🍂|| [CAPITULO III]

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Su jornada de trabajó a veces o era muy aburrida o demasiado intensa, que al finalizar el dia no quería otra cosa más que tirarse a su cama y no saber nada más

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Su jornada de trabajó a veces o era muy aburrida o demasiado intensa, que al finalizar el dia no quería otra cosa más que tirarse a su cama y no saber nada más.
Lo cual muy pocas veces pasaba, ya que el viejo insistía que debía recuperar los hábitos perdidos durante estos años.

Era demasiado duró, ser un agente con demasiado pasado que ni él mismo conocía. Había intentado vagar más en el pasado de Gustabo pero no había casi nada, como si él García nunca hubiera existido.
Se le hacía curioso que cada vez que busca algo de él, aparecía una noticia de la explosión de una iglesia, al parecer ese rubio estuvo implicado.

Le gustaría saber más, pero sería raro preguntárselo a Conway.

Hablando del viejo, ahora mismo se encontraba junto a él en una negociación, mientras Jack hablando con los atracantes, él merodeando por la zona haciendo perímetro.
Escuchando atentamente al mayor, haciendo notas mentales por si alguna vez le tocaba hacer negociaciones.

— Le damos unos tintes para el cabello si no nos persigue —. Propuso uno de los atracadores, ambos tenían máscaras bobas de diferentes frutas.

— ¿Tu me vez aquí con cara de que me pinto el cabello? —. Alzo una ceja Conway irónico.

— Hombre debería, le hace falta, ya se le notan las canas —.

Gustabo aguanto la risa al escuchar aquello, se acercó a la puerta de la peluquería, mirando fijamente a los atracadores.
Uno de ellos tenía la ropa similar a Carlo, su hermano. Aquel conjunto que era demasiado similar y usaban cuando estaban juntos. Suspiró con nostalgia.

— Yo digo que su compañero si se tinta el cabello —. Lo señaló a él —. Ese rubio no es natural.

— ¿Que insinúa caballero? —. Alzo una ceja, amenazando con desenfundar su arma.

— Que ese color no es natural, ¿Usted agente se lo tinta?

— Bueno, un poquito si —.

— Por poco y te falta acerté las pajas con ellos eh, Gustabin —. Intervino Conway suspirando, volteo a mirar con seriedad las máscaras de fruta —. Bien directo al grano, nenas, solo les daré 2 segundos desde que suben al vehículo y suenan el claxon —.

— ¿Y si no lo quiero hacer sonar? —.

— Pues te meto un puto tiro —.

— Ah, muy bien —.

Se metieron al patrulla, esperando a que los dos sujetos terminaran de planear su huida y que se metieran a su vehículo.

— ¿Quieres conducir tu? — pregunto Gustabo mirando a su padre.

— Dale, a estos los atrapó yo, estoy hasta los cojones —.

El sonido del claxon sonó, contaron los dos segundos y empezaron con la persecución, el rubio trataba de prestar atención a todo lo que podía. Tenía ciertas dudas, pero sería raro preguntarle directamente mayor.
Suspiró al ver que después de unos minutos, los habían perdido, escuchan como su padre maldecia todo, al patrulla, a la gente y a los atracadores.

Sonrió levemente, aquella manera de huir hacia que recordara vagamente a su hermanito, siempre había sido ingenioso para esas cosas.

— Regresemos a la comisaría —. Dijo colocando en el GPS la dirección.

Jack suspiró, girando el volante —. Vamos —.

Conduce en silencio devuelta hacia la comisaría, la única a la que se habían logrado familiarizar, tal vez era momento de relajar un poco la mente antes de volver al trabajo, sino lo único que lograrían serían que les doliera la cabeza.

— Buenos días —. Saludo Gustabo a los policías que pasaban al lado suyo, recibiendo una respuesta.

— ¿Que miras, gillipollas? —. Soltó brusco Conway al alumno que había pasado cerca de él.

Era sorprendente lo diferentes que eran aquellos dos, eran padre e hijo, lo que imaginaban es que a tuvieran algo de parecido en la personalidad.

— Hola chicos —. Saludó el comisario al verlos, saliendo de la cafetería con un café y una dona en sus manos.

Conway suspiró al ver a Gordon, al parecer no había captado su aviso.

— Buenos días comisario —. Sonrió Gustabo al tenerlo de frente.

— ¿Que tal la jornada?, Hay donas y café por si quieren eh —. Señaló.

— ¿En serio?, Yo tengo hambre —. Al escuchar aquello sus ojos brillaron de la emoción.

— Nah, yo voy a mi oficina a hacer algo, Gustabo tráeme un café cargado —. Paso de largo a Gordon, mirandolo de reojo, una de las cosas que le jodian es que no acatarán a sus órdenes.
Y en esos momentos el comisario lo estaba haciendo, le había advertido de que no se acercara a su hijo, pero hacia todo lo contrario.

— Esta bien —.

Gustabo se adentro a la cafetería viendo como había todavía café y algunas donas.

— Ahí hay azúcar y leche Gus, por si quieres echarle —.  Le pasó un vaso desechable, el cual el rubio recibió con gusto.

— Gracias, no sabe cómo me moría de hambre —. Sirvio un poco de café en dos vasos desechables, echándole algo de azúcar a uno para mezclarlo.

— Me imagino, ¿Cómo ha ido su jornada? — Pregunto Gordon tomando un poco de su bebida.

— Hace poco tuvimos una persecución, pero no logramos atraparlo —. Hizo una mueca.

— Con razón Conway está mosqueado —. Rio el comisario, aquel hombre era demasiado maduro pero a la vez infantil —.

Observó como el rubio vierte un poco de leche en su café, para después tomarlo entre sus manos y tomar un poco de él. Suspiró sadisfecho al sentir el sabor dulce en su paladar.

— Está rico —.

Gordon sonrió, notando que se había formado un pequeño bigote blanco arriba de los labios del rubio, eso hizo que lo viera con ternura.
Se acercó al menor, tomando su rostro entre sus manos.

Gustabo extrañado miro al comisario, sus mejillas se ruborizaron un poco al tenerlo tan cerca. David limpio suavemente con sus dedos pulgares los labios del rubio, despacio y con paciencia.
Sin despegar sus ojos de aquellos labios humedecidos, alzo la mirada conectando con los hermosos ojos azules de García.

— Listo, tenías algo de espuma ahí —. Murmuró separandose, tomando su café —. Las donas están en esa caja, disfruta Gus —. Se despidió con una sonrisa.
Abandonando la cafetería y dejando al rubio sólo.

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𝐶𝑢𝑖𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑡𝑖 「𝙶𝚘𝚛𝚍𝚒」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora