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La luz de la luna entrando por mi ventana, indicando nuevamente, que desperté  a mitad de la noche.
Las pesadillas se volvieron más constantes.
Ellos se vuelven más fuertes.

Siempre atrapado en la misma pesadilla.

"Un reflector ilumina mi asiento, rodeado por dos espejos.
En un espejo me veo sin verme, ropa elegante porta y su cara es seria al verme.
El otro reflejo, cara traviesa lleva y su ropa es negra con cadenas que lo atan al suelo.

Ambos reflejos me están mirando.
Ambos reflejos intentan salir del espejo.

—Es mi turno de salir— dice el de vestimenta elegante, apoyando su mano en el cristal.

—No, es mi turno de salir— pronunció el encadenado, intentando acercar su mano al espejo.

Cuando ambos intentan salir, los espejos se rompen".

Justo en ese momento, es cuando mi pesadilla ficticia acaba y la pesadilla real comienza. Despertar, para desear poder dormir nuevamente y al dormir desear poder despertar y escapar de ese infierno.

Una vez despierto, es imposible volver a dormir. Es imposible porque yo lo quiero así.
¿Quién querría dormir, para encontrarse con seres de pura maldad?
¿Quién querría despertar y volver sufrir por la misma pesadilla?

Girando en la cama hasta encontrar una posición cómoda.

Mala decisión.

Mala decisión tener un espejo en tu habitación.

Los mitos dicen que los espejos son portales a otros mundos. Y aprendes que los mitos son reales al ver a otra versión de vos mismo acariciando tu mejilla.

Aprendes que los mitos son reales al sentir el tacto de ese ser, idéntico a vos, en tu piel.

Aprendes que los mitos son reales, al ser vos el que pasó a estar del otro lado del espejo.

Y aprendes que los mitos son reales, cuando ves a ese ser, con traje elegante, tomar control de tu cuerpo.




Moneda de 3 caras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora