Tu no eras tu

cristales empañados

Los dos guaridas soltaron a la catalana empujándola y cayendo en los brazos de Miguel que la había salvado, una compensación por haberla apuntado con el arma anteriormente
Los dos hombres grandes y desconocidos para la chica se subieron alante conduciendo y ellos dos, los protagonistas, atrás. Era un coche tintado, separaba el coche en dos partes, delantera y posterior por un panel tintado que oscurecía el frente viendo negro, igual que las ventanas, tanto desde afuera como hacia adentro
Los dos giraron su cabeza, encontrandose, mirándose, y volviendo a estampar sus labios en un beso apasionado y salvaje, justo lo que necesitaban

-perdona por haberte apuntado con el arma-dijo entre besos y pequeños suspiros que soltaban de la excitación

-no pasa nada, de verdad, solo importa que estemos juntos-a dónde iremos-dijo mientras intercambiaba sus palabras con los labios de él

-eso es una sorpresa, pero de momento vamos a aprovechar el tiempo al máximo

-porfavor-dijo jadeando mientras bajo a su cuello

Los cristales empañados del vapor que soltaban sus suspiros y gemidos, el como la devoraba en todos los sentidos la excitaba mucho más de lo normal. Sus dedos en su cabello, agarrándolo y tirando de él cada vez que necesitaba hacer un movimiento brusco para gemir. El contacto de su pelo en sus muslos desnudos cada vez que se movía un poco de la agitación,  su lengua húmeda en su lugar prohibido y sus manos entre sus caderas y el respaldo del coche que ya estaba empapado del sudor de ella, del calor que hacía en esa parte del coche

-aaa-volvio a jadear en un suspiro largo

Miguel seguía a lo suyo haciéndola disfrutar, sabía que no lo estaba pasando bien, todo se la había juntado y ahora solo le tenía a el, y el solo quería hacerla disfrutar.
Abrió más sus piernas, todo lo que se podía dentro de un coche y sus dedos fueron frotando con el sudor de ella que tenía como si hubiese corrido una maratón y se unieron a los mismos lugares prohibidos donde estaba su lengua. La cogió con sus manos que seguía teniendo en la espalda y la atrajo más hacia su boca mientras ella gritaba palabras unas más fuertes que otras
Los dos relamieron sus labios al acabar y rieron cuando cruzaron sus miradas. El chico se sentó a su lado y volvió a juntar sus labios sin casi dejarla respirar, quitándole el poco aliento que echaba por la boca

-sera mejor que te vistas, luego nos damos una ducha en el hotel, pero rápido

La chica asintió porque no tenía casi aire para contestar mientras se abrazaba a su costado y el la paso un brazo por sus hombros con mimo

-te quiero

-yo también te quiero mucho Miguel y me da igual que todos se pongan en nuestra contra

-enserio?

-pues claro que sí, ahora tú eres mi familia

-y-

-todos han muerto para mi, mis amigos me han traicionado y me iban a mandar a la cárcel y mis padres querían que te delatase y confesara donde podías estar, así que tú y este pequeñín-dijo tocándose la tripa sois mi familia