( 1O ) - rendez-vous

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— Josephine...— dijo Jotaro, mientras él y su prima compartían un plato de papas a la francesa junto a la alberca. —Necesito un favor.—

 
—¿Disculpa? ¿Oí bien?— la chica lo molestaba, él solo rodó los ojos. —A ver, dime.—

 
—Necesito que me cambies tu cuarto por esta noche.

 
—Si es para sexo, no.

 
Yare yare, no es para eso.— contestó el peli-negro, ocultando un ligero sonrojo com su gorra.

 
—Aunque bien quisieras.— susurró Josephine para ella misma —Entonces, ¿para qué?—

 
Jotaro hacia lo que pudiera para no admitir delante de su prima, quien sabía no lo dejaría en paz, que le daba vergüenza.

Volteó hacia otro lado, mientras con una mano llevaba una papa a su boca, la otra la mantenía en el bolsillo de su pantalón.

 
—Tengo una cita.— dijo de forma cortante, casi de forma rápida. —No quiero molestar al viejo, o que esté por ahí.—

 
—¿Y el cuarto de kakyoin?

 
—Lo comparte con sus padres...— ambos se quedaron en silencio unos momentos, hasta que él se dió cuenta. —¿Cómo supiste que...?—

 
—Shh. Bueno, sí te lo presto.— contestó ella —Pero me debes una, ehh.—

 
La mayor sacó de su bolsa la llave para la habitación, y se la entregó a Jotaro, quien tan solo la guardó en su bolsillo. 

Unas horas mas tarde, cerca del amanecer, Josephine (junto a su primo) se dirigió a su habitación por ultima vez, de modo que pudiera recoger algunas cosas y llevarlas a la habitación de él. Prefirió no quedarse con Polnareff por ahora, por lo que había pasado el día anterior. Sentía que necesitaba tiempo para pensar las cosas. 

Joseph abrió la puerta de la habitación que, hasta hace unas horas, compartía con su nieto. Se sorprendió de ver a la chica sentada sobre una de las camas, pero no le molestó en lo absoluto. 


—Intercambiamos por esta noche, ¿está bien?— dijo ella antes de que su abuelo pudiera hablar. 


—Claro, es muy bueno tenerte aquí.— contestó Joseph, acercandose a ella para revolver su cabello con una mano. 


Conforme caía la noche, la castaña se encerró unos minutos en el baño, de modo que pudiera preparar todo para dormir. Al salir se recostó en la cama que Jotaro usualmente ocupaba y encendió la televisión. Ahora era el turno de Joseph de usar el baño para poderse cambiar. 

Mientras estaba distraída cambiando los canales, él arrojó uno de sus guantes blancos hacia ella. Estos chocaron contra su cabeza , provocando en la chica una ligera risita. Los arrojó de regresó, haciendo que chocaran en el pecho del mayor. Ambos rieron. 

A decir verdad, le gustaba pasar tiempo juntos. Normamente el trabajo lo mantenía ocupado, así que solo lo veía en Navidad, y algunos veranos que ella y Jotaro pasaron en America. 


—¿En qué has estado pensando todo este tiempo?— dijo él, mientras se sentaba en su propia cama. 


—¿Eh?... no, no es nada. 


—Te pareces mucho a tu padre, ¿sabes que él hacia la misma expresión cuando algo le preocupaba?— dijo Joseph —No tienes que contarme si no quieres, solo quiero saber si todo está bien.—


La castaña suspiró; a decir verdad, no solo estaba preocupada, sino que se sentía completamente abrumada por tener que tomar una desición. Era verdad que ella tenía una vida en Japón, pero eso no significaba que tuviera un futuro ahí. Además, Polnareff, por más coqueto que fuera, no le pediría a cualquiera que se fuera a vivir con él. No, él lo decía enserio, se podía ver en sus ojos. Y ella tampoco quería dejarlo de ver por siempre.


—No sé que hacer.— dijo, mientras algunas lágrimas se formaban en sus ojos. —Tengo que tomar una desición, pero... ¿y si me arrepiento luego?—


—Es bien sabido que no se debe pensar con el corazón.— comenzó Joseph —Pero también es importante que pienses en lo que realmente quieres. Puede ser que te equivoques, es verdad, pero aprenderás de tus errores y lo harás sabiendo que lo que sea que decidiste te hizo feliz.—


La chica se levantó de la cama, para sentarse junto a su abuelo. Recargó su cabeza en el hombro de él mientras miraba al suelo. Él la abrazó, pasando su brazo por la espalda de ella. Sujetaba su hombro. 


—Todo va a estar bien, Jo. No tienes de que preocuparte. 


A su mente vino un recuerdo, uno de cuando era muy pequeña. El brazo del Sr. Oso, el oso que sus padres le habían regalado al nacer y del que no se separaba nunca, se había descocido ligeramente. La pequeña, de apenas cinco años, lloraba mientras sujetaba fuertemente la mano de su abuelo. 


—Todo va a estar bien, Jo. No tienes de que preocuparte.— le dijo él, tratando de calmarla. 


Ella lo miró, y el le dió una calida sonrisa, lo que la hacía sentir mucho más segura. Holly salió de su habitación, dirigiendose a ellos. Sus manos detrás de su espalda. 


—¿Qué pasó?— dijo Joseph en ese momento. 


Con una sonrisa, Holly le extendió a la pequeña su peluche, el cual había reparado, y que ahora se encontraba como nuevo. Al verlo, su rostro se iluminó instantaneamente. Tras darle un abrazo fuerte al pequeño oso, le dió uno a su tía también, y ella la levantó en el aire, haciendola reír. 

Aunque le era difícil recordar la muerte de sus padres, por su corta edad, recordaba que, desde entonces, ella tenía el apoyo incondicional de su familia. Sabía que ellos nunca la iban a dejar sola, y que se mantendrían tan unidos como el primer día. 

¿Tal vez lo mejor, por ahora, era volver? No lo sabía, pero, también sabía que la desición que tomara la haría muy feliz, y que su familia la iba apoyar en lo que fuera. 


—Gracias.— le dijo sonriente a su abuelo. 


Este la abrazó con fuerza, le alegraba mucho poderla hacer sentir más tranqula. A ella también le quitaba un gran peso de encima poderse, de algun modo, desahogar un poco. Se levantó, secó sus lagrimas y, a pesar de que no era muy tarde, se dispuso a dormir. 






n/a : 

aaa, perdón por tardarme en subir este capítulo, tuve un bloqueo pero ya estoy bien :). espero actualizar más seguido, gracias por la paciencia <33.

𝗩𝗔𝗣𝗢𝗥. │ polnareff x ocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora