Takemichi pudo percibir algo rozar su estómago, frunció el ceño confundido de tal acción, sin abrir los ojos intento sacudirse para quitar esa sensación, pero unas fuertes manos apresaron sus caderas haciéndolo soltar un quejido de dolor. Con molestia abrió los ojos, pero inmediatamente los cerro al ver la intensa luz que entraba por los inmensos ventanales de su habitación.
—Mikey, basta—El pelinegro soltó un leve gemido al sentir las manos de su pareja sobre su pecho. Escuchó una risita en la habitación y con mucho pesar abrió los ojos para ver voltear a ver a Mikey quien lo miraba con una sonrisa pícara. El pelinegro fingiendo molestia se dio la vuelta en la cama para encararlo, frente a frente.
—Takemitchyyy, no seas un aguafiestas. Ambos sabemos que te encanta despertar así—Una de las manos de Mikey tomo con cierta fuerza la cadera de Takemichi mientras la otra iba directo a su mejilla para dar unas caricias. Takemichi frunció su nariz como un gato enojado al escucharlo hablar.
—¡No es cierto, Tú eres el íncubo de los dos! —Takemichi le dio un ligero golpe en su pecho para después esconder su cabeza en el cuello del contrario y abrazarlo con fuerzas.
—Dices eso, pero bien que lo disfrutas, incluso me pides má...
—¡Mikey! — Takemichi grito suavemente sobre el cuello de Mikey quien reía con fuerzas. El pelinegro pudo sentir su cuerpo vibrar ante aquel sonido, cerró los ojos maravillado. Las manos de Mikey dejaron sus caderas para también abrazarlo con fuerzas y darle un beso en ese alborotado cabello.
—Está bien, ya no diré lo mucho que gusta hacerlo, en cambio deberías de dejar de pasar el tiempo con el cerebrito de Izana, su noñez de palabras se te está pegando
—Mikey, eso se le llama ser una persona culta
—Tonterías, solo quiere acapararte—Soltó un bufido argumentando su respuesta. Takemichi soltó una carcajada para mirar a un rubio haciendo un ligero puchero, el pelinegro podía sentir como su corazón saltaba y se iluminaba al ver esos pucheros, unos a los cuales estaba más que acostumbrado. El ver como las mejillas del rubio se inflaban mientras sus cejas se fruncían, hacían que Takemichi se enamorara más de su mitad.
Habían pasado al menos cinco meses desde el primer encuentro entre Takemichi y Mikey. En esos meses hubo bastantes cambios en la vida de los dos. Poco a poco se fueron conociendo y teniendo prácticamente citas todos los días por petición del Pintor, quien no podía estar sin verlo por más de dos días. Después de cierto tiempo ambos decidieron mudarse a un nuevo departamento, Takemichi quería empezar una nueva página de su vida con un nuevo hogar que significaría el inicio de aquella pareja, por otro lado, Mikey acepto con rapidez el cambio de casa, tenía bastantes recuerdos agradables y no agradables en su acromático departamento, ahora que veía a color quería disfrutar de una nueva vida con su Mitchy.
Mikey dejo todo en manos de Takemichi para el departamento, sabía que amaría su nuevo hogar por el simple hecho de tener que vivir con el violinista. Y así fue, Takemichi logro encontrar un bonito departamento que se ajustaba con el estilo de los dos, contaba con cuatro recamaras que dos de ellas eran ocupadas como estudios de ambos.
Otro cambio que hubo fue el look del pintor, al ya tener una visión cromática decidió dejar los rencores con la vida y aceptar su nueva vida a color. Los primeros días fueron fatales para Mikey, los colores lo deslumbraban tanto que a menudo tenía migrañas y siempre estaba de mal humor. Takemichi fue su soporte al ayudarlo a retomar su nueva vida enseñándole los colores. Ya cuando Mikey se acostumbró a esa vida nítida, decidió retomar su antiguo tono. Cuando se vio por primera vez se asustó al verse al espejo, simplemente no podía creer que fuera él.
Takemichi aún recuerda el drama que hizo Mikey al verse
—Tú eres el tontito, Izana es tu hermano y tiene a Kakucho. Además, yo solo tengo ojos para un rubio enojón que le encanta comer Dorayakis— Mikey sonrió con ternura para darle un suave beso a Takemichi.
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A través del color; Mitake
FanficAU Soulmate (Color) Un mundo donde el 20% de la población mundial tiene un alma gemela, la mitad es cromática con poca nitidez, mientras que la otra mitad es acromática, ahí es donde entra Manjiro Sano, un famoso pintor acostumbrado a su fría vida l...