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Despertar, otra vez.

Ver el desorden a tu alrededor.
Ver tu espejo manchado con marcas de manos.

Saber lo que pasó, saber lo que hiciste.

—Agradece que fui yo, y no fue él— el ser elegante me habla.

—Agradecería que no pase esto— aprieto las sábanas con fuerza.

La puerta de la habitación es abierta.

—¿Con quién hablas?—

Mirar al espejo y saber que él ya no está ahí me aterra.

—Solo....hablo solo— hablar solo no es tan malo como parece......te ayuda a ¿Pensar mejor?

La puerta se cierra.

Vuelvo a despertar.

El orden a mi alrededor es perfecto.
El espejo está limpio, pero yo estoy del otro lado. Y él..... Él está al mando de mi cuerpo.

Hermanos, me extraña que no me quieran al mando—  su sonrisa pícara me hace reconocerlo al instante.

Pasos altaneros, derramando maldad y picardía con cada movimiento. Se acercó al espejo y apoyó su mano en él.

—¿Quién es el que está encadenado ahora?

—No, no deberías estar ahí, yo no debería estar acá.

Una mano fría toca mi hombro.

Pero estás acá, y el está ahí. No pude retener sus cadenas.

—Ese es mi cuerpo, y esta es mi mente, yo debo tener el control.

—Ese es el problema, es tu mente pero es NUESTRO cuerpo. Todos podemos tener el control .

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La luz de la luna entrando por mi ventana, indicando nuevamente, que desperté a mitad de la noche.

Luz de luna entrando por el espejo, indicando nuevamente, que él tomó el control.

Saber qué va a desordenar tu alrededor.
Saber qué va a manchar el espejo.

Saber lo que va a pasar, saber lo que voy a hacer.

Si el lo hace, yo soy el culpable.

Es mi cuerpo, pero es su mente.

Moneda de 3 caras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora