Capítulo 2: El café como solución

675 47 76
                                    

Su cabeza martilla y siente que su cuerpo, a pesar de estar inmóvil sobre la suave cama, se mueve en círculos, producto de un molesto mareo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su cabeza martilla y siente que su cuerpo, a pesar de estar inmóvil sobre la suave cama, se mueve en círculos, producto de un molesto mareo. Incluso siente que el mínimo ruido de alrededor hace que el dolor progrese con rapidez. Pronto se volverá una migraña.

Con dificultad abre los ojos, sintiendo una punzada en las sienes por el cambio de luz. De inmediato, intenta cubrir su cabeza con las sábanas y suelta un quejido.

—¿Lumine, que haces? es fin de semana—la nula respuesta de su hermana hace que ignore por un momento el dolor de cabeza, solo para asomarse nuevamente removiendo las sábanas lo suficiente para que no obstruya su vista. Parpadea un par de veces y ahora con los ojos bien abiertos, se da cuenta que la habitación está lejos de ser la suya.

Quitando por completo las sábanas que lo cubren, voltea a todos lados asustado.  

El tapizado de las paredes es oscuro y hay varios posters de bandas que ha visto en la habitación de venti, sin embargo, su mejor amigo es fanático del color azul verdoso y no le gustan los colores oscuros. La habitación es grande con demasiado espacio para los muebles que hay; una cama sencilla, un escritorio, un ropero y una mesa de luz.

Siente el mareo aumentar al verse de golpe a sí mismo en el espejo frente a la cama. Está solo con una gran camisa manga larga de color beige. Camisa de por lo menos tres tallas más que la que la suya.

Perturbado agarra los bordes de la gran prenda, levantándola. Por suerte para él, aún trae ropa interior por lo que no ocurrió nada sospechoso.

Se había alarmado al ahora recordar dónde y con quiénes estuvo la noche anterior. No obstante, no recuerda mucho de lo sucedido, si no es que nada. Y los más importante ¿En qué casa está ahora?

—Oh, ya despertaste… Ven, el desayuno está listo—menciona con voz suave el joven que identifica como el hijo de su querido maestro de historia.  

Con una postura tranquila en ropa de dormir, pero su atención se dirige a la camisa blanca y sin mangas que demuestra sus brazos trabajados, además de un tatuaje que no sabía que tenía, abarcando casi todo su brazo derecho.

Esperen…

“¡¿Eso quiere decir que estoy en la casa de…?!”

Sus pensamientos desencadenan una serie de reacciones que lo hacen sobre exaltarse hasta caer de la cama, creando un gran estruendo.

Xiao lo mira entre sorprendido y extrañado, asume que tal vez sigue algo ebrio.

—Supongo que te debe doler la cabeza, así que preparé café y unos analgésicos—continúa, ignorando como el rubio se levanta con dificultad.

—Es…yo…gracias—logra formular una vez que se levanta otra vez. La vergüenza lo carcome porque no sabe hasta qué punto pudo llegar estando ebrio. Además, tal vez su lengua se aflojo tanto como para revelar sus más vergonzosos secretos y los de sus allegados—. Disculpa si te cause muchos problemas ayer—se inclina con el rostro rojo al sentir una suave brisa pasar por sus muslos, olvidando la ropa que lleva puesta—. ¿Dónde está mi ropa…? —duda un poco, pero al no verla por ahí tirada, le resulta desesperante no encontrarla para vestirse de forma adecuada.

Vecinos [ Xiaoether ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora