Melissa decidió quedarse en la habitación de su nuevo hogar cerca de la playa, sus papás asistieron a los eventos reales que la reina organizó. La pequeña jirafa se sentía exhausta después del show en el aeropuerto con el ornitorrinco desmayado, los paramédicos que lo se llevaron al hospital, el viaje en brontosaurio, la llegada al castillo y se perdió el banquete real. Prefirió comerse unas hojas de acacias que su mamá le preparó con chilito y limón, era su comida favorita. Melissa se acostó sobre la cama cuando terminó de comer su botana, su cuarto era espacioso, tenía el tamaño perfecto para estirar su largo cuello, eso mejoró su ánimo.
A diferencia de su papá, que era pura risa, ella prefería el silencio, su temperamento era tranquilo, no se reía a carcajadas como su mamá si algo le causaba gracias, apenas emitía una risa chiquitita. Tocar la flauta era su pasatiempo favorito, no la divertía pero se entretenía, sus únicos amigos eran los integrantes del cuarteto musical de su vieja escuela. Juan la tortuga tocaba el piano; Richi la hormiga era experto con la guitarra; Juana la iguana le daba duro a la batería, todos se entendían con la música y ese era su mundo feliz pero no de Melissa. ¿Por qué las jirafas se pasaban todo el tiempo pensando en arbustos? ¿No había algo más interesante que hacer? Pensaría Melissa todos los días desde que entendió cuál era su lugar en este mundo, comer acacias para llenar su estómago. Ella no quería ese estilo de vida, siempre intentó sobresalir en la escuela pero la fama de su papá era una sombra tan grande como su cuello. Él no sabía lo que su hija sentía cuando pasaba a recogerla al colegio, todos sus amigos corrían hacia ellos para tomarse fotos con el "Dreams Hunter", a Melissa la hacían a un lado mientras su papá decía "sí" a los animales que querían sacarse una "selfie" con él. Todo ese show dejó de importarle a Melissa cuando comenzaron las giras de su papá por distintas ciudades, ella era otra cuando él no estaba, infeliz pero tranquila sin tener que luchar contra los fanáticos que rondaban su antigua casa o hacían guardia afuera de la "school" para hacer un "en vivo" con el famoso Tiktoker.
En los sueños de Melissa, se veía alegre mientras corría por el desierto, su pelaje amarillo brillaba con intensidad, las pecas multicolores la convertían en un veloz arco iris sin nubes grises en el cielo, ahora sí era feliz. El cuerpo reacciona por si solo cuando es el momento de despertar, ese breve lapso de abrir los ojos era lo peor para la jirafa, regresó a su realidad pero algo había cambiado. Se levantó de la cama con una extraña comezón en sus labios, sería el chile y el limón, pensó, no, la sensación venía desde adentro de su cuerpo y se retenía entre sus dientes, quería salir de ahí más no sabía cómo. Melissa pensó que quizá tendría un extraterrestre en sus entrañas, imaginó que podría convertirse en un zombie o lo más aterrador: transformarse en una humana. Esa idea le resultó asquerosa, los hombres y las mujeres hacían daño a los animales, por eso los encerraron a todos en un calabozo debajo del mar, los tiburones se encargaría de ellos si intentasen escapar. TOC TOC TOC. ¿Alguien tocó a la puerta? Se preguntó Melissa, brincó de la cama, caminó hacia la entrada de su recamara, quitó el seguro de la entrada para después girar la manilla. Su sorpresa fue que no había nada del otro lado. ¿Acaso fue un fantasma? TOC TOC TOC. Otra vez ese ruido, gritó la jirafa. El sonido era más claro y pudo adivinar de dónde vino, adentro de la caja que contenía el saxofón. Las pecas multicolores de su pelaje empezaron a cambiar de color, ahora parecía un semáforo en color naranja, significaría precaución, avanza despacio, ahí hay una cosa que podría aterrarte incluso comerte. No lo pensó dos veces, agarró el maletín con el saxofón adentro y salió de su habitación. Bajó las escaleras corriendo, al abandonar su casa azotó la puerta principal provocando un estruendo seco en la vivienda. Sus patas tan largas como una escoba provocaban tremendas zancadas en sus pasos que rápidamente la llevaron al parque cercano a la playa. Las manchas de su piel pasaron del naranja al verde, era la señal de siga, era momento de abrir el estuche. Con sus pezuñas alzó las pestañas que mantenían encerrado al saxofón, no quiso mirar lo que había adentro así que cerró sus ojos, levantó la tapa y solo estaba el instrumento musical. Melissa tenía la caja recargada sobre sus piernas, pasaron unos segundos cuando ella notó que hubo un cambio en el peso del maletín, eso la inquietó. Decidió abrir los ojos y su sorpresa fue que el saxofón había desaparecido. Dicen que las coincidencias no existen pero si una pantera está de pie frente a ti es porque hoy no fue tu día de suerte.
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JIRAFA JAZZ
FantasyA sus once años, Melissa es una joven jirafa que intenta descubrir el verdadero significado de la felicidad. Su padre es un famoso influencer que, desde el Reino de Mazatlán, lo invitan a trabajar como el nuevo Director de la Felicidad y su misión s...