Bᴇᴀᴜᴛʏғᴜʟ sᴏɴɢ.

Cap 4: "𝐌𝐲 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐮𝐫𝐢𝐭𝐞 𝐛𝐨𝐲"

En el recreo del día siguiente, Mark se juntó con su grupo de amigos, que existía desde hace años atrás, sin embargo, el se sumó más tarde. Cassie y Yael son hermanos, Yael conoció a Jess cuando tenían 7 años, y Cassie a Zair cuando tenían 9.
En el momento que se conocían se sumaban al grupo, pero Mark recién se había mudado a San Francisco cuando tenían 14, y los conoció un año más tarde.
_ ¿Cómo te fue en tu día de limpieza?- Preguntó interesado Jess.
_ Podría decir que mejor de lo que esperaba, pero la tarea se llevó el crédito de la cosa más estresante y extensa que hice en el día.- Contestó agotado.
_ Se nota en tus ojeras y tu voz.- La opinión de Zair causó gracia en el grupo y se hecharon a reír.
_ Oigan gente, Tommy Douglas me invitó a su fiesta este sábado por la noche, ¿Cómo les suena?- Propuso Yael.
_ Yo voy sí o sí. Extraño las fiestas de Tommy.- Dijo Cassie.
_ No estoy seguro si voy a poder ir, no creo que mi mamá me deje.- Triste respondió Mark. Sin embargo Cassie y Jess se rieron.
_ ¿Crees que a mí si? Obvio que no. Esa es la mejor parte, planear como te escapas. Todos lo hacen.- Comentó Cass.
_ ¿Dices que me escape de mí casa?
_ Duh, nos debes esta, tienes que ir porque a la feria no fuiste.- Dijo Zair
_ Tienen razón, iré a esa fiesta si me pasan la ubicación.

La semana pasó lenta, fue una rutina similar todos los días.
Hasta el viernes, que Mark, tras esperar a su compañero de limpieza durante casi veinte minutos, supo que no iba a presentarse.
Tuvo que limpiar solo, y costó muchísimo más que como aquellas tardes en las que, al menos, conversaba con alguien. Llegó a limpiar únicamente 2 salones, por suerte el director lo entendió y no le dijo nada.
Por las nueve de la mañana del sábado, Josephine despertó a su hijo que, contento, estaba de la noche más descansada de la semana. La madre debía hacer las compras, y le ordenó a Mark cuidar a Amber y llevarla a la plaza (algo que solían hacer madre e hija, todos los sábados ir al parque a alimentar palomas).
Desayunó y junto a su hermanita se marcharon caminando.
Se la pasaron charlando y jugando, pero una pregunta descorsentó a Mark.
_ Oye, ¿Cuando vamos a ver a papi?- Sonaba nostálgica al cuestionárselo, como si en realidad supiera la respuesta.
_ Realmente no estoy seguro.-Mark sabía con certeza que no iban a ver a su padre otra vez, era un desgraciado. Además, su madre no lo toleraría, pero no podía desilusionar a una niña tan pequeña. Sus dos colitas rubias, y sus ojos azules se robaron su corazón, era incapaz de decirle algo tan hiriente como que no iba a ver a su papá de vuelta.
Tras una linda mañana, en la que Mark y Amber compartieron momentos divertidos, volvieron a su hogar.
Su madre ya estaba allí, pero no tan feliz como ellos...
_ ¿No se supone que iban a venir antes de que llegue?-
_ Creí que seguías en el súper.- Contestó ignorante.
_ Bueno, habíamos acordado que estarían aquí para _antes_ de las 10, y son las 10:30.
_ Da igual, de todos modos no tenía mí celular a mano para fijarme la hora.- Resulta que el miércoles Josephine le había quitado el teléfono como castigo por atrasarse con sus tareas en la primer semana de colegio.
_No me hables así.
_ ¿Así como?- Le respondió mientras se comía una de las galletas que quedaron del desayuno.
_ ¡No lo soporto!- Se fue a su habitación y dejó a Mark a cargo de su hermana.
_ No me gusta que le hables así a mami.
_Tienes razón Amb.

Eran las diez de la noche y Mark no sabía que ponerse para la fiesta.
Colocó cada outfit que preparaba sobre su cama e intentaba decidir la opción correcta, pero nada le convencía.
Finalmente, decidió ponerse una remera negra con un suéter verde oscuro y pantalones negros. Encajaba perfectamente con su cara y el se sintió bien al verse así de arreglado.
Pero primero debía esperar a que se acueste su madre para poder escaparse en un escenario más práctico y que no lo delite.
Aproximadamente a las once y treinta, Mark se cambió y a través de su ventana, se marchó a la gran fiesta que lo esperaba.
El creía que al ser en una casa, la "juntada" sería algo pequeño, pero claramente no había ido nunca a la casa de Tommy.
Era un hogar espaciado y costoso, ideal para una fiesta adolescente. Quedó sorprendido al ver qué la imagen de su cabeza sobre ese lugar no era nada similar a lo que en realidad era.
Al ingresar, la música no se oía tan fuerte. Habían juegos como billar, futbolito, pista de baile, y obvio, juegos con alcohol, en los que más gente había jugando.
Iba a ser difícil encontrar a sus amigos, que probablemente estaban perfectamente mezclados entre el público cada uno viviendo su propia historia.
Mientras inspeccionaba un poco el lugar, se encontró con Jess y unos amigos de el que él no conocía.
_ ¡Hey, miren quien llegó! Creí que te ibas a acobardar y te ibas a quedar en tu casa. Chicos él es Mark, Mark ellos son George y Harry.- Ambos le estrecharon la mano para saludarlo.
_ Vamos a jugar un rato, ¿Te quieres sumar?- Preguntó George amablemente.
_ No suena mal, vamos.- Pero al llevarlo hasta los juegos, entendió de que clase de juegos estaba hablando.
Habían unos vasos con una bebida apilados de forma triangular sobre una mesa, y la persona tenía que embocar una pelota en algún vaso picándolo, y mientras más lejos estaba el vaso en el que la pelotita embocaba, más puntos obtenía. Claro, al vaso que tocaba tenía que beberlo, pero podía contener agua o cerveza.
En el tiro de Mark, la pelota erró los vasos. Según las reglas, si erraba debía beber un shot de ron, y así fue.
Rápidamente le hizo efecto, nunca había bebido antes. Pero tenía una idea de cómo sabía la cerveza por el olor de la bebida que tomaba usualmente su padre.
Pasaron las rondas, y sin darse cuenta que había bebido demasiado siguió jugando. En algunas rondas erró, en otras bebió porque el vaso tenía alcohol, en fin. La gracia es que estaba ebrio, pero no estaba consiente de ello.
Cuando le empezó a doler la cabeza, se fue y se quedó parado en medio del comedor.
Estaba buscando con la mirada a Yael, Zair y Cassie, que no los había visto en todo el día. Pero mientras giraba sobre si mismo, alguien de aspecto familiar se chocó con él.
_ Vaya, vaya. Pero si es a mi chi preferido al que estoy viendo.