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"¿Qué tal si lo admites? vivir conmigo no es algo tan malo".
Las palabras salieron de la figura detrás de Takashi. Haciendo que el mayor de los Mitsuya resoplara fuertemente, esperando que la otra figura en la habitación entendiera que su presencia era bastante perturbadora en ese momento. No responde con ninguna palabra y actúa como si todo lo que se escucha fuera un simple viento pasajero. Continuando con las actividades que venía realizando, volvió a realizar diseños que debía terminar al día siguiente y mostrárselos luego a sus clientes.
"¿Lo sabías? Puedes vivir en un lugar cómodo y tenerme como tu compañero de casa. No soy malo después de todo, ¿verdad? Hemos estado juntos antes y no creo que sea un problema ya que ya nos conocemos. Puedo ayudarte si-"
"¡Ran, ¿puedes callarte?! ¡¿No te das cuenta de lo molesto que eres?! Además, no menciones el pasado si sólo pretendes olvidar lo que sucedió en el pasado".
El tono alto fue expulsado así acompañado por una mueca dada. Una mirada aguda se dirigió a la figura a la que llamó Ran. Su cabeza se sentía llena. Además, la presencia de una figura que ahora vivía con él durante tres semanas era bastante inquietante, por alguna razón. Se sentía como si Mitsuya realmente quisiera hacer que Ran volviera a su viaje de negocios y nunca regresará. Dejándolo solo en la casa de alquiler compartida.
Takashi respiró hondo. Bajó la cabeza hasta que su frente golpeó con suficiente fuerza la mesa de la sala que había estado usando. Hasta que finalmente, quién sabe cuántos minutos han pasado con solo el sonido de la televisión encendida, Takashi finalmente se dio cuenta de que no había respuesta. Le hizo levantar la cabeza. Mirando la malva brillante que ahora está sombrío. Entonces, finalmente, Mitsuya se dio cuenta de que lo que dijo esta noche había ido demasiado lejos.
Luego, cuando Ran se dio la vuelta, Takashi inmediatamente levantó la mano, a punto de agarrar al hombre alto que ahora había levantado la pierna para dar un paso.
"Ran, yo-"
"Está bien, Mitsuya. Tienes razón, no debí tomármelo con calma y pretender olvidar lo que te hice a ti, a nosotros. Voy a mi habitación a fumar. Llámame si necesitas algo. Buenas noches." El discurso funciona como una oración para decir adiós. Ahora Takashi pudo ver la ancha espalda desaparecer detrás de la puerta que estaba justo al lado de su habitación. Dejándole ahora solo en el salón acompañado del tictac del reloj, como burlándose de él, que ahora se ve envuelto en un silencio que se ha colado en sus recovecos.
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Ser compañeros de casa después de siete años de romper su relación no debería ser gran cosa. Ahora son adultos. La vieja historia también tuvo lugar cuando eran adolescentes, por lo que los dos no deberían prolongarse para recordar lo que sucedió en la historia pasada que había pasado.
Takashi suspiró cansado. La condición de que la boutique estuviera vacía a la hora del almuerzo tampoco parecía ayudarlo, quien ahora estaba solo, porque no quería estropear el ambiente de un agradable almuerzo con sus amigos con su mal humor. Haciendo que ahora solo mire por la ventana y encuentre las gotas que han comenzado a caer afuera. Le recordó lo que sucedió hace tres semanas cuando se mudó por primera vez a su nueva casa de alquiler. Una casa de alquiler recomendada por el novio de una amiga, que resulta ser una casa de alquiler con su ex novio durante la universidad hace años.
Ran Haitani es su nombre. Tres años mayor y ex señor que se dobla como amante por un año y medio. Honestamente, el tipo no es tan malo ahora. Había cambiado desde la última vez que Takashi recordaba, pero no en el mal sentido. Él nunca se ve mal ¿Tal vez?, O tal vez Takashi no quiere admitirlo. Su apariencia física siempre es emocionante. Él siempre se ve encantador. Incluso con un trabajo estable en la gran empresa en la que está ahora, vive bien a sus veintitantos años. Guapo, rico y establecido. Un sueño para todo humano que maldiga su patético romance.
Además, Ran, que realmente necesitaba un amigo con quien compartir una casa, porque su hermano estudia en el extranjero, cooperó bastante. No mencionó las cosas viejas, excepto ayer y eso también en un grado tan pequeño que Takashi no debería haberse puesto tan a la defensiva. Nunca molestaba a Takashi excepto por cosas que olían a trillado. Incluso en el segundo día de la estadía de Takashi allí, Ran obtuvo una asignación oficial fuera de la ciudad por más de dos semanas, tal vez diecisiete días, lo que hizo que Takashi se sintiera muy cómodo en su soledad en una casa bastante grande.
Hasta que finalmente Ran volvió. Llenó toda la casa con su olor. Conoce el silencio que suele abrazar a Takashi con un quebrado o dos o un pequeño zumbido que flota. Hasta ayer, no sé qué era el viento, Ran comenzó a tratar de hablar con él. Charlando desde las ocho de la noche con la televisión encendida, mostrando allí a Gumball, la caricatura favorita de Takashi que o era casualidad o intencional. Acompañando a Takashi que solo luchaba en silencio hasta que finalmente eran las diez y media y comenzaba a sentirse incómodo. Dijo con una voz aguda sin darse cuenta. Haciendo que al día siguiente, su casa se enfriará sin que se dijera nada.
Hoy, al ver las gotas de lluvia caer sobre el pavimento, Takashi se dio cuenta de por qué lo hizo. Estaba cansado y perseguido por los plazos de su trabajo, de hecho, no lo evitó, pero la razón principal fue por que no estaba listo para hablar mucho con la persona en cuestión. No estaba listo para volver a la normalidad después de sentirse herido al final de su relación. No estaba listo para darlo por sentado, porque el primer y segundo día se quedó allí cuando Ran aún no se había movido, Takashi todavía le dio la espalda. Era indiferente y tenía fe en sí mismo de que si hubiera pasado medio año y hubiera encontrado el lugar adecuado, se habría ido de allí. Porque al principio Takashi se vio obligado a vivir con Ran porque se mudó repentinamente sin ninguna pausa para que encontrara un lugar para vivir en la ciudad. Hasta que finalmente recibió información de que alguien buscaba un amigo con quien compartir casa, así que decidió decir que sí. No está preparado para que tal vez le recuerde una vieja historia o se ahogue con un anhelo que volverá a burbujear.
Y ahora, Takashi realmente no sabe qué hacer. Las cosas se pusieron incómodas con lo que empezó. ¿Debería disculparse o tal vez no? Quién sabe. No podía pensar en nada en este momento. Deja que el contenido de su cabeza se derrita con todos los gritos que marcan a sus heraldos.
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Notas del Traductor: Heraldo(s): Mensajero/s. Cosa que anuncia con su presencia la llegada de otra.
Si algo no sé entiende, avísenme por favor que es la primera vez que estoy traduciendo algo en indonesio y ando nervioso¿?
