Respuesta a tantas preguntas

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Itachi iba caminando por el monumento de los caídos pasando a unos niños que le habían pedido jugar con ellos con la cabeza gacha, pensativo con tantas preguntas en la cabeza y no precisamente las que debería tener un niño, aunque su Ototo había respondido algunas de sus tantas preguntas aún había algunas como ¿Qué es la vida? ¿Por qué la gente lucha? ¿Por qué la vida muere? ¿Tiene algún sentido?  Y así las preguntas seguían y seguían atormentándolo con imágenes de la guerra

—¡Oye! ¡No nos ignores!—le gritó un niño señalándolo furioso

Ese grito sacó a Itachi de sus pensamientos, se detuvo en seco y sin girarse dijo:

—Voy a entrenar lanzamiento de shuriken—a pesar de hablar en voz baja, en su tono no se distinguió un rastro de emoción, lo que aumentó la molestia de los niños. Retomó su camino. El emblema del clan Uchiha impreso con orgullo en su camisa negra sin mangas y cuello alto, los enfrentó, casi burlándose de ellos. Los niños finalmente explotaron.

—¿Ah, si? Yo también voy a entrenar—uno se burló agarrando una piedra que se encontraba en el suelo, los demás niños imitaron la acción del que parecía ser el líder y aventaron más piedras en dirección a Itachi

Sin embargo, el joven prodigio esquivaba cada una sin verlas con la cabeza gacha, demostrando su maestría, permitiendo que su cuerpo se moviera de forma automática y dejándose llevar por el hilo de sus pensamientos. Otra pregunta lo asaltó sin aviso ¿Tiene sentido la vida?  De pronto algunas imágenes de Sasuke aparecieron en su mente junto a Izumi, esos dos seres inocentes estaban sonriendo, sonriéndole, riéndose, e Izumi tocó su mejilla diciendo con voz suave y dulce Itachi-kun como si buscará disminuir su tormento, lo cual funcionó, ya que se detuvo dándole la espalda a los chicos lo que les impidió ver la pequeña, pero visible sonrisa de Itachi y justo cuando él se iba a voltear para detener ese estúpido juego algo pasó. 

Un golpe de piedras chocando

¡Clack!  ¡Clack!  ¡Clack!

Junto con un cálido chakra y un aroma dulce parecido a dangos, lo hicieron girarse rápidamente con sorpresa impresa en su rostro.

Ahí estaba, era... ella, a unos metros de él estaba ella con la mano alzada y las rodillas flexionadas, ella lanzó la piedra. Era Izumi

Hace un rato con Izumi

Ella estaba charlando y jugando con unos chicos por el monumento de los caídos que había conocido en su anterior línea de tiempo, aunque le gustaba hablar con ellos, aún no olvidaba lo que le hicieron a Itachi, y aunque él no se hubiera lastimado, esos niños intentaron herirlo, eso la enojaba mucho, pero quería darles una oportunidad y ver si esta vez se comportaban distinto, después de todo ella creía que todos merecían una segunda oportunidad.

—Me tengo que ir, adiós—dijo despidiéndose con una sonrisa y la mano alzada mientras se iba

—Claro, Izumi-chan. Nos vemos—dijo con una sonrisa y un sonrojo en las mejillas al igual que los otros niños

Izumi era una niña muy hermosa, gentil y divertida, nunca habían visto una niña tan bonita como ella o tal vez sí, pero no como ella, Izumi poseía una belleza única que no comprendían y no era solo físico, su personalidad era suave y bondadosa, no como las otras niñas irritantes y chillonas, ella era diferente y eso los dejo totalmente embobados.

La pequeña castaña se escondió cerca de unos arbustos y ocultó su chakra, no por los niños, sino por Itachi que seguro la notaría, aunque sea solo un niño. Justo cuando se escondió por completo apareció Itachi, pensativo como siempre, para ella era normal verlo así, pero eso no evitó que se preguntara ¿Qué estaba pensando? ¿Qué pasaba por esa cabeza? Para ella era imposible saber e Itachi no se lo diría, en sus ojos podía ver la incomprensión y la soledad, pero a diferencia de la última vez que lo vio había un poco de paz ¿Por qué?  Se preguntó, con Itachi siempre eran preguntas, a veces era imposible entenderlo y eso en vez de exasperarla, le fascinaba. Le encantaba contemplar y descifrar las emociones que rara vez se asomaban en ese rostro, usualmente estoico y en blanco, era como una pequeña aventura divertida y emocionante.

Volví por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora