiempo, Josephine por fin se levantaba y se dirigía hacia la puerta de la habitación.

Detrás de ella, un carro grande lleno de diferentes platillos que había pedido como desayuno. El empleado salió de la habitación, dejándolos solos de nuevo.

Josephine se sentó en la cama, junto a Polnareff que acababa de enderezarse, y comenzó a jugar con su cabello alborotado.


—¿Ya te dije que te ves más sexy así?


—¿De verdad?— contestó él, para luego dar un beso en su frente y comenzar a inspeccionar la comida que había llegado recién.


Josephine tan solo asintió, con una leve risita, y procedió a comer junto con Jean Pierre.

Unas horas más tarde, ya que habían comido y estaban arreglados, decidieron bajar a la piscina un rato, luego decidirían que hacer.

Mientras esperaban a que el elevador llegara a ese piso, tomados de la mano, no prestaban atención. Jotaro, junto con Joseph se acercaban, decididos a bajar también.

Al notarlos acercarse, Josephine saludó a ambos con la mano, ellos saludaron de vuelta, Polnareff tan solo sonreía.


—Vamos a la piscina.— dijo ella una vez estaban más cerca —¿Quieren venir?—


—No.— dijo el menor de los Joestar, tan seco como siempre.


—Te estábamos buscando, creímos que te gustaría salir a algún lado antes de irnos.— dijo entonces Joseph.


—Sí, seguro.— contestó ella emocionada —¿Te importa?—


—No, para nada.— dijo el francés —Vayan, ya nos veremos luego.—

En cuanto llegó el elevador, los cuatro entraron en silencio. La mirada del peli-negro podría prácticamente matar a Polnareff. Luego de un tiempo que pareció eterno, el elevador llegó a la planta baja y las puertas de este se abrieron.

El grupo salió del elevador y, casi en ese instante, el joven pelirrojo que le había dado consejo a Josephine hace no tanto cruzaba por el lobby.


—¡Kakyoin!— dijo la chica, llamando su atención.


El menor se acercó a ellos, con una sonrisa y saludando con la mano.


—Josephine, me alegra verte.


—Lo mismo. Mira, te presento. Él es Jean Pierre, mi abuelo Joseph y mi primo, Jotaro.— al mencionar el nombre de cada uno, ellos saludaban a Noriaki.

Al encontrarse las miradas de Jotaro y Kakyoin, el menor se sonrojó inmediatamente, sin poder ocultarlo de ninguna forma. Por otra parte, el peli-negro tan solo escondió sus ojos bajo la visera de su gorra, de ninguna forma admitiría haberse sentido nervioso, aunque estuviera muriendo por dentro.


—Bueno, yo los dejo.— Kakyoin titubeaba ligeramente —Fue un placer.—


Escapó de la habitación tan pronto como pudo, mientras el resto continuó hacia la entrada del hotel.


—Llámame en cuanto llegues, ¿sí?— dijo Polnareff al despedirse.


Luego de esto, los Joestar se fueron a pasar el día juntos, visitar las atracciones en la ciudad y pasar un buen rato. Josephine sabía lo que esto significaba, pronto estarían de vuelta en Japón... y a Jean Pierre, no lo volvería a ver.





n/a :
pequeño momento jotakak, porque no puedo evitarlo.
perdón por las actualizaciones lentas, trataré de escribir más ♡. ¿se viene el final? :o.

𝗩𝗔𝗣𝗢𝗥. │ polnareff x ocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora