Aprender a Amarte

Capitulo 30

A la mañana siguiente desperte con los ánimos por los suelos, esto me estába afectando demasiado, más de lo que creí, pese a mi tristeza decidí salir y tratar de vivir el presente, decidí que lo mejor que podría hacer era llegar a terapia, porque definitivamente tenía que aceptar que poche ya no estába porque yo así lo provoque, decidí igual que sería bueno estudiar una carrera, así que decidí que intentaría ingresar a una universidad y tratar de llevar una vida normal, una vida sin el amor de mi vida.

Mientras acomodaba un par de cosas encontré una prenda en particular era una de las muchas chaquetas de cuero de Poche, pude reconocerla por ese olor a lavanda, ese olor que tanto me gustaba, suspiré y me puse aquella chaqueta imaginando que tenía una parte de Poche junto a mi, las lágrimas no dejaban de caer tantos recuerdos que no volverán a pasar, aún recuerdo su sonrisa al verme, esos hermosos ojos, recuerdo cada parte de ella, me haces tanta falta Poche dije entre lágrimas, aquella noche me aferre a ese chaqueta imaginando que era Poche abrazándome.

A la mañana siguiente al despertar lo primero que hice fue tomar una ducha, después desayune, una vez que termine empecé a caminar hasta llegar con un terapeuta, eso me será de bastante ayuda en estos momentos.

Al salir del psicólogo decidí que sería buena idea recorrer la ciudad, necesitaba despejar mi mente y empezar a vivir de nuevo, en mi camino me tope con Matu.

Matu: Calle, que sorpresa verte dijo con una gran sonrisa

Calle: lo mismo pienso Matu, tienes planes hoy

Matu: estoy libre todo el día

Calle: genial también yo

Matu: que hacías en el psicólogo estas bien

Calle: no Matu, es una historia larga pero te la resumiré, pero primero ¿Quieres ir a comer algo? Tengo bastante hambre

Matu: me parece bien Calle, puedo elegir el lugar

Calle: por supuesto, y por lo del pago no te preocupes va por mi cuenta

Matu: gracias Calle, ojalá hubieran amigas así como tu

Calle: hay Matu, si me hubieras conocido antes no dirías eso

Matu: vaya, ahora me interesa más escucharte

Calle: está bien mientras más  rápido camines mas rápido llegas querida

Matu: está bien Calle, tienes razón mejor nos apuramos que ya me dió hambre

Una vez en el restaurante buscamos un lugar apartado de las demás personas, rápidamente un mesero se acercó para tomar nuestra orden,

Matu: Bueno calle ahora sí dime qué tienes porque ni siquiera te conozco y me doy cuenta de que estás mal dime calle que tienes que ha pasado

Calle: está bien ahí va mi historia, cuando era una adolescente de unos 13 años aproximadamente mi padre me forzó a comportarme como una niña fresa y presumida, porque razón lo hizo no se, mi padre nunca estuvo bien de la cabeza siempre se le metían ideas locas, a principio me negaba a hacerlo hasta que empezó a amenazarme con echarme de casa, en ese momento esa amenaza bastaba para que hiciera todo lo que el quisiera, porque pese a que éramos ricos yo nunca tuve nada, ni siquiera un techo seguro tenía, porque en cualquier momento el podía echarme al parecer nunca me quisieron, en ese momento empecé a llorar solo recordar eso me pone bastante mal, a mi hermana menor le dió todo cuando ella nació el se puso extramadamente feliz.

Después de convertirme en la estúpida niña que tanto quería seguía en disgusto no había un solo día en el que no me amenazara, tuve que hacer cosas que no quería como ayudarlo en sus sucios negocios, el punto fue que un día me enamore de una chica llamada María José Garzón, cuando mi padre se enteró no le agrado para nada y me obligo a maltratarla, el punto es que por ser una cobarde la perdí y no solo a ella perdí todo, a mi familia a mis amigos, hace unos meses también perdí a mi hermana ya que se largo con un millonario, en dónde termino mi padre en la cárcel al igual que mi madre ya que al parecer ella era la mente criminal de todo, estoy tan furiosa Matu, perdi al amor de mi vida, la amaba tanto y por ser cobarde la dejé ir Matu, estoy tan arrepentida, bien dicen que en esta vida tarde o temprano todo se paga y yo estoy pagando esos errores, pero el que más caro me salió fue perderla a ella, no hubo ni un solo día en el que no pensara en ella, por esa razón estoy llegando al psicólogo.