La vida con Giyu no había sido especialmente amigable, parte de su pasado estaba lleno de tragedias que no era capaz de olvidar.
La pérdida de su hermana mayor por protegerlo fue lo primero, dónde no sabía si sería capaz de continuar.
Ahí, sumergido en la tristeza conoció al que fue su maestro y primer amigo. Al que fue su compañero de entrenamiento y que considero como un segundo hermano.
Logró recuperarse y volver a sonreír a su lado, con la promesa de crecer y estar juntos hasta el final.
Pero otra vez, la vida le arrebataba un ser querido, todo por protegerle.
Lloró, tanto que creyó que podría quedarse seco, siendo consolado por su maestro que estaba igual de triste, pero a la vez con algo de alivio al saber que el regresó vivo.
Nombrado cazador y con el paso del tiempo pilar, pero no era exactamente lo que imaginó.
Él se había visualizado junto a ese chico de cabello durazno, pelear hombro a hombro para proteger a otros de esos seres tan detestables llamados demonios.
Cambio, ya no sonreía, no veía un motivo válido para hacerlo. Se sumió en un mundo tormentoso dónde en cada pelea que tenía deseaba morir de una vez, para volver a reunirse con las personas que amó.
Frío y callado, dónde no respondía a no ser que fuera necesario; generalmente solo a su patrón.
Distante y solitario, no sabía muy bien cómo entablar conversación con alguno de sus compañeros, creando accidentalmente malos entendidos por ello. Ahora se mantenía al margen de las situaciones.
Con el paso de los años vió llegar nuevos compañeros, así como la partida sin retorno de muchos, incluyendo pilares.
Llegó el que sería el nuevo pilar de fuego, un chico tan carismático y con entusiasmo hasta las nubes. Sonriendo todo el tiempo y siendo amigable con todos, incluso con él.
Lo primero que pensó fue que detrás de esa sonrisa había algunos problemas y que eran disimulados con la curvatura hacia arriba de sus labios.
Por eso, cuando le dijo que quería conocerlo se le hizo extraño. No hablaba con los demás pilares, y dos de ellos lo detestaban a más no poder.
Pero el rubio insistió tanto que terminó aceptando.
El inicio fue algo lento e incómodo, pues no sabía muy bien que decir y no contaría nada de lo fatídica que ha sido su vida.
Mayormente era el rubio quien hablaba, especialmente de su hermano menor y del enorme cariño que tenía hacia él. Limitándose a escuchar atentamente y haciendo preguntas cortas cuando tenía dudas sobre algo.
Empezaron a realizar misiones juntos, admitía que el ambiente entre ellos era más ligero que al principio y ahora ya era capaz de responder frases más largas y completas a lo que el pilar decía.
Poco a poco con el pasar de los meses el menor fue ganándose la confianza del pilar del agua, al punto en que ya estaba enterado de la triste realidad que le tocó vivir.
Se quedó a su lado. No entendía el por qué sus compañeros decían que era desagradable estar junto a Tomioka; para Rengoku era alguien que conservaba un profundo dolor por la pérdida de sus seres queridos y no sabía cómo afrontarlo aún. Y él, lo entendía a la perfección.
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Una Razón Para Sonreír •|RenGiyu|•|KNY|•
FanfictionDespués de todo, el merecía ser feliz. -Prohibida la copia y adaptación total/parcial de esta historia. -Historia 100% mía. -Los personajes son propiedad de Koyoharu Gotoge -Las imágenes y separadores tan poco son mías, créditos a sus respectivos a...