Capítulo 2: El renacimiento del caído.

13 0 0
                                    

-¡Aaa, mi brazo! ¡Christian! ¡Daniel! ¡Auxi... lio...-quedé inconsciente unas horas. 

Traté de nadar lo más que pude, pero con un solo brazo es muy difícil, después de una hora de nadar me dormí. No sabía a dónde se dirigía mi cuerpo, pero confié, la fe fue mi aliada, seguí durmiendo, hasta soñé incluso, suelo soñar cosas raras, no recuerdo que soñé tal vez era importante o lo más seguro irrelevante. 

Sinceramente no sé cuánto tiempo estuve flotando, pero al fin la misericordia me encontró. 

-¡Víctor ven, ayúdame, hay un hombre medio muerto! ¡Y dile a Daphne que prepare una camilla! 

Desperté en un cuarto, el foco estaba apagado solo veía la silueta de una mujer, pero no lograba ver su rostro. 

-¿Mamá, mamá eres tú?-deliré por unos segundos pues había perdido la razón. 

-Tranquilo...debiste pasar por mucho dolor.

-Mamá tuve un sueño espantoso, soñé que mis amigos y yo nos habíamos separado y luego peleamos, uno me quitó el brazo. 

-Lo bueno es que ya tienes un brazo nuevo. 

-¡No!-me recuperé del sueño y caí en cuenta que todo fue real. 

La mujer prendió el foco y fue entonces...cuando la conocí. 

-¿Dónde estoy? ¿Qué hora es? ¿Quién eres? ¿Dónde están los demás? ¿Quién me puso este brazo? ¿Quién me rescató? ¿Y cómo rayos sobreviví? Debía morir, ¿o no?...debí haber muerto...oh no. 

-Son demasiadas preguntas ¿No crees? 

-¿Ah?...A...sí perdón, tienes razón, es que estoy algo desesperado. 

-Estás en Rockaria, nuestra aldea, se podría decir que somos fuertes, tenemos comida, agua, casa, armas, autos, helicópteros. 

-¿Helicópteros? 

-Si, helicópteros. 

-¿Me puedes decir la fecha? ¿Por favor? 

-Estamos a cinco de mayo del dos mil veinte. 

-... 

Hubo un silencio total en la habitación por cinco segundos, solo nos miramos fijamente.

-Sobreviviste, debes ser muy resistente... 

-O muy afortunado-dije. 

-...José Carlos te encontró flotando en el río, él es nuestro líder...y yo...te puse el brazo. 

-¿Eres enfermera? 

-Algo así. 

-Aaaaaa...em...gracias...por lo...del brazo. 

-De nada fue un gusto. Tuviste mucha suerte, ¿Sabes? Si no hubieras puesto tu camisa en la herida, hubieras perdido más sangre, tal vez estarías muerto. 

-Oye. 

-¿Si?-preguntó la mujer mientras servía agua. 

-¿Cómo te llamas? 

-Me llamo Daphne. 

-Gracias por curarme Daphne. 

-De nada... ¿Quieres agua? 

-Por favor. 

-¿Y tú cómo te llamas? 

-Soy Obed, para servirle...gracias por cuidarme. 

-No hay problema, me gusta ayudar. Bueno, ya te contesté todas tus preguntas, pero la única pregunta que no te puedo contestar es donde están los demás, ¿Quiénes son los demás? 

Las crónicas de Omega II. El Éxodo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora