Era una escalinata ancha -anchísima- que ascendía hacia la calle, en la que estaba estacionado un auto antiguo con dos mujeres sentadas en el asiento trasero. Sabía que detrás suyo -aún sin verlo- se levantaba un cementerio oscuro, con cúpulas barrocas, cruces de hierro y sucios murallones de ladrillos rojizos. En los corredores, las tumbas estaban abiertas. Los féretros, con sus tapas alzadas, dejaban ver mortajas enmohecidas que cubrían unos cuerpos tiesos como troncos, en tanto que legiones de individuos anónimos -sin rostros- se detenían ante lápidas sin epitafios a llorar a sus seres queridos. Subió la escalinata corriendo. Le parecía mentira sentirse tan ágil. Se aproximó al auto estacionado. Abrió la puerta trasera y allí estaban las dos. Una sentada junto a la otra. La que en su juventud había sido gorda y rozagante, tenía una mirada extraña, pero feliz. Sus ojos llorosos lo miraron directamente.
- ¡Mirá, Jorgito! ¡Es la Chicha! -exclamó señalando a la otra mujer, que permanecía quieta a su lado, con las órbitas de los ojos hundidas y una tez tan blanca y fría como el mármol-. ¡Volvió!
La Chicha tenía por entonces casi cuatro años de muerta...
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Meeeeeerda... Yo me rajo corriendo y chau jaja.. es como "Mira la chich- ¿Flor?" jajaja
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Historias De Terror
HorrorRecopilado de las mejores historias de terror. #16 en Terror: 18/07/15 #1 en Terror: 16/08/15