Capítulo 1: Un nuevo comienzo

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Christy 

La pantalla del portátil mostraba la cuenta regresiva, sin saber que cada segundo que pasaba la ansiedad me mataba un poco más. Llevaba más de cuatro horas viendo como transcurría lentamente el tiempo para tener por fin los resultados que me dirían si logre o no entrar a la mejor universidad del país, a esa a la que mis padres fueron para estudiar leyes y la misma donde mi hermana estudia actualmente medicina.

Me he esforzado desde que tengo memoria para que mis padres, Anthony y Elizabeth, por fin se sientan orgullosos de mí. Este último año de escuela, solo me dedique a estudiar, a realizar un sinfín de simulaciones de exámenes, incluso me ofrecí a hacer la limpieza del cuarto de mi hermana para que pudiera guiarme en la preparación de la prueba de ingreso. Así que sí, una parte de mí, dice que si no logro entrar habré fracaso a lo grande.

Aún quedan unos minutos para los resultados, por lo que decido bajar a la cocina a por un café dado que no he podido dormir, solo podía girar y girar en la cama molestando además a mi gato Frankie. Tal como era de esperarse todo estaba apagado cuando salgo de la habitación, obviamente todos dormirían un sábado a las 7:30 am, admito que tenía cierta esperanza de que alguien esperara impaciente junto a mí, pero como todo lo que respecta a mi familia es desechado por sus propias acciones.

—No sé de qué te quejas —hablo conmigo misma como suelo hacer—, siempre ha sido así y lo sabes.

Vuelvo a mi habitación, cerrando lentamente la puerta. Cuando poso mi taza en el escritorio y fijo la mirada en el portátil, ya solo quedan segundos de la maldita cuenta regresiva. Mi corazón podría salirse ahora mismo de mi pecho por lo rápido que está latiendo.

—Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, ¡no puedo ver! —por instinto tapo mis ojos, pero por el cambio de luz sé que la pantalla ha cambiado, solo debo quitar mis manos para ver que me deparara el destino—. Aquí voy.

Comienzo a leer.

<<Lamentamos informar que no ha logrado cumplir con los estándares esperados para formar parte de nuestra comunidad. Recuerda que siempre puedes volver a postular el próximo año. ¡No te rindas!>>

Literalmente, me convertí en piedra. No puedo moverme. Fallé, no quede, tanto esfuerzo para nada, para que me digan que no cumplí con sus estúpidos estándares. Siento las lágrimas deslizarse por mi rostro. Podría intentarlo el otro año, pero ¿cómo les diré a mis padres que no quede? Esconderme no serviría de nada, de todas formas, en algún momento tendría que enfrentarlos.

—¿Qué es lo que voy a hacer Frankie?

A duras penas el felino respondió, mas pareció que solamente se quejaba por interrumpir su tan placentero sueño. En momentos difíciles, me arrepentía de no haber formado amistades sólidas, como para correr a su casa antes de que despierten las bestias.

Unas horas más tarde sentí ruido en la planta inferior, asumí que se trataba mamá preparando el desayuno, si es que la comida que nos daba se podía llamar desayuno, la comida más importante del día, y solo disponíamos de un té y una naranja, si éramos suertudos podíamos obtener unas tostadas, pero la mayoría de los días no teníamos dicha suerte.

—¡Christy, te estamos esperando! —grito mamá con un tono de voz frío.

Siempre pensé que mi muerte sería de anciana, junto con el hombre con quien haya escogido formar una familia mirando el mar, pero tal parece que me equivoque. Mi final llegaría a la corta edad de dieciocho años. Inspire profundamente, para comenzar a bajar la escalera hacia el infierno.

—Buenos días, ¡vaya que rico tostadas! —mostrando lo menos posible el nerviosismo que invadía mi cuerpo, tome asiento fijando la mirada en la comida y no en las personas allí presentes. Todo iba perfecto hasta que alguien, papá, se aclara la garganta—. Oh no puede ser tienes carraspera, espera que voy a buscarte un medicamento.

—Vuelve a tu asiento, hija —dijo papá con sus ojos verdes clavados en los míos—. ¿Tienes algo que contarnos?

El aire empieza a faltarme, pero quizás si me desmayo sientan lastima por mí. ¡Dios mío, estoy delirando! Mis padres nunca sentirían lastima por mí.

—No quede —susurre tan bajo que dudo que me hayan escuchado.

—¿Qué dijiste? No te entendí.

—No quede.

Pude ver los distintos colores por los que pasaba el rostro de mi padre, y mamá no se quedaba nada atrás, no sé en qué momento ella empezó a llorar como si le hubieran dicho que mañana moriría.

—Debe haber un error —comenzó a decir papá—, quizás ingresaste mal tus datos o el internet hizo alguna interferencia, yo que sé ¡Mis hijas no fracasan!

—Quizás si te hubieras esforzado más, en vez de pasar tanto tiempo en la computadora —añadió mamá—. ¡Que dirá la gente cuando sepan que tenemos una hija que ni siquiera pudo entrar a la universidad!

—Usaba la computadora para estudiar mamá.

Lo único que mi cuerpo pudo hacer fue cerrar los ojos, recibiendo todos los insultos que me arrojaban mis padres como mil puñaladas. Sabía que, si no llegaba a entrar, ellos se molestarían, pero este escenario es mucho peor al que imagine.

—No es para tanto —defendió mi hermana Alice—, puede intentarlo el próximo año. Muchos estudiantes entran a la segunda...

—¡No una White! —grito mi padre—. En esta familia nos esforzamos por ser los mejores, no en que nos den segundas oportunidades.

—En lo que a mí me concierne, solo tengo una hija y estudia medicina —sentencio mamá.

No pude soportarlo más y rápidamente corrí a mi habitación, cerrando la puerta con seguro detrás de mí. Quizás no pensaba claramente cuando saque la maleta que guardaba en mi armario, colocando desordenadamente las cosas para marcharme lo más rápido posible de este lugar, no importaba a donde iría eso podría pensarlo después. Ahora solo debía correr. Cuando tuve todo listo, levanté el colchón de mi cama, sacando un sobre amarillento, dándole un corto beso.

—Gracias abuela —dijo viendo el sobre—. Bueno Frankie, no habrá comidas premiun por un tiempo, pero te prometo que estaremos bien.

Con una mochila en los hombros, arrastrando la maleta y con la jaula de mi gato, salgo de la puerta de esa casa, a la que espero no volver jamás.

Esperando un nuevo comienzo. 

Cuando el sol brille de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora