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Capitulo 1: Destrucción.

Las llamas del purgatorio quemaban todos los bosques. Todos los seres vivos morirían por esas flamas que consumían todo a su paso.

Tanta destrucción hecha por una sola persona. Sus cabellos rojos esos ojos de tonos morado y vino opaco. Y por último esa marca en su frente que solo podía dar con una conclusión... Un demonio.

— Hermano... ¿Terminaste con la encomienda? — era un voz femenina, Sabrina la hija menor del rey demonio.

— Si — contestó quien llevaba una espada en su mano con sangre escurriendo de ella. — Las diosas no pueden con nosotros. Y los humanos ni siquiera saben que somos...

— Raptor... No hay que subestimar a esa maldita raza. — tocó el hombro de su hermano mayor — Su luz es capaz de desintegrar nuestra oscuridad.

— No te preocupes... Lo sé. Seguiré buscando más sobrevivientes, tu regresa al castillo.

Quien diría que ese día lo haría abandonar todo y perseguir un sueño. Aquel demonio despiadado se había convertido en alguien con un corazón enorme.
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PDV ANDRÉS

Miraba la cara de mi mentor, Rubén. Un caballero Sagrado que protegía mi reino de todo lo que podría ser una amenaza.

Miré el filo de la espalda que empuñaba, lista para atacar en cuanto yo diera la orden de hacerlo. Pero al dar ese golpe el con un solo movimiento me hizo caer de rodillas.

— Príncipe Andrés. ¿Seguro que quiere convertirse en caballero Sagrado? Es muy peligrosos — me miró con aquellos ojos grises que eran ligeramente cubiertos por su cabello de color azul.

— Si no lo hago no tendría sentido mi existencia. No puedo ser rey porque tengo 2 hermanos por delante. Y por si fuera poco, Lin es la que heredará el trono — repliqué agarrando la espada del suelo. — Víctor será el maestro de los caballeros. ¿Yo que seré? ¿Un mediocre?

— Señor, es poco probable que un poder mágico aparezca en su alma. Con el nivel actual que posee no clasifica ni para aprendiz — contestó directo. Una de sus cualidades que tanto detestaba.

— Con más razón debo entrenar — intenté atacar pero con un poder mágico logró cortar una parte de mi rostro.

— Si sigues así morirás.

— Si muero no habrá ningún problema. Soy siempre el sobrante — me dí la vuelta para regresar a mis aposentos.

Caminaba furioso y muy desilucionado de mi mismo. Después de todo... No soy capaz de lograr tener un poder mágico.

En ese transcurso me encontré con Ari, un joven de cabello rojo y ojos verdes esmeralda llamativos.

— ¿El príncipe está enfadado? — me miró de una forma burlona.

— Si, ¡no tengo un poder mágico y tampoco soy fuerte! ¿¡Que mierda voy hacer con mi puta vida!? — lancé mi espalda hacia cualquier lugar.

— No lo se, pero en vez de hacer eso puedes no se... Intenta no ponerte en peligro — ¿cómo lo puede ver así de fácil?

— No es tan sencillo genio. Solo... Mírate, eres pintor y encima uno muy bueno.

— Nah, solo lo hago por diversión, además... La imagen es... Difusa... — algo que me desconcertaba era que muchas de sus pinturas eran de un chico de contextura delgada, piel pálida y por último rizos castaños.

Para ser sincero las características de parecían a mí, pero el nunca dibujó la cara del chico... Siempre que lo intentaba le quedaba (según el) deforme o sin sentido.

— Tranquilo, ambos estamos casi por las mismas. Ambos nos sentimos mal por no poder lograr los que queremos. — le sonreí para intentar animarlo.

El de la nada me abrazó fuertemente, acariciaba suavemente su espalda topándome con la coleta de cabello rojo que llegaba hasta su cintura.

— ¿Ya estás mejor? — le pregunté, lo cuál el sonrió.

— Si... Gracias — se separó de mi y me miró. Sus ojos verdes esmeralda eran increíblemente hermosos.

— No hay de que, ¿quieres ir a la playa tarde? Te serviría mucho despejarte

— Está bien — sonrió y tomó denuevo sus cosas para irse a su casa del árbol.

Desde que lo conozco ha sido así, atento, amable y algo... Solitario, siempre que lo veo está con su pincel y pinturas. Como si su vida dependiera de eso. No sé mucho de el, ya que no dice mucho de sus orígenes.

Dejando mis pensamientos de vista. Estaba seguro que cuando llegara al castillo mi hermano me daría denuevo su discurso de no intentar pelear, pero yo quiero hacerlo.

Me sorprendió no verlo en ningún momento, siempre estaba por los pasillos mientras estudiaba una y otra vez la estructura del castillo para cualquier ataque de parte de la raza demoníaca. Que actualmente casi ni se ha escuchado sobre esos seres que me dan mucha curiosidad.

Nunca he visto una, ya que desde que nací no a habido ningún ataque contra el reino.

[•••]

Llegaba a la playa donde habíamos quedado con Ari para pasar el rato. Ambos lo necesitábamos por todo el esfuerzo que hemos ejercido en estos días. Yo entrenando y el pintando y luchando con sus adentros.

— ¡Hola! — me abrazaron por detrás, sabía de quién era esa voz. Me separé para encontrarme con esos ojos esmeralda.

— Hola — le respondí guiándolo hasta un lugar de la playa que yo consideraba hermoso.

— Este lugar es asombroso — sonrió mirando todo a su alrededor.

Su dulce sonrisa se ampliaba en su rostro, causándome un gran sonrojo en mis mejillas. La sensación de calidez en esta zona era ya muy frecuente cuando estoy con el... Es un sentimiento extraño y nuevo, ya que nunca me había pasado con nadie más.

Mi sonrisa se fué al escuchar gritos de gente en el pueblo. ¡¿Que estaba pasando?! Era lo único que mi cabeza podía pensar.

Ambos mirábamos temblar el castillo, era un demonio grande, como un gigante. Varios caballeros lo intentan acabar, pero... No lo lograron, corrí hacia el desastre. Escuchando la voz de Ari a mis espaldas, pero no me detuve.

Pero lo hice cuando llegué a la masacre alrededor del demonio. Muchos caballeros estaban en el piso muertos o agonizando. Mi ira y rabia no se controlaron y me lancé a la batalla. Sin miedo a lo que podría pasarme...

𝗧𝗿𝘂𝘀𝘁 𝗠𝗲-𝗦𝗽𝗮𝗿𝘁𝗼𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora