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Con un fuerte dolor en la cabeza y partes de su cuerpo, Mew despierta lentamente sintiéndose aturdido.

Sus ojos pasean en todo el lugar donde se encontraba, pero nada parecía ser familiar. Los recuerdos de lo último sucedido en su oficina y que luego fue tras de Gulf se hicieron presentes, hasta ese ruido chillante y que luego todo se volvió oscuro golpea su mente. La realidad del accidente lo hace entrar en razón del motivo de sus dolencias.

—Ahh! —Se quejaba al sentir la presión en sus muñecas, sus manos estaban atadas de un extremo a otro de la cabecera de una cama. —Dónde estoy? —Seguia buscando algo en la habitación con la mirada, hasta que la puerta es abierta y la silueta femenina se asoma. Lo único familiar, pero odiaba que fuera ella. —Berenice. Qué crees que estás haciendo?

—Vaya, por fin despiertas, creí que ya no lo harías.

—Por qué estoy aquí? Suéltame!

—Te advertí, que las cosas no se quedarían de esa manera.

—Debes estar enferma! Acaso te has golpeado la cabeza! Suéltame! —Mew intentaba forzar la atadura de sus muñecas, pero cualquier esfuerzo era en vano. Berenice lo observaba con una sonrisa malvada.

—Quien está enfermo aquí, eres tú. Cómo puedes rechazarme por culpa de ese tipo! Te he dicho que nos casaremos.

—No lo voy a hacer! Primero muerto!

—Muerto? Es porque nunca has estado con una mujer, crees que ese niño puede darte todo lo que yo tengo?

—Entiende de una vez! No me interesas! No se trata de lo que puedas o no. Gulf es--

—Gulf? Con que así es como se llama.

—No te atrevas! No permitiré que hagan daño a otra persona!

—Te importa tanto ese niño? Debo decir que tienes pésimo gusto.

—No te metas con él!

—Tú no estás en posición de dar órdenes querido.

—Dónde vas! Berenice! No te atrevas!

La mujer sale de la habitación dejando de nuevo solo a Mew.

Por más que intentaba no podía soltar sus manos, el dolor en su cuerpo no le permitía poder hacer más que quedar frustrado ante la situación.

—Gulf... Amor... Juro que la mataré si algo te sucede.

Pasaban las horas, Mew agotado queda dormido de nuevo, perdiendo la noción del tiempo.

*****

—Querido despierta, debes comer...

Se oye la voz de Berenice. Mew abre sus ojos lentamente, el aroma de la comida llegaba a sus sentidos.

—No lo haré —Susurra apartando la vista.

—Vamos, mi idea no es dejarte morir.

—Suéltame!

—Entonces, este Gulf...

—No lo nombres! Juro que si le haces algo!

—Al parecer, es más importante de lo que dices... Pero sabes, no estoy dispuesta a compartirte con él, ni con otra persona.

—Por que yo? Ni siquiera estoy en el negocio de mis padres!

—Al principio no estaba interesada. Incluso iba a proponerte un plan, pero tú sin escucharme, me rechazaste desde la primera vez! Quien te crees para desecharme como si no fuera nadie!

Sí, capitán!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora